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sábado, 26 de noviembre de 2016

¿Está realmente justificado el precio de algunas vacunas?


Un editorial en «The BMJ» reclama a las farmacéuticas que bajen el precio de las vacunas en lugar de donarlas como ‘actos aleatorios de caridad’ 

Vacunación
Vacunación - ARCHIVO


R. I. ABC, 
El pasado mes de octubre, la organización Médicos Sin Fronteras (MSF) rechazó una donación por la compañía farmacéutica Pfizer de un millón de dosis de su vacuna contra la neumonía para las campañas de inmunización infantil en zonas de crisis humanitarias. Una decisión que MSF explicó por la necesidad de que las compañías farmacéuticas, más que realizar donaciones puntuales, bajen los precios de las vacunas. La respuesta de Pfizer no se hizo esperar y anunció un precio especial de su vacuna de la neumonía para las organizaciones humanitarias. Una rebaja también contemplada por GlaxoSmithKline (GSK), la otra farmacéutica fabricante de esta vacuna. Pero como recoge un editorial publicado en la revista «The BMJ», esta medida no es, ni mucho menos, suficiente, reclamando la bajada generalizada de los precios de las vacunas ya requerida por MSF.

Como explican Els Torreele, de las Fundaciones para una Sociedad Abierta (OSF) en Nueva York (EE.UU.), y Mariana Mazzucato, de la Universidad de Sussex (Reino Unido), firmantes del editorial, «las donaciones y reducciones benevolentes de los precios para países o poblaciones seleccionados siguen siendo actos de caridad que no llegan al corazón del problema: la inaceptable mercantilización de vidas humanas por unas compañías farmacéuticas que utilizan la fijación de precios monopolísticos para establecer quién vive y quién muere».

68 veces más caras

En su comunicado para rechazar la donación, MSF alude a que «gratis no es siempre mejor» y a que «las donaciones suelen incluir numerosas condiciones y ataduras». De hecho, y entre otras razones, la organización denuncia que «al entregar sin costo la vacuna contra la neumonía, las corporaciones farmacéuticas pueden usarlo para justificar por qué los precios siguen siendo altos para otros, incluso para otras organizaciones humanitarias y países en desarrollo que no pueden costear la vacuna».
Pero, ¿cuánto cuesta realmente producir esta vacuna para la neumonía? Pues según el editorial, el coste por dosis es inferior a un dólar estadounidense. Sin embargo, su precio en los países ricos asciende a 120-160 dólares –en torno a 110-150 euros– y se requieren al menos tres dosis para inmunizar a un niño frente a la enfermedad. El resultado es que Pfizer ganó en 2015 cerca de 6.200 millones de dólares solo con la venta de esta vacuna.
Las donaciones y reducciones de los precios para países o poblaciones seleccionados son actos de caridad que no llegan al corazón del problemaEls Torreele y Mariana Mazzucato
Y este precio de 110-150 euros por dosis, ¿también se mantiene en los países menos solventes? No. Pfizer y GSK acordaron hace ya tiempo suministrar sus vacunas para la neumonía a un precio de 3 dólares por dosis a la Alianza GAVI, organización que promueve la mejora en el acceso a la vacunación en 50 de los países más pobres del mundo. Una decisión igualmente criticada en el editorial.
Como apuntan los firmantes, «si bien la medida fue aplaudida como un acto de responsabilidad social corporativa, aún aluden a que el precio ‘es aún más que rentable’ y no hay transparencia en torno a los costos de fabricación o el uso de deducciones fiscales para evaluar la verdadera generosidad de tales ofertas».
La realidad es que, según denunció MSF hace ya un año, el precio que hay que pagar para vacunar a un niño es a día de hoy 68 veces más caro que hace una década. Y como recoge el editorial, «como sucede con los fármacos costosos, los elevados precios de las vacunas son la consecuencia de decisiones corporativas centradas en maximizar los beneficios de los accionistas a expensas de la salud pública. Ahora queda claro que las compañías farmacéuticas han identificado a las vacunas como su próxima ‘gallina de oro’».

Bienes universales

Contrariamente a como sucede con la mayoría de los fármacos, no hay una oferta de vacunas genéricas que obliguen a las farmacéuticas a bajar sus precios. Además, el mercado de las vacunas es propiedad de unas pocas compañías, por lo que la competencia no es tan feroz como en otras áreas farmacológicas.
Como apuntan Els Torreele y Mariana Mazzucato, «¿cuál es la razón para esta subida de precios? La justificación a la que se suele aludir para los altos precios de las vacunas es que el proceso de investigación y desarrollo es muy caro y arriesgado. Pero el coste detalladamente estimado del desarrollo de las vacunas frente al rotavirus sugiere que las farmacéuticas podrían recuperar todos los costes muy rápidamente y ofrecer estas vacunas a precios asequibles en todos los países».
En definitiva, los autores exigen ‘menos actos de caridad’ y unos precios más realistas. Como concluyen en su editorial, «el precio adecuado de las vacunas debe tener en cuenta el valor de su desarrollo colectivo, pero también el hecho de que son bienes esenciales producidos colectivamente para proteger a las personas vulnerables, no importa dónde vivan».

jueves, 25 de agosto de 2016

La verdadera razón por la que las medicinas son demasiado caras en Estados Unidos

Bloomberg,  24 de agosto de 2016

america-salud-pastillas-getty.jpgImagen: Getty
 
Hillary Clinton, Donald Trump y las tres cuartas partes de la población estadounidense dicen que los medicamentos bajo receta cuestan demasiado. Tienen razón, y los dos candidatos a la presidencia incluso concuerdan en un par de buenas estrategias para tratar de mantener los precios bajos: permitir que Medicare negocie en nombre de sus 40 millones de beneficiarios y dejar que los estadounidenses compren los medicamentos de los países donde la calidad está bien supervisada.

Sin embargo, ninguna de estas se enfoca en la principal razón por la que el gasto en medicamentos está aumentando tanto. El principal culpable, de acuerdo con una investigación de Brigham and Women's Hospital en Boston, es que el gobierno concede a los nuevos fármacos periodos de exclusividad en el mercado extraordinariamente prolongados.

El origen del problema

La Administración de Fármacos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) y la Oficina de Patentes de Estados Unidos dan a las nuevas medicinas derechos de monopolio que duran entre ocho y quince años. Esto ayuda a explicar por qué los medicamentos de marca representan el 72% del gasto en medicinas en Estados Unidos aunque sólo figuran en el 10% de las recetas médicas. Desde 2008, los precios de los medicamentos de marca utilizados más comúnmente han aumentado 164%, mucho más rápido que otros costos médicos. Estados Unidos gasta más del doble en medicamentos que otros países industrializados.

El problema no sería tan grave si los monopolios otorgados por el gobierno para los medicamentos fueran más cortos. Una vez que se permite la competencia de versiones genéricas, el precio de un medicamento suele bajar casi a la mitad, a veces más del 85%, si hay suficientes competidores en el mercado.
Sin embargo, el gobierno tiende a hacer lo contrario, concluyeron los investigadores de Brigham and Women's, mediante la ampliación de la exclusividad en el mercado a través de patentes adicionales para alteraciones triviales, como por ejemplo un nuevo recubrimiento para una pastilla. Esto no tiene sentido: a menos que un medicamento se transforme de una manera que afecte su valor terapéutico, no debería calificar para una extensión de patente.
Los fabricantes de medicamentos a menudo extienden su propia exclusividad en el mercado pagando a las compañías de genéricos por retrasar el lanzamiento de medicinas competitivas.

Cómo ponerle remedio

El gobierno, que protege los derechos de monopolio de estas empresas, debería exigir la eliminación de esta táctica. Las autoridades reguladoras federales también deben exigir que los fabricantes den a conocer los precios que negocian con sus diversos clientes, incluyendo todas las rebajas y los descuentos que permiten. Esto no solo ayudaría a todos los pagadores privados a negociar precios más bajos, sino que también crearía un mercado más saludable.

No obstante, para que surta efecto es necesario dar un buen uso a toda esta información sobre el costo y la efectividad. Los investigadores encontraron que en el desarticulado sistema de atención médica de Estados Unidos, muchos médicos continúan sin ser conscientes del gasto que les piden a los pacientes y las aseguradoras. Los médicos también necesitan estar al tanto de alternativas de menor costo - medicamentos genéricos, por supuesto, pero también otros fármacos y terapias que pueden tratar los mismos síntomas tan bien o mejor de otra manera. Se requieren estudios de efectividad comparativa para todos los medicamentos.
Aunque tiene sentido conceder a una empresa una licencia de exclusividad para vender un nuevo medicamento, también es importante saber exactamente cuánto vale un fármaco.

viernes, 18 de marzo de 2016

El escándalo de las aspirinetas: aumentaron un 144 por ciento en tres meses

DiarioVeloz, 18 de marzo de 2016

Se registró un exceso en el precio de los medicamentos. Héctor Polino, titular de Consumidores Libres, pidió intervención.



Luego de conocida la victoria de Mauricio Macri en el balotaje del 22 de noviembre, los laboratorios se excedieron en los aumentos en los precios de los medicamentos, entre los cuales impacta el incremento de las aspirinetas, que aumentaron un 144 por ciento en tres meses: hasta diciembre de 2015, una caja de 98 aspirinetas costaba 47 pesos; ahora, por 33 pesos se obtienen sólo 28.

Es decir, antes de diciembre, cada aspirineta costaba 0,47 centavos; ahora, con el excesivo aumento, cuestan 1,18 centavos.

El titular de Consumidores Libres, Héctor Polino, se refirió al tema y pidió que el Gobierno nacional tome partida en esta compleja situación y obligue a los laboratorios a retrotraer los precios. "No hay controles y los grandes laboratorios remarcan a su antojo. Es necesaria la intervención del Estado. Los aumentos se produjeron tras los anuncios de devaluación y por la quita de retenciones, pero se dieron de manera exagerada", comentó en diálogo con DiarioVeloz.

Hace unos meses, cuando se instalaba el debate sobre el pago a los holdouts, Polino había dicho que "los buitres también estaban dentro del país". Ahora, con un tema tan sensible como el de la salud, lo ratifica. "Hay un abuso enorme, porque nadie va a prescindir de la compra de medicamentos. Si no hay una decisión urgente del Estado, es muy difícil", explicó.

Sobre esta problemática, Polino contó que no se registraron considerables diminuciones en el consumo. "Prescindir es imposible. Hace tres meses se modificó el precio, pero, por lo que tengo entendido, bajó poco la compra. La salud es un derecho garantizado por la Constitución Nacional. Los medicamentos dejan de ser mercancía y pasan a ser un bien de carácter social. Por ahora, el Gobierno está fallando en eso", opinó.

original  en  http://bit.ly/21zQJeS

domingo, 28 de junio de 2015

Argentina: Sobreprecios de medicamentos


FUERTE DISPUTA CON LABORATORIOS NACIONALES Y EXTRANJEROS
Por Alfredo Zaiat, Página12, 28 de junio de 2015


El cisplatino es una droga para el tratamiento del cáncer. 
El Ministerio de Salud la compra para abastecer programas nacionales de provisión gratuita de medicamentos esenciales. 
La convocatoria es por licitación pública y los laboratorios presentan ofertas. 
En la última hubo sobreprecios del 178 por ciento respecto al valor de la oferta de marzo de este año, y del 71 por ciento en relación con el de referencia determinado por la Sindicatura General de la Nación (Sigen). 
Frente a estos aumentos injustificados, el Ministerio de Salud envió una nota a la Secretaría de Comercio detallado la situación, denunciando los sobreprecios y alertando sobre el riesgo de desabastecimiento de ese fármaco en los planes nacionales. 
La situación crítica se resolvió en un mes, en un tiempo muy breve teniendo en cuenta los canales burocráticos del Estado, aplicando la Ley de Regulación de las Relaciones de Producción y Consumo, que reemplazó a la ley de Abastecimiento. 
Es un caso que revela por qué esta norma es motivo de resistencia por parte de grupos económicos concentrados y, a la vez, cuál es su utilidad para evitar abusos de firmas con posición dominante. 
Al mundo de la ortodoxia económica alimentado por el establishment tan preocupados por el aumento del gasto público, este caso lo pone en aprietos: la intervención estatal a través de esa cuestionada ley permitió un ahorro sustancial de recursos públicos, además de garantizar la provisión de una droga indispensable para el tratamiento del cáncer en un programa oficial de cobertura gratuito.

El Ministerio de Salud envió el 14 de mayo pasado una nota a la Secretaría de Comercio denunciando sobreprecios que le impedían comprar la droga cisplatino. Comercio emitió una resolución el 9 de junio comunicando a los laboratorios involucrados que por las facultades conferidas por la Ley de Regulación de las Relaciones de Producción y Consumo fiscalizará el stock existente de esa droga en sus plantas. Además les comunicó que estaban obligados a presentar ofertas iguales o menores al precio de referencia establecido por la Sigen, hasta cubrir el abastecimiento del mercado y el pedido realizado por Salud. En caso contrario, iba a ser multadas. Esa resolución fue notificada a los laboratorios y al ministerio. Con ese documento oficial, el 11 de junio Salud convocó para la compra directa por urgencia a los laboratorios y dos de ellos (ambos nacionales) se presentaron el 24 de junio y ofertaron por el precio testigo, cubriendo el total de lo demandado.
El jueves último se efectivizó la compra. La fecha de entrega será en los próximos quince días. Sólo por esta operación que redujo el precio pretendido inicialmente por los laboratorios de 1.238.462 pesos al definido por la Sigen de 725.510 pesos, generó un ahorro para el Estado de 512.952 pesos para los próximos seis meses. Este es uno de los caso pero que se repiten en otras drogas que el Ministerio de Salud está interviniendo para garantizar el abastecimiento sin sobreprecios (ver cuadro).
En los procesos de contratación de medicamentos para HIV, tuberculosis y cáncer los laboratorios ofertaron con sobreprecio. Se trata de medicamentos esenciales que se distribuyen a través de programas sanitarios nacionales a lo largo de todo el país. El comportamiento abusivo e injustificado fue tanto de los laboratorios extranjeros como de los nacionales. En el cuadro se observa un listado de medicamentos de diferentes programas del Ministerio de Salud (HIV y Banco de Drogas Oncológicas). Sobreprecios del 26 al 1317 por ciento respecto de los precios de referencia de la Sigen y de los de compras anteriores. Esas variaciones no sólo imposibilitaban legalmente a Salud la compra de esas drogas en esos términos, sino que además le planteaba un conflicto: tener que decidir frente al gasto desmesurado en un rubro (en este caso de medicamentos) sobre qué otra área o programas de salud recortar presupuesto. Para eludir esa disyuntiva, Salud apeló a la Ley de Regulación de las Relaciones de Producción y Consumo. Con la resolución favorable, espera que el caso de la droga cisplatino actúe de disuasivo y discipline a los laboratorios. Si la resistencia persiste, todavía le queda otras herramientas de regulación: la importación de emergencia autorizada por desabastecimiento o por subas desproporcionadas de precios a través de compra directa, por ejemplo a laboratorios de India o China con precios muchos más baratos.
El 5 de junio pasado, los ministerios de Economía y Salud emitieron una resolución conjunta que dispuso una ampliación en la reglamentación para las excepciones en la inscripción en el registro de medicamentos de la Anmat, paso previo para la comercialización del producto (artículo 2 del decreto 150/192 que ordena la creación de ese organismo público). El ministro de Salud, Daniel Gollán, incorporó en las excepciones, además de por una situación de emergencia, las que emergen por subas desmedidas de precios o por desabastecimiento. Ante esa eventualidad, Salud puede comprar medicamentos que no están anotados en el registro o importando de países del anexo 2 detallados en ese decreto. La Anmat luego deberá realizar un control lote por lote para garantizar la calidad. Y si aún las firmas proveedores locales no alinean sus precios o normalizan el abastecimiento, queda la posibilidad de subir de categoría a India y China (los precios son mucho más baratos) del anexo 2 al 1 (alta vigilancia farmacológica) de ese decreto, donde están detallados los países donde los trámites de aceptación no superan de 2 a 3 meses frente al año promedio en el otro listado. Mediante una vía abreviada para la inscripción en el registro de medicamentos las operaciones se concretan con más facilidad incluso para la participación de licitaciones públicas.
En el cuadro que acompaña esta nota se presentan algunos de los medicamentos con los cuales el Ministerio de Salud ha tenido problemas en las últimas licitaciones públicas por sobreprecios. Sumando solamente estos casos, y de haberse aceptado los sobreprecios ofertados por los laboratorios, se habrían pagado 3.700.000 pesos de más.
Esta tensión por los precios expresa la confrontación del concepto de Salud como derecho o como mercancía. Son dos modelos antagónicos. La política oficial de medicamentos se enfrenta a esa situación reflejada en estos conflictos por precios. Para los laboratorios los medicamentos son una mercancía a la que buscan extraerle la máxima ganancia en la venta al público, y con las compras del sector público pretenden ampliarla aún más puesto que el Estado es el principal cliente.
El Ministerio de Salud invirtió en medicamentos aproximadamente el 25 por ciento de su presupuesto anual en 2014: casi 4000 millones de pesos. De ese monto, 2500 millones fueron destinados para la distribución a través de programas del Ministerio (por ejemplo, provisión gratuita de medicamentos esenciales, el Remediar y otros destinados a diversas enfermedades como el HIV y oncológicas). Dentro de estas compras el 95 por ciento fueron concretadas a laboratorios privados, de los cuales 74 por ciento son nacionales y el 26 por ciento restante extranjeros. Con el programa Remediar se cubrieron 38 millones tratamientos para diferentes patologías por año con un gasto de unos 450 millones de pesos, y 1000 millones de pesos fueron asignados para la provisión de medicamentos del programa Federal Incluir Salud. Además el Estado financió a través del PAMI prestaciones farmacéuticas por 15.821 millones de pesos en el último año.
Desde el 2003, la industria farmacéutica argentina ha crecido en forma sostenida alcanzando ventas de 35 mil millones de pesos en 2014, según un informe elaborado en el Ministerio de Economía. Durante los últimos doce años los laboratorios nacionales lograron describir un salto cualitativo y cuantitativo en su nivel de competitividad generando un aumento de casi 400 por ciento de sus exportaciones y una mayor participación en el mercado local. El sector farmacéutico ha sido uno de los más beneficiados por los créditos oficiales a tasa subsidiada denominado Bicentenario. A través de esta línea, entre 2010 y 2013 la industria obtuvo préstamos por 1043 millones de pesos. Además han recibido beneficios impositivos y subsidios.
En el campo de la salud, el acceso a los medicamentos es uno de los temas más críticos y por ese motivo la intervención estatal es un constante desafío para garantizar el abastecimiento por precio y calidad. En estos años se ha consolidado como una política de Estado para mejorar el acceso de la población a los tratamientos adecuados y oportunos. Los sobreprecios de los laboratorios afectan el despliegue de esa política y la ley de Regulación de las Relaciones de Producción y Consumo se ha convertido en una primera instancia para ordenar un mercado tan sensible.

 Nota Original
http://bit.ly/1U0ouFd

lunes, 17 de noviembre de 2014

Uruguay: Los escandalosos sobreprecios de Glaxo, trasnacional de medicamentos

María Florencia Cremonese, Sala de redacción, 11 de noviembre de 2014

MERCADERES DEL DOLOR


Ironía publicitaria: Glaxo da las gracias por una crema 12 veces más cara que el precio de importación.

La filial uruguaya del laboratorio trasnacional de origen británico Glaxo Smith Klein (GSK) aplica sobreprecios que varían entre 1.000 y 2.000 por ciento sobre el costo de importación de sus medicamentos. Esa política, que reporta ganancias fabulosas justificadas en un sistema de libre mercado, concierne a productos esenciales para combatir enfermedades que afectan la vida, como el Sida, la trombosis, infecciones y cuadros autoinmunes.


Los registros de Aduana sobre más de una docena de medicamentos importados por Glaxo Uruguay revelan que los precios de venta al público muestran incrementos de entre diez y 19 veces el costo de importación, una vez abonados todos los impuestos y recargos. Sin embargo, los organismos del Estado vinculados a la salud y al comercio exterior confiesan desconocer tal situación y en algunos casos admiten que, en el régimen de libre mercado imperante, la empresa no está impedida de aplicar dichas ganancias, por más que sean escandalosas. Fuentes del sector de los medicamentos explicaron a SdR que los costos de comercialización en Uruguay nunca justifican tales precios, valores muy superiores de productos similares, y que tampoco se corresponden con los precios de los mismos productos de Glaxo en países de la región como Argentina y Brasil.

Enfermarse es caro

Un exhaustivo seguimiento de los precios CIF (Cost Insurance Freight, o sea: el costo en origen más el seguro y el flete), los gastos en muelle y los recargos de Aduana, revela los incrementos de cuatro medicamentos de Glaxo: Telzir, Bactroban, Betnovate y Tracrium, a partir de su ingreso a Uruguay (véase tabla). La investigación incluye el precio de importación, el precio de venta al público y el comparativo con el precio al público en Argentina. El sobreprecio más espectacular lo exhibe Telzir, un medicamento antirretroviral, a base de fosamprenavir, inhibidor de la proteasa, que se receta en el tratamiento de infecciones de VIH-SIDA. Sesenta comprimidos de Telzir tienen un precio de importación de 1.802 pesos, y en farmacias se compra a 34.433 pesos; en Argentina puede adquirirse a 8.158 pesos uruguayos.

Betnovate es una crema antiinflamatoria a base de betametasona 17- valerato, que se aplica en casos de eccema, inflamaciones y reacciones alérgicas. Glaxo Uruguay lo importa a 54 pesos y lo comercializa a precios que oscilan entre 500 y 600 pesos; en Argentina, Glaxo lo comercializa al equivalente de 80 pesos uruguayos, de modo que el mismo producto vale aquí 6 veces más.

Bactroban, un ungüento antibiótico, se aplica en infecciones de la piel y se vende a 621 pesos en farmacias; es el ejemplo de mayor distancia con el precio de importación, que Aduana registra en 29 pesos, es decir, un incremento de 2.000 por ciento.

Tracrium inyectable es un bloqueador neuromuscular como complemento de la anestesia general para facilitar la intubación traqueal. Su precio minorista es de 3.499 pesos y en Argentina de 353, pero Glaxo paga 206 pesos por cada envase importado de cinco ampollas. (Los precios del registro de importación fueron calculados a 25 pesos por dólar, y los precios de Argentina a 2 pesos uruguayos por cada peso argentino.)

A esos ejemplos se suman la crema para tratamiento de la psoriasis Dermovate, que tiene un costo de importación de 50 pesos y se comercializa a 785 (1.550 por ciento), el inyectable Arixtra para pacientes con trombosis (formación de coágulos en vasos sanguíneos), que se importa a 663 pesos y se comercializa a 11,327 (1.700 por ciento), o el inmunosupresor Imuran, que aquí se vende por encargo a más de 17.000 pesos por cien comprimidos y en Argentina ronda los 3.000.

Las enfermedades que tratan estos medicamentos son de lo más variadas. El Telzir se administra a pacientes con VIH/ SIDA, enfermedad que afecta a unos 14.000 uruguayos. El Imuran, por su parte, se administra a pacientes con Behcet, una enfermedad autoinmune considerada “rara” por la Organización Mundial de la Salud, que de acuerdo a su prevalencia no afecta a más de veinte personas y no cuenta con el apoyo de los médicos para la administración de medicamentos genéricos. Con demandas tan disímiles, ¿es válido que “el mercado” sea el que determine los precios?

Viva la pepa

Sobre la regulación del precio de los medicamentos existe un gran vacío en nuestra legislación y en las normas de los organismos relacionados. Ricardo Steineck, un empresario del ramo que ha trabajado en comercio exterior durante varios años, explicaba a Sala de Redacción cómo se llegó a la situación actual: “Antes los precios de los medicamentos y de otros insumos de primera necesidad estaban regulados por la Dirección Nacional de Costos Precios e Ingresos (DINACOPRIN); entonces, cuando alguien introducía un producto nuevo al mercado tenías que presentar el costo. Y si era un producto importado se multiplicaba el costo final por un coeficiente de 1.9. Con eso se obtenía el precio al que se le vendía a la farmacia. Después la farmacia tenía una utilidad que se obtenía de multiplicar aquel precio por 1,53125, que resultaba en el precio final al público”.

Las afirmaciones de Steineck fueros confirmadas por un reputado químico farmacéutico, que prefirió quedar en el anonimato, pero que afirmó que “las ganancias de los laboratorios siempre fueron de porcentajes de más de dos cifras, y si era complicado antes, peor es ahora, que está liberado de la regulación. Tratar de penetrar esto es como darse contra un muro”.

Si la regulación estuviera vigente en la actualidad, el mencionado Telzir saldría 5.243 pesos, muy lejanos de los 35.000 pesos a los que se comercializa, y más cercanos a los precios de Argentina. El Tracrium, por su parte, costaría 600 pesos, no 3.500. Tales cifras contemplan las utilidades del importador y de las farmacias.

Steineck mencionaba que incluso con los controles se lograba hacer “trampa”, ya que se declaraba un precio de importación alto y luego se traía la mercadería más barata, pero el primer costo declarado fijaba el precio. Más tarde cuando la situación entró en cierta anarquía, los precios empezaron a ser fijados por los importadores y los intermediarios.

Por su parte, el químico farmacéutico consultado agregó algunos detalles sobre la práctica. Explicó que las drogas, fueran o no producidas en nuestro país, debían venir de la casa central de los laboratorios o de empresas autorizadas por los mismos. Teniendo el negocio aceitado y las confianzas ganadas, se pedía a la casa central o a los intermediarios que traían la droga, que facturaran un precio mayor. A partir de esa factura se fijaba el precio y en las siguientes transacciones los costos eran mucho menores.

En la experiencia de Steineck (“Yo importaba materias primas, conocía lo costos del papel aluminio, del blister, de la cajita”) los sobreprecios siempre fueron práctica común en esta rama del comercio: “Un medicamento que en una farmacia valía 200 pesos, tenía un costo de 7, 8, 9 pesos”. (*)

Si bien el químico consultado coincide en los rangos de los costos de los medicamentos, señala que existe una gran diferencia en los precios, según fueran para una mutualista o para una farmacia: “En el caso de las mutualistas recibían los medicamentos, así como sucede en la actualidad, a precios ínfimos, mientras que las farmacias están sometidas a precios de lista homogéneos que les dan un pequeño margen de ganancia”.

Las políticas de beneficios en el comercio con medicamentos siempre estuvieron bajo sospecha. Consultado por SdR, Edgardo Oyenart, delegado del Sindicato de la Industria del Medicamento y Afines a la Mesa Representativa del PIT-CNT, dijo que desconocía el caso de los sobreprecios en los medicamentos de Glaxo, y que los trabajadores no accedían a los costos de producción, por lo que no podía afirmar si las ganancias de los laboratorios se trasladaban en proporción a los salarios de los trabajadores.

No sabe, no contesta

Resulta necesario preguntarse si casos como el del comercio de medicamentos no ameritan un control de precios. Tal como está regulada la leche, podrían estarlo estos productos que en muchos casos son indispensables para preservar la vida.

La Dirección Nacional de Comercio del Ministerio de Economía y Finanzas fue el órgano que suplantó a la DINACOPRIN. Consultada sobre el tema de la regulación de precios de medicamentos, la Directora General de Comercio, economista Rosa Osimani, dijo que “nuestro organismo no controla los precios de los medicamentos. Solo informamos sobre precios de alimentos y productos de limpieza. El único precio que se controla es el de la leche”.

El Ministerio de Salud Pública (MSP), por su parte, tampoco tiene el tema entre sus atribuciones. El subsecretario del Ministerio, Leonel Briozzo, explicó que “la compra a nivel público está regulada por la Unidad Centralizada de Adquisiciones. La venta de fármacos a nivel privado está regulada por la oferta y la demanda y, de acuerdo a lo que tengo entendido, con topes que pone el ministerio en algunos de ellos; pero no sé realmente”. El encargado de Comunicación y Prensa del MSP, José Luis Varela, explicó que “el Ministerio se encarga de evaluar la seguridad del medicamento para la salud, no del precio. Si lo quieren cobrar a 10 pesos o 10 millones de dólares es un problema de oferta y demanda”. Ninguno de los funcionarios consultados tenía conocimiento de los precios que Glaxo Uruguay fija para sus productos importados; algunos de ellos manifestaron auténtica sorpresa.

Detrás de los precios de los medicamentos hay un aspecto ético que cuestiona la práctica de maximizar utilidades con la salud. Pero todos los intentos por obtener comentarios de ejecutivos de Glaxo Uruguay fueron infructuosos. El experto químico consultado afirmó que, según su experiencia personal, “no es Glaxo el único que lleva adelante estas prácticas, sucede en todos los laboratorios desde siempre”; pero no fue posible verificar la afirmación. Por lo pronto, la posibilidad de multiplicar los precios guarda relación con la importación de productos de la misma empresa.

Mientras el Estado adhiera a la política de permitir, sin intervenir, el criterio del libre mercado en rubros sensibles como los medicamentos, parece poco probable que la situación se revierta en el caso de pacientes que deben desembolsar cifras significativas para acceder a fármacos como los de Glaxo. Mientras, como dijo Steineck, algunas empresas “juntan la plata en pala”.

María Florencia Cremonese

(*) Una vez publicado este informe el Sr Ricardo Steineck se contactó con Sala de Redacción para precisar que sus aportes a la nota anterior se referían exclusivamente a los precios abusivos por parte de empresas importadoras, y no de las que tienen producción nacional, con plantas uruguayas y trabajadores uruguayos, que hacen un enorme esfuerzo para competir con sus productos nacionales y tienen una gran vocación de innovar e invertir para mejorar en forma permanente sus procesos y sus productos. Dejamos constancia.


Multas por 3.000 millones de dólares


La gigante multinacional del medicamento Glaxo SmithKlein (GSK) ha estado en la picota del mundo en los últimos años por sus dudosas prácticas de venta, que la llevaron a pagar multas millonarias en Argentina, Estados Unidos y China.

El vecino latinoamericano fue el más indulgente de los Estados, con una multa de 179.000 euros, aplicada en 2012, por la acusación de falsear permisos para ensayos clínicos en niños, que causaron la muerte de 14 bebés entre 2008 y 2009. El mismo año la trasnacional fue penada con una multa de 3.000 millones de dólares en Estados Unidos, país en el que se declaró culpable de promover dos medicamentos para usos no aprobados y por no brindar información de seguridad de un tercero. El caso más destacado fue el del medicamento para la diabetes Avendia, que provocó infartos, y en algunos casos la muerte, entre 50.000 y 100.000 estadounidenses. Además admitió que tenía en nómina a miles de médicos a los que incitaba a recetar sus productos a cambio de viajes alrededor del mundo.

Cuando parecía que las prácticas desleales habían acabado, GSK fue sorprendida, una vez más, en China. Fue en setiembre pasado cuando la empresa fue declarada culpable por organizar una red gigantesca de sobornos en hospitales y centros médicos del país que resultó en el encarcelamiento de varios jerarcas de la empresa y una multa de 379 millones de euros.

María Florencia Cremonese


http://sdr.liccom.edu.uy/2014/11/13/los-escandalosos-sobreprecios-de-glaxo-uruguay-trasnacional-de-medicamentos/

miércoles, 8 de enero de 2014

Colombia: Abusos de farmacéuticas le costaron $136.695 millones al país , Informe de la Federación Médica Colombiana

El Espectador , 8 de Ene de 2014

 Informe de la Federación Médica Colombiana

Con la regulación de los precios de 39 medicamentos, las empresas que sentirán el mayor golpe en sus finanzas serán Sanofi-Aventis, Astrazeneca y Roche.
 


Sanofi-Aventis es la farmacéutica que más va a sentir el golpe que en diciembre pasado le dio el Gobierno a la industria de los medicamentos, al ordenar la reducción de precios de 39 fármacos en 364 presentaciones diferentes. La empresa dejará de facturar $36.983 millones este año, dinero que se ahorrarán el Gobierno y los colombianos. Si se estima el ahorro total que tendrá el país por cuenta de todos los fármacos que bajarán de precio, la cifra llega a $136.695’860.573, según cálculos del Observatorio del Medicamento de la Federación Médica Colombiana.

El producto que encabeza la lista con la reducción más radical es precisamente de Sanofi-Aventis: su nombre es Lantus y es la insulina más vendida en Colombia. Gracias a la nueva regulación, habrá un ahorro de $25.353 millones. La presentación más vendida de este fármaco (que está incluido en el Plan Obligatorio de Salud y que también puede ser comprado en las farmacias) es la Vial x 10 mL. El precio promedio al que Sanofi-Aventis vendía este fármaco hasta diciembre pasado era de $138.202. En las farmacias podía encontrarse desde $166.050 (drogas La Rebaja) hasta $183.173 (tienda internet). Hoy el precio de este producto no podrá superar los $83.585.

La Circular 07 de 2013 que exige esta reducción, y que en diciembre pasado fue presentada por el ministro de Salud, Alejandro Gaviria, y por el propio presidente Juan Manuel Santos, es el segundo gran golpe que el Gobierno da en su objetivo de regular la industria farmacéutica, en la que por lo menos durante diez años (hasta 2012) reinó la libertad absoluta. Bajo ese régimen (comandado por el entonces ministro de Salud Diego Palacio) Colombia llegó a ser uno de los países del mundo con los medicamentos más caros.

Con las nuevas reglas del juego que fija los precios de los fármacos teniendo en cuenta las referencias de mercados internacionales, la segunda farmacéutica más golpeada será la multinacional de origen británico Astrazeneca. Según los cálculos del Observatorio del Medicamento, la empresa dejará de recibir en este año unos $29.368. Previendo que esto iba a suceder, un par de meses atrás el embajador británico en Colombia, Lindsay Croisdale-Appleby, le pidió al Ministerio de Salud que el antibiótico de amplio espectro Meronem, producido y comercializado por Astrazeneca, no fuera sometido al control de precios.

Este medicamento, que se utiliza para tratar infecciones severas que afectan a pacientes hospitalizados, representa el 25% de las ventas totales de la multinacional en el país. Antes de la nueva regulación, la compañía ofrecía este medicamento (en la presentación de 1 g, Cja.x 10 Fco Amp.) a $885.770 y con las nuevas normas tendrá que bajar a $487.782. En la carta el embajador británico insinuaba que de someterse a control de precios ese medicamento, la compañía se vería forzada a despedir a algunas de las 190 personas que hoy trabajan en su sede en Colombia. Ya la decisión se tomó y, por cuenta de la regulación de sólo este fármaco, el país se ahorrará $21.597 millones.

La posición de la Federación Médica Colombiana sobre la nueva política de regulación de precios de medicamentos —que empezó a regir en julio del año pasado, cuando el Ministerio de Salud estableció topes a los valores de 195 medicamentos tomando como referencia precios internacionales— es clara: “se están dando pasos en la dirección correcta, pero la lentitud con que se avanza es no sólo contraproducente, sino violatoria de lo ordenado por la Corte Constitucional, especialmente en aquellos casos de productos que siguen recobrándose a precios exorbitantes o vendiéndose en farmacias a precios varias veces superiores al del mismo producto en países con mejor regulación”.

En la casilla número tres de las farmacéuticas más impactadas está Roche: a las cuentas de la farmacéutica dejarán de llegar unos $15.106 millones por cuenta de la nueva norma. En la lista están también la empresa Biotoscan (no facturará cerca de $8.133 millones) y Allergan ($7.596 millones) (ver infografía).


 

 
Por último, la Federación Médica advierte que de las 364 presentaciones de medicamentos que fueron reguladas en diciembre pasado, sólo 96 reportaron ventas en el año 2012, aunque todavía no se conocen los reportes de 2013.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Bogotá: Multan con $11.000 millones a Epsifarma y Audifarma por exceder el precio de medicinas

19 Dic. 2013

Por primera vez, dos comercializadoras de medicamentos son sancionadas por sobrepasar el límite de los valores establecidos por la Comisión Nacional de Precios de Medicamentos y Dispositivos Médicos. 

La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) impuso dos sanciones que superan los $11.000 millones a Audifarma S.A. y la Cooperativa Epsifarma, luego de revisar las compras entre enero y septiembre del año pasado. La información fue suministrada por las Entidades Promotoras de Salud (EPS), a solicitud de la autoridad.
La resolución 79557 del 17 de diciembre indica que Audifarma vendió productos para la hipertensión pulmonar, diabetes y alzheimer "por encima del precio máximo fijado por el Gobierno Nacional para el canal institucional del Sistema General de Seguridad Social en Salud".
Según informa la SIC en un comunicado, las diferencias en porcentajes se establecieron en el reporte de la EPS Salud Servicios Occidental de Salud: Tracleer, de $156.801 a $175.617 (12%); Humalog, de $68.060 a $76.227 (12%); Exelon, de $20.026 a $26.700 (33%), y Humalog, de $51.045 a $76,227 (49%).
La sanción para Audifarma sumó $9.137 millones, 15.500 salarios mínimos. "Además, se adelanta otras 10 investigaciones con pliego de cargos contra la sociedad mayorista por el incumplimiento del régimen de control de precios en otros 33 medicamentos regulados".
El caso Cooperativa Epsifarma
Con la información entregada por Cafesalud EPS, la Superintendencia descubrió que la Cooperativa Epsifarma le entregó medicinas para el cáncer y la diabetes sobreprecio.
Herceptin, de $5.541.510 a $6.095.660 (10%); Neulastin, de $1.029.884 a $1.029.884 (34%); Mabthera, de $4.680.575 a $5.242.244 (12%), y Humalog, de $68.060 a $76.227 (12%).
El castigo para la Cooperativa Epsifarma es de $2.063 millones, 3.500 salarios mínimos, indica la resolución 80443 del 18 de diciembre. La multa fue menor porque, a diferencia de Audifarma, esta compañía "reconoció su responsabilidad, ordenó adecuar sus sistemas y reintegró a sus clientes las sumas de dinero pagadas en exceso".
Ambas decisiones son de primera instancia, por lo que las investigadas pueden presentar los recursos de reposición y apelación ante la SIC.
Más pesquisas
La Superindustria informó también que investiga a otras seis empresas mayoristas y siete laboratorios farmacéuticos, por "presuntamente vender medicamentos por encima del precio máximo de venta en aproximadamente 50 medicamentos".
Las mayoristas sospechosas son Medicamentos Especializados S.A. (Medex), Medicamentos Pos Tempos, Solmédica S.A.S., Outsorcing Farmacéutico Integral S.A.S., Eve Distribuciones S.A.S. y Unión Droguistas.
Y las farmacéuticas Abbott Laboratories de Colombia S.A., Tecnofarma S.A., Laboratorio Lafrancol S.A.S., Frosst Laboratorios, Biotoscana Farma S.A., Productos Roche S.A. y Laboratorio Alcón de Colombia.
Las 13 firmas están expuestas a sanciones de hasta $2.947 millones, 5.000 salarios mínimos, con base en la Ley 1438 de 2011.