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miércoles, 5 de octubre de 2016

Hepatitis C: revocada parcialmente la patente del Sofosbuvir


Periodistas en español.com, 5 de octubre de 2016

La Oficina Europea de Patentes ha revocado parcialmente la patente sobre el Sofosbuvir registrada por Gilead Sciences, después de que Médicos del Mundo se opusiera a sus términos actuales, en un fármaco que se ha demostrado enormemente efectivo para tratar la hepatitis C.
sovaldi




Médicos del Mundo presentó un recurso a la patente concedida a Gilead Sciences para Sofosbuvir (Sovaldi®) el 10 de febrero de 2015. Este es un procedimiento legal por medio del cual la validez de una patente puede ser impugnada si se considera que el medicamento patentado no cumple con los criterios definidos por la Convención Europea sobre Patentes (CPE).

Las empresas farmacéuticas se basan en la propiedad intelectual asociada a la patente para solicitar precios muy elevados y no justificados por sus medicamentos, puesto que a menudo no introducen innovaciones determinantes.

Sofosbuvir es un claro ejemplo de esto: mientras que un tratamiento de 12 semanas alcanza un precio de 41 680 € en Francia y entre 25 000 y 13 000 en España, la versión genérica se vende por 220 € en la India. “Esta patente defectuosa ha sido usada por la compañía farmacéutica para imponer una tremenda presión sobre los Estados, de manera que estos han terminado aceptando pagar precios exorbitantes por el medicamento, lo que conduce a restricciones de tratamiento para los pacientes en muchos países europeos”, explica Françoise Sivignon, presidenta de Médicos del Mundo Francia.

Tras una audiencia pública de dos días en la sede de la Oficina Europea de Patentes en Múnich (Alemania), los argumentos planteados por Gilead Sciences para defender su patente sobre el Sofosbuvir no han sido totalmente aceptados por la entidad reguladora. Técnicamente, la decisión de la EPO implica que como tal, el Sofosbuvir no está protegido por una patente de ahora en adelante.

“Esta decisión de la EPO refuerza la lucha global para denunciar la perversión del espíritu original del sistema de patentes por parte de la industria farmacéutica, que busca mantener posiciones de dominio. Países como China, Ucrania e India ya han manifestado claramente su rechazo a la patente de Gilead”, explica Tahir Amin desde el colectivo Initiative for medicines, access and knowledge, I-MAK, el equipo legal y científico que ha asesorado a Médicos del Mundo en este proceso. “Esto demuestra que necesitamos un examen más riguroso de las patentes solicitadas para proteger la salud pública”, añade.

El tribunal ha considerado que la patente no es tan sólida como se suponía. Esto demuestra que la patente era débil y que la intervención pública en el sistema sí importa. Pero al mantener la patente -unque sea parcialmente-, no se consigue invertir la relación de poderes en beneficio de la salud de la población ni asegurar el equilibrio financiero de los sistemas sanitarios públicos.

“Hemos conseguido abrir una primera brecha en el sistema; ahora esperamos una acción firme por parte de los gobiernos europeos”, ha declarado Yannick Le Bihan, responsable de Operaciones de Médicos del Mundo. De hecho, los gobiernos disponen de una herramienta legal que pueden utilizar de manera inmediata para facilitar el tratamiento de la hepatitis C a las personas enfermas: se trata de la licencia obligatoria, que ofrece una base legal para producir versiones genéricas del fármaco patentado.

“Hasta ahora, los gobiernos nos decían que la licencia obligatoria era una débil herramienta legal para justificar el hecho de que no estaban dispuestos a usarla -a pesar de que ha sido respaldada por las leyes nacionales y las normas de la OMC-, pero lo que hoy sabemos es que lo débil era en realidad la patente. Los gobiernos tienen que ejercer inmediatamente sus responsabilidades”, declara Olivier Maguet, director de la campaña de Médicos del Mundo sobre el precio de los medicamentos.

Esta decisión de la Oficina Europea de Patentes refuerza la lucha de Médicos del Mundo para establecer nuevas reglas en la fijación del precio de los medicamentos y en el diseño de un modelo alternativo al de las patentes para financiar la innovación terapéutica. La organización médico humanitaria ha reforzado recientemente este enfoque con el lanzamiento de la campaña “El precio de la vida” en Europa.

Enlaces:
Acceso al dossier de oposición a la patente


original en http://periodistas-es.com/hepatitis-c-revocada-parcialmente-la-patente-del-sofosbuvir-76649

martes, 27 de septiembre de 2016

Médicos del Mundo, contra el escandaloso precio de los medicamentos

Cristina Lucio, El Mundo,

 

Detalle de uno de los carteles de la campaña. MÉDICOS DEL MUNDO

  • La ONG lanza una campaña para denunciar los precios ‘exorbitados’ de los fármacos
  • Anima a la ciudadanía a presionar para que el sistema de fijación de precios cambie
 
Denunciar “los precios exorbitantes” de ciertos medicamentos que llegan al mercado y animar a la ciudadanía a presionar a las autoridades para que el sistema de fijación de precios farmacéuticos cambie. Ese es el objetivo de la campaña que Médicos del Mundo ha lanzado simultáneamente este martes en España y otros países europeos, como Alemania o Bélgica.
La ONG advierte de que el “constante aumento del precio de los medicamentos que salvan vidas” pone en riesgo que, a largo plazo, “la cobertura médica pública no pueda seguir sosteniendo el reembolso” de tratamientos para enfermedades graves.
“Los laboratorios establecen sus precios en función de lo que los estados puedan pagar”, explica Ave María Aburto, portavoz de la organización médica, quien añade que “un ejemplo reciente lo vimos con los tratamientos para la hepatitis C. La combinación de sofosbuvir y simeprevir cuesta unos 40.000 euros en Francia, pero la misma medicación ronda los 13.000 euros en España y tiene un precio más bajo en otros países”.
Lo mismo ocurre con otras terapias, sobre todo con anticancerígenos, que pueden alcanzar los 100.000 euros anuales por paciente, como en el caso de Keytruda, aprobado para el melanoma o Glivec, que se utiliza para tratar la leucemia y cuesta unos 30.000 euros al año en España.
La campaña, denominada ‘El precio de la vida’, se ha lanzado junto a unos carteles “deliberadamente provocadores” con mensajes como: “Qué es exactamente un melanoma? 4.000 millones de euros en volumen de negocios”; “Junto al sector inmobiliario y al petrolero, ¿cuál es uno de los mercados más rentables? La enfermedad”; “con mil millones de euros de beneficio, se vive muy bien de la hepatitis C” o “Salud, ¿quién debe dictar la ley, el mercado o el estado?”.
Opacidad

Las farmacéuticas “aducen que los precios elevados se deben a su inversión en investigación y desarrollo, pero hay evidencias de que esto no es real, pese a la falta de transparencia que rodea a todo el proceso”, añade Aburto.
La ONG denuncia que la fijación de precios de fármacos se basa en un “círculo vicioso perfecto”. La mayoría de las moléculas se desarrollan en laboratorios de universidades e instituciones públicas, indica. Acto seguido, la industria compra los productos más prometedores y desarrolla la innovación hasta que, en última instancia, los sistemas sanitarios, con fondos públicos, vuelven a comprar “por precios a menudo abusivos” el medicamento. Y toda la negociación es opaca, “no se hacen públicos los datos de producción ni las condiciones fijadas”, señala la portavoz.
“Además, por si esto fuera poco, las compañías se benefician también de deducciones fiscales por promover la investigación”, denuncia la ONG.
“No podemos permitir que los laboratorios calculen el precio de la vida en función de criterios de rentabilidad”, señala Aburto, quien resume las principales peticiones de la campaña: En primer lugar, es fundamental que el estado intervenga utilizando todas sus herramientas jurídicas y políticas para que se bajen los precios de los medicamentos y se proteja el interés de la población española. Además, también es clave conseguir que sean transparentes los gastos reales de investigación y desarrollo y, por último, promover un modelo alternativo al de las patentes pasa sostener la investigación, asegura.
A través de una página web (‘www.thecostoflife.es’), Médicos del Mundo anima a la ciudadanía a que, a través de su firma, presione a las autoridades para que utilicen todos los medios a su alcance para reducir los precios de los medicamentos que salvan vidas.
“Existen herramientas para oponerse al sistema de patentes, que no permite distribuir ningún genérico de una innovación a bajo precio en 20 años. Una de ellas es la licencia obligatoria, que abre el mercado a la competencia y permite que los precios bajen. ESto puede utilizarse cuando existen motivos de interés público, como una urgencia de salud pública, pero la realidad es que el gobierno no hace uso de estas herramientas”, comenta Aburto.
“Es el momento de abrir un debate, de actuar y de cambiar el sistema. Hay muchas expectativas de próximas llegadas al mercado de fármacos innovadores y, si continuamos así, corre riesgo el sistema público de financiación”, concluye.

Original en http://www.elmundo.es/salud/2016/09/27/57ea5e5ce5fdea495a8b4574.html

miércoles, 27 de julio de 2016

Médicos del Mundo espera para octubre el fallo de su recurso contra la patente de sofosbuvir

Acta Sanitaria, 27 de julio de 2016

La organización no gubernamental (ONG) Médicos del Mundo ha informado de que espera que para el mes de octubre sea ya público el fallo del recurso que presentó contra la patente del medicamento sofosbuvir, el cual fue interpuesto ante la Oficina Europea de Patentes en el mes de febrero del año 2015. 10 MÉDICOS DEL MUNDO IM-1Con motivo de la inminente celebración este jueves, 28 de julio, del Día Mundial contra la Hepatitis, esta ONG redirigió el foco en la Estrategia Mundial del Sector de la Salud contra las Hepatitis Víricas para 2016-2021, que busca reducir la mortalidad en un 20 por ciento en el año 2020. Es importante alertar “de la necesidad vital que supone el correcto acceso a los medicamentos”, indica, animando a “retomar el debate del acceso a los medicamentos que, en el caso de esta enfermedad, pueden suponer la diferencia entre la vida y la muerte”.

En este contexto, Médicos del Mundo insiste en el citado plan internacional de reciente aprobación en la LXIX edición de la Asamblea Mundial de la Salud, el cual “contiene las primeras metas mundiales con respecto a las hepatitis víricas, entre las que se encuentran la reducción de los nuevos casos de hepatitis B y C en un 30 por ciento”.
“Las principales medidas consistirán en ampliar los programas de vacunación contra la hepatitis B, mejorar la seguridad de las inyecciones, transfusiones e intervenciones quirúrgicas; ampliar los servicios de reducción de daños para consumidores de drogas por vía parenteral y el aumento del acceso al diagnóstico y tratamiento de las hepatitis B y C”, continúa la ONG.
Médicos del Mundo manifiesta, además, que la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el caso de la hepatitis C, “reclama una ampliación de los eficaces tratamientos que ya se conocen, pero que por su elevado precio no son accesibles a muchas de las personas afectadas”. Al respecto, la ONG destaca “la fuerza de la sociedad civil cuando es consciente de sus derechos y exige su cumplimiento, como en el caso de colectivo de personas afectadas por esta enfermedad en España, que lograron que el Gobierno asumiera el coste del tratamiento con los nuevos fármacos, lo que ha supuesto la curación de miles de ellas”.
Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C en España
“El Plan Estratégico para el Abordaje de la Hepatitis C del Ministerio de Sanidad, aprobado en nuestro país, ha ofrecido la posibilidad de acceder a este tratamiento para unos 53.000 pacientes, aunque será preciso vigilar de cerca su cumplimiento”, prosigue la Organización, que insiste en el recurso jurídico presentado contra la patente de sofosbuvir, “por el cual la validez de una patente puede impugnarse, y en caso de éxito, el medicamento puede entrar en competencia con versiones genéricas, que costarían sólo unos 100 dólares en el caso del sofosbuvir”.
“Si bien la utilización de este fármaco en el tratamiento de la hepatitis C es un adelanto terapéutico importante, la molécula misma no es lo bastante novedosa para justificar una patente”, explica la ONG, que insiste en que “Gilead abusa de su patente para exigir unos precios inasumibles por los sistemas de salud”. “La resolución a este recurso está previsto que se produzca en la primera semana de octubre”, informa.
Aliento de la OMS a la actuación internacional
La OMS, a colación de lo expuesto, alienta a los países “a actuar ahora para reducir las muertes por hepatitis víricas”, para lo que anima a “mejorar el conocimiento de estas enfermedades, y aumentar el acceso a las pruebas de detección y al tratamiento”, ya que “sólo una de cada 20 personas que han contraído una hepatitis vírica sabe que están infectada”.
“En su perjuicio, el mundo ha hecho caso omiso de las hepatitis”, lamenta la directora general de este organismo de ámbito internacional, la doctora Margaret Chan, que considera que “es hora de activar una respuesta mundial contra estas enfermedades de una envergadura similar a la impulsada para combatir otras enfermedades transmisibles como la infección por el VIH y la tuberculosis”.
 

lunes, 2 de mayo de 2016

“La verdadera investigación no la hace la industria farmacéutica, se hace desde lo público”

ELENA VILLANUEVA / PORTAVOZ DE NO ES SANO

Gerardo Tecé, CTXT. Revista Contexto, 30 de Abril de 2016 

<p>Elena Villanueva.</p>
Elena Villanueva.


nota original en  http://bit.ly/1NiBg1Y

La escena la explicaba con una imagen muy cruda un médico, consciente de la situación: “Un día iremos por la calle y veremos a un señor desplomarse delante de nosotros, porque una bacteria, rutinaria años atrás, ha logrado vencer a los antibióticos, ya que a la industria farmacéutica no le resultó interesante económicamente invertir en esto”. Con la industria farmacéutica nos pasa como con el alcantarillado, sabemos que ese subsuelo es una zona necesaria de la realidad que nos rodea, pero a veces salen malos olores e intuimos que algo no va bien por ahí, sin llegar a entender del todo qué es eso que no funciona, en qué consiste. ¿Cómo respira y se alimenta ese gigantesco, poderoso y desconocido mundo que se mueve bajo –o más bien sobre-- nuestros sistemas de salud?
Para responder esas preguntas CTXT se dirige a Elena Villanueva Olivo, coordinadora de políticas de ISGlobal y portavoz de No Es Sano, una campaña coral que nace de la preocupación de varias organizaciones por sanear el modelo de innovación de los medicamentos, un bien público y de salud, en manos actualmente de los intereses económicos de la farmaindustria.


¿Cuánto cuesta la pastilla que nos sana?
Los precios de los medicamentos se fijan con una completa arbitrariedad. No hay transparencia. En una negociación entre país y empresa farmacéutica, si la capacidad de compra que tiene España es más alta que la que tiene Egipto, el precio de un medicamento que pagará España será más alto que el que pague Egipto y el que pague EE.UU., por lo tanto, será todavía más alto.


¿Por qué no es transparente? Quiero decir, ahí hay unos presupuestos públicos...
No se llega a ese nivel de detalle, producto a producto. Y la industria farmacéutica juega a “te lo vendo más barato que a Francia, pero no digas por cuánto te lo vendo”. Y usando ese tipo de secretismo estamos donde estamos hoy.
Hace unos días, en Francia, se ha publicado una carta de los oncólogos franceses reclamándole al presidente que se tomen medidas para que los precios de los tratamientos oncológicos se bajen, porque están alcanzando precios escandalosos que van a poner al sistema de salud francés, como al resto de sistemas de salud europeos, en la situación de a quién tratar y a quién no tratar, porque los precios son altísimos.


En España lo vivimos hace no mucho con la hepatitis C…
El caso de la hepatitis C ha sido uno de los que más repercusión ha tenido en España, pero no es el único. Es un caso que al trascender ha mostrado por primera vez ante la opinión pública en España las escandalosas formas en que la industria farmacéutica fija los precios. Hemos pagado, mediante el sistema de salud pública, 25.000 euros por cada tratamiento. Es una barbaridad. Incluso con el precio que se le puso en Egipto, que fueron 900 euros, esto supondría el presupuesto que tiene el Ministerio de Sanidad para 5 años. Para ponerles ese tratamiento a todos los enfermos de hepatitis C que hay en Egipto, no podría atenderse durante 5 años ningún otro tema de salud. Y te hablo de 900 euros, no de 25.000 que es lo que España pagó por tratamiento. Pero es que 900 euros también es un precio muy caro para determinados sistemas de salud. No podemos fijar los precios sobre la base de la capacidad económica de un país.
La industria, una vez esto se ha mostrado públicamente, quiere hacer creer que es una excepción, pero no lo es. Nosotros queremos insistir en que estos altos precios fijados por la industria del tratamiento para la hepatitis C lo serán en breve para el cáncer y ya lo son para el VIH y otra serie de enfermedades neurológicas y cardiovasculares.


Alguien del sector farmacéutico le respondería ahora mismo lo costosa que es la investigación hasta llegar al medicamento...
El 80% de la investigación básica, que es la primera parte del proceso de investigación, la hacen los institutos de investigación públicos, lo que pasa es que la mayoría de los ensayos clínicos al final del proceso, los centros de investigación públicos no tienen la capacidad de hacerlos. Pero la investigación básica, que es la más larga y compleja, es la que supone muchas horas de laboratorio hasta que das con una molécula prometedora, y se hace desde lo público. Y una vez que llega la molécula prometedora, llegan las farmacéuticas, la compran y hacen los ensayos clínicos. Ellos lo que están pagando son los ensayos. La verdadera investigación e innovación se está haciendo desde lo público. Así que tenemos que cambiar el argumentario de que la innovación la está haciendo la industria farmacéutica.  Lo público, instituciones y ciudadanos, están a merced de la industria farmacéutica. Es el doble pago. Estamos financiando la investigación básica, la más compleja, y se la vendemos a la industria cediendo todos los derechos sobre ese producto, sin asegurarnos que luego se venderá a un precio accesible para el ciudadano. Eso es incomprensible.
Por lo tanto, no se justifican estos precios por el coste de investigación. Hay estudios que dicen que el tratamiento para la hepatitis C, por ejemplo, se puede conseguir por un precio tan bajo como 100 dólares. Y entendemos y respetamos que la empresa tiene que tener beneficios, pero deben ser unos márgenes de beneficio que sean asumibles. No puede ser que el sector farmacéutico sea el sector industrial con más márgenes de beneficios que existe y que no esté dando a la sociedad los productos que necesita. Esto es lo que no es asumible. Beneficios sí, pero beneficios que hagan que los sistemas de salud tengan que elegir qué personas pueden ser tratadas y cuáles no, es lo que no vemos lógico.


La salud operando bajo criterios comerciales…
En un mercado libre como el que tenemos pasa no solo con medicamentos, pero en este caso es que estamos hablando de bienes públicos de salud. No podemos hablar de esto como si fuese un producto cualquiera. Y además, es que ni siquiera en otros sectores la diferencia de precios es tan exageradamente brutal.
Necesitamos que esos precios sean transparentes, que la negociación sea pública. Que tú le preguntes a tu Gobierno y sepas el porqué de los acuerdos firmados y cuánto paga. Nos ha costado auténticos esfuerzos conocer lo que se paga en España y en el resto de países. Y por qué la Unión Europea no fija precios de forma conjunta y de forma transparente. No puede ser que Alemania pague una cosa, España otra, etc. Eso crea desigualdades dentro de la comunidad europea e incluso entre regiones dentro de España.


Y hablamos de Europa, pero más abajo lleva pasando un tiempo.
En los países en desarrollo lo llevan sufriendo de forma más alarmante desde la crisis del VIH-sida, desde finales de los 80, principios de los 90. Muere mucha gente por el VIH y cuando se consigue el tratamiento resulta que muchos siguen muriendo porque es un tratamiento excesivamente caro, que se podría producir de una forma muchísimo más barata, con genéricos. Entonces se producen movilizaciones internacionales para pedir esto, pero no se hace porque no interesa porque no hay niveles de mercado, son poblaciones sin capacidad económica, y porque enfermedades crónicas como el VIH son para la industria muy interesantes económicamente, porque son gente que va a estar en tratamiento el resto de su vida si quiere sobrevivir. Un tratamiento caro en una enfermedad crónica es un negocio asegurado. Esa es una de las cosas por las que nosotros, como otras organizaciones, hemos preguntado desde hace mucho tiempo por qué no hay una investigación por parte de la industria para la vacuna contra el sida. Pero no interesa mientras el negocio de las enfermedades crónicas esté asegurado.


Si enfermas, más te vale que tu enfermedad sea rentable para otros.
Esto es lo que se conoce como la brecha 90/10 que hace que muchas enfermedades queden totalmente desatendidas por falta de rentabilidad. Por eso demandamos que el poder de la negociación y el poder de la investigación pase del sector privado al sector público: que sea el sector público el que maneje las reglas del juego, que en los últimos años han perdido completamente.


¿De dónde viene esta falta de control por parte de lo público en un tema vital?
Es un proceso que viene de largo. No siempre fue así. Desde que se produjeron las fusiones entre grandes empresas farmacéuticas en los años 90 se produjo un conglomerado, quedan 5 o 6 farmacéuticas que monopolizan el mercado y la Bolsa, que se rigen por parámetros absolutamente comerciales. Su único interés es obtener beneficios con un gran margen, el interés sanitario queda totalmente aparcado. En 2002 la OMC aprueba el acuerdo de propiedad intelectual por el que se establecen patentes para productos farmacéuticos. En ese momento cambian absolutamente las reglas del juego y del mercado. Y a partir de ahí la cosa ha ido empeorando. Es algo único lo que pasa en la industria farmacéutica que no pasa en ninguna otra industria. Además de lo delicado del tema, porque estamos hablando de problemas de salud pública, comparándolo con otras industrias, como la automovilística, donde todos pelean por sacar un modelo nuevo al mercado, donde la innovación es muy importante, donde se busca un coche con más motor, más prestaciones, esto en la farmacéutica no se da. En los automóviles no sucede que saques un modelo de coche, lo patentes y digas, durante 20 años nadie me puede copiar este avance. Esto no pasa, existe una competencia, una continua mejora e innovación. En este sentido no se justifica esta protección al sistema farmacéutico. Y sobre todo, esa falta de transparencia en las conversaciones entre el sector privado y los gobiernos. Creemos que eso es lo más preocupante.


Las patentes son, imagino, el soporte legal que permite ciertas prácticas dañinas.
No creemos que las patentes sean el único problema y el gran demonio. Dar patentes de innovación a cosas que realmente sean innovación no sería un problema. El problema es que se están dando patentes a cosas que no son innovación. En los últimos 10 años, sólo el 25% de los productos que han salido bajo patente son realmente innovadores, es decir, sólo el 25% de los productos con esta licencia que los protege aportaba algo que no aportara ya un producto existente. Eso es lo verdaderamente peligroso. Si permitimos a la industria patentar durante 20 años productos que no aportan nada nuevo y tener unos beneficios y un monopolio en el mercado, ¿cuál es el incentivo para que la industria apueste por investigar productos innovadores que solucionen problemas de salud? Ninguno. La patente no sería un problema si fuera para un producto innovador que solucione un problema de salud pública. Y sucede que, cuando una patente caduca a los 20 años, cuando se podría liberar el producto con el abaratamiento que supondría, se les permite renovar la patente con pequeñas modificaciones que no aportan ningún valor añadido ni mejora y se alarga la patente otros 20, 10, 5 años, por lo cual, sin hacer apenas inversión se están renovando monopolios durante años y se desincentivan inversiones en la investigación que sí es necesaria, para las enfermedades crónicas, para las cardiovasculares, para el cáncer…  El mercado de patentes como tal no funciona.


Si desde lo público pueden hacerse cosas, ¿por qué no se hacen?
La industria farmacéutica es el lobby más poderoso que hay. En EEUU gastan más en lobby que la industria armamentística, que es bien conocida. Invierte grandes cantidades de dinero en tener bien representados sus intereses. Y nadie dice que no lo puedan hacer, lobby podemos hacer todos, pero ¿de qué manera? A qué técnicas se están recurriendo.


¿Hay experiencias de modelos alternativos fuera del gobernado por la industria farmacéutica?
Sí, las hay. Brasil es un caso. Cuando sucedió la crisis del sida, que les afectó fuertemente, allí se decidió que iban a producir sus propios medicamentos, no iban a importarlos. Tailandia también decidió hacerlo así. Y gobiernos que en ese momento se sintieron con fuerza decidieron que, o bien las farmacéuticas daban los tratamientos a un precio más bajo, o bien los producirían de forma nacional. Es una de las medidas que se pueden tomar. Los gobiernos tienen esa capacidad. Si hay voluntad política puede hacerse. Brasil lo hizo y obtuvo buenos resultados. Y no solo para el VIH, cuando decidieron hacer genéricos para asegurar el tratamiento para todos los enfermos del país, sino que ahora se está formando a médicos, se están distribuyendo antirretrovirales por África, y no solo esto, sino que su propio modelo de innovación es distinto al del resto de países europeos o EEUU. Y todo este modelo distinto y más sano, se basa en que hay voluntad política. También Argentina es algo diferente, la India es completamente diferente, la llaman la farmacia de África porque es donde están la mayoría de empresas de genéricos. Brasil y Argentina están incluso reformando sus directrices de patentes para definir de forma más restrictiva, entre otros, los conceptos de novedad y actividad inventive para asegurarse que solo se patenta la verdadera innovación.
El problema es que se están firmando acuerdos entre la Unión Europea y la India, entre EE.UU. y los países de la ribera del Pacífico, como es el caso del TTP, que va a limitar la capacidad de esos países para hacer lo que han estado haciendo hasta ahora por las reglas de propiedad intelectual. EE.UU. y Europa, que son las sedes de las grandes farmacéuticas están buscándole las vueltas a la situación para que estos países que tienen otro modelo, dejen de operar como están operando.


Entiendo entonces, por los casos de Brasil, Tailandia o la India que no es excusa para los gobiernos que todo esté globalizado y no se pueda hacer nada, que hay margen de maniobra en lo local.
Hay margen. Es cierto que hay limitaciones dentro de la OMC, pero a la hora de negociar individualmente con las farmacéuticas, existe ese margen para hacer las cosas de otra manera. Dentro de la Unión Europea, España tendría posibilidades de hacer cambios. Cada vez que se aprueba qué medicamentos te cubre la Seguridad Social, ahí no te lo marca nadie, tú puedes decidir qué medicamentos se cubren y cuáles no. Tú no tendrías que cubrir medicamentos patentados que no aporten valor añadido ninguno, si ya hay genéricos, libres de patentes. Eso no te lo marca nadie desde fuera. Pero los políticos se excusan en que es un modelo global, pero es eso, una excusa, porque realmente, como se ha visto en otros casos, hay posibilidad de cambio.


¿Qué puede hacer el ciudadano?
Nosotros vemos una oportunidad en el hecho de que el ciudadano europeo o norteamericano esté empezando a sufrir las consecuencias que hasta ahora solo sufrían los ciudadanos de países en desarrollo. Es una pena que tenga que sufrirse aquí, pero esperemos que eso nos haga despertar y decir, ojo, que hasta ahora nosotros como europeos teníamos aseguradas nuestras medicinas, y con el caso de la hepatitis C hemos visto que no es así. Y ese argumento tan extendido, esa justificación por parte del ciudadano, de que gracias a que las farmacéuticas gastan mucho en investigación tenemos estas posibilidades, empieza a caerse. Porque para empezar no gastan tanto en investigación, la mayor parte del gasto es marketing, y se empieza a percibir que las prácticas no son como deberían. Creemos que es un buen momento para que las cosas cambien. Incluso Hillary Clinton en la campaña de Estados Unidos está reclamando un cambio de modelo, cada vez está más claro que los precios tienen que bajar. Está habiendo una presión social cada vez mayor para que el modelo cambie.
Tenemos que pedir más cuentas al gobierno respecto a su relación con el sector privado y exigirle transparencia al sector farmacéutico. Tenemos que sospechar más, hacernos más preguntas. Si hay esa demanda social, que hasta ahora no la ha habido porque el argumentario ha sido muy bien controlado por la industria, realmente creemos que se pueden propiciar cambios.


Nos poníamos en situación para ilustrar el estado del asunto con el caso de los antibióticos...
Los antibióticos que tenemos vienen desde hace décadas. Y como son tratamientos que duran 3 o 4 días, las farmacéuticas no tienen prioridad en invertir en ellos, no son tan rentables, por ejemplo, como la diabetes, que es una enfermedad crónica en la que la persona va a tener que estar el resto de su vida en tratamiento, es decir, pagando, de su bolsillo o mediante los impuestos que financian el sistema público de salud, depende del país. Entonces, ante la falta de innovación en antibióticos, lo que nos encontramos es que estos medicamentos están generando resistencias, hacen falta nuevos antibióticos. Desde hace 20 años sólo han salido dos nuevos a la luz, porque a la industria no le parece interesante, pero la bacteria se va haciendo resistente a los tratamientos que tenemos. Hay un riesgo altísimo, hay informes de la OMS que dicen que de aquí a 30 años no tendremos antibióticos para tratarnos. Porque si lo seguimos dejando en manos de la industria, ellos no lo van a hacer, porque no les resulta interesante comercialmente. No podemos dejar que el sistema de innovación dependa de intereses comerciales, porque entonces, no va a funcionar. No basta con que subvencionemos la investigación, si no que haya investigación pública.

Todo esto da bastante miedo, la verdad.
No queremos alarmar, pero creemos que la gente debe ser consciente de a lo que se enfrenta. Los políticos, la ciudadanía y los medios han de ser conscientes del problema al que nos enfrentamos y de los riesgos que conlleva no cambiar este modelo. Es un tema desconocido porque es complejo y eso hace que los medios no lo traten, porque es difícil tratar algo tan complicado en poco espacio, pero es necesario.

No Es Sano está conformado por las organizaciones siguientes: Salud Por Derecho, Médicos del Mundo, Organización Médica Colegial, OCU, SESPAS, CECU, No Gracias, Oxfam Intermón e IS Global.

Autor

Gerardo Tecé

Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto.

domingo, 28 de junio de 2015

Remedios: el negocio de la patentes puede poner en riesgo la vida de 750 mil argentinos




Jimena Segura, Tiempo Argentino,  28 de Junio de 2015

El laboratorio norteamericano Gilead se niega a otorgar las excepciones necesarias para que en la región se produzca el medicamento que cura definitivamente la hepatitis C. Los tratamientos privados cuestan hasta un 1000 por ciento más con relación a los precios que surgirían de la producción de genéricos en la red de laboratorios públicos.


Remedios: el negocio que puede poner en riesgo la vida de 750 mil argentinos


La Fundación Grupo Efecto Positivo (FGEP) junto a la Red Argentina de Personas Positivas (Redar Positiva) presentaron semanas atrás un llamado de atención para que la Oficina de Patentes de Argentina rechace la patente solicitada por el laboratorio norteamericano Gilead/Pharmasset sobre el Sofosbuvir, un medicamento que tendría una efectividad del 95% para la cura de Hepatitis C, enfermedad que causa la muerte de cerca de 700 mil personas por año en el mundo.

Según consignó Tiempo Argentino, el rechazo a este patentamiento se suma al presentado por India y China, alegando que la molécula que Gilead busca patentar no es resultado de ninguna innovación sino que la misma ya existía en la industria farmacéutica. Las denuncias se extendieron a la organización internacional Médicos del Mundo (MDM), que presentó ante la Oficina Europea de Patentes que "la molécula no es lo bastante novedosa para justificar una patente".

LA INDUSTRIA MÁS RENTABLE

Desde Médicos del Mundo, señalaron a Tiempo que con una cifra de venta total aproximada de 900 mil millones de dólares y márgenes de rentabilidad muy por encima del promedio de la industria en general (ganancias de 200 mil millones de dólares anuales), la industria farmacéutica mundial sigue siendo uno de los sectores más prometedores para los negocios de acumulación del capital y garantía de rentas exponenciales. En la República Argentina, siendo junto a Brasil e India unos de los mercados emergentes más apetecibles, esas cifras se estiman en un 30% del gasto total en salud, es decir, un mercado de ventas en facturación ronda los 18 mil millones de dólares anuales.

La Fundación Grupo Efecto Positivo afirmó que Argentina cuenta con infraestructura y recursos humanos para fabricar medicamentos como el Sofosbuvir.

Y para el caso emblemático del Sofosbuvir, afirman que sólo en los primeros meses de comercialización del medicamento (Sovaldi), las ganancias de Gilead se estimaron por encima de los 10 mil millones de dólares, convirtiéndose en el fármaco más rentable a escala mundial.

Según el portal de salud Mirada Profesional, en Estados Unidos la Hepatitis C dispara las ventas de fármacos, y así en base al informe de la consultora IMS, el mercado farmacéutico tuvo una inyección de 373.900 millones de dólares por la venta de los nuevos medicamentos vinculados a esta enfermedad, conduciendo a un espectacular crecimiento de las ventas de más del 647,36% (12.300 millones de dólares en total) para 2014.

CURA PARA POCOS

Según MDM, para el caso del Sofosbuvir (Sovaldi), cuyo monopolio ostenta el laboratorio Gilead, el fármaco se comercializa "a un precio exorbitante", siendo el precio de la terapia combinada superior a los 40 mil euros en Francia, Alemania, Reino Unido o España, lo que en definitiva limita el acceso a ella de numerosos pacientes. En EE UU, el mismo tratamiento de 12 semanas por el que el paciente debe tomar dos pastillas por día cuesta 84 mil dólares (1000 dólares cada comprimido, de aquí que le llamen "la pastilla de los 1000 dólares").

En tanto que la patente pueda impugnarse, la ONG señala que "el medicamento puede entrar en competencia con versiones genéricas, que costarían sólo unos 100 dólares". Así también FGEPseñala que un reciente estudio de la Universidad de Liverpool ha demostrado que el mismo tratamiento podría ser producido por 101 dólares, eso significaría diez veces menos quesu costo actual, o sea un 1000% por ciento más económico.

UNA CARA CARIDAD

Gilead permite a once laboratorios de India la fabricación de Sofosbuvir genérico para su venta en el propio país y en otras 91 naciones con bajos estándares de desarrollo. Este mismo tratamiento en la India tiene un coste de 300 dólares y en Egipto de 900 euros. Pero de la posibilidad de fabricación del genérico quedan excluidos Argentina, Brasil, China, Ucrania y Rusia, por ser consideradas naciones de elevados ingresos según la clasificación realizada por el Banco Mundial (BM). El doble filo de tal clasificación empeora para estos países teniendo en cuenta que son justamente los países de renta media o media-alta los que presentan una mayor cantidad de infectados.

PRECIOS SUDACAS

Se estima que Gilead podría ofrecer a países latinoamericanos un precio con descuento de entre U$S 7000 y U$S 15.000 para el tratamiento de una persona por 12 semanas. Pero como señala FGEP, incluso con este descuento los precios son prohibitivos e inaccesibles como para dejar fuera del alcance a la mayoría de los afectados, mientras que se requeriría un presupuesto público desorbitante para que pueda obtener la cura la totalidad de los infectados. La renta media considerada por el BM, no alcanza.

En el caso argentino, si el tratamiento costara 7000 dólares, se requerirían más de 5 mil millones de dólares para dar cura a todos los infectados, y el presupuesto del Programa Nacional de control de Hepatitis Virales debería ser aumentado al menos en un 115.000%, señalan desde la Fundación. Lo que llevará indefectiblemente a la presentación de numerosos recursos de amparo frente a la limitación económica de acceder a un medicamento de supervivencia. El tratamiento, además, exige la asociación de Sofosbuvir con otros medicamentos de coste igualmente muy elevados.

PRODUCCIÓN NACIONAL Y REGIONAL

En caso de que sea rechazada la solicitud de patentes por parte de Gilead, la Argentina podría acceder a la importación del principio activo a fines de producir localmente el medicamento en cuestión. Desde RedLam, alertan sobre el hecho de que la mayoría de los países latinoamericanos han sido excluidos del ámbito de aplicación geográfico de la licencia y además "a los productores indios se les ha prohibido vendernos estos productos y la materia prima para fabricarlos."

Consultados por Tiempo, la Fundación Grupo Efecto Positivo afirmó que Argentina cuenta con infraestructura y recursos humanos para fabricar medicamentos como el Sofosbuvir, tanto en el sector privado como el público. Respecto al principio activo no habría obstáculos para traerlo de China.

Según MDM, en la Argentina, en el marco de los 40 laboratorios públicos existentes, se puede producir más del 85% de los 410 medicamentos esenciales listados por la propia OMS que son los que atacan el 95% de la patologías y enfermedades prevalentes.

En lo que compete a la producción del propio principio activo, hay que tener en cuenta que en los laboratorios argentinos durante muchos años, y gracias a la inexistencia de la ley de patentes, se destinaron fondos públicos y privados para la producción de las drogas básicas. Pero desde 1995, la OMC solicitó a los países integrantes que conformaran un marco legal bajo la amenaza de represalias comerciales. Es así como en la Argentina, la actual Ley de Patentes entró en vigor a partir de 2003, lo que junto con ciertas desventajas económicas, generó un deterioro de los laboratorios públicos o nacionales abandonando progresivamente la producción de droga base, que hoy es provista al mundo fundamentalmente por India y China.

Los criterios de "exclusión"

Según RedLam, en los 51 países de renta media excluidos por el acuerdo con el laboratorio Gilead habitan más de 50 millones de personas con Hepatitis C, siendo en Argentina cerca de 800 mil las personas que padecen esta enfermedad, aproximadamente seis veces más que los infectados con HIV (existiendo muchos casos de coinfección entre ambos virus).

En nuestra región, se encuentran excluidos del acuerdo de Gilead: Argentina Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela "representando una exclusión de más de 6 millones de personas que necesitan estos medicamentos" afirman desde la organización. De esta manera, tomando nuevamente un costo de 7 mil dólares el tratamiento del Sofosbuvir, se requerirían más de 13,6 mil millones de dólares para su cura.

MDM remarcó a Tiempo, que los países de la región tienen históricamente una balanza comercial deficitaria en cuanto a la cuestión del mercado de medicamentos. Es decir, se importa más de lo que se exporta casi un triple. A veces porque la industria farmacéutica, tanto nacional como multinacional, importa principios activos básicamente de la India y China, en cuestiones que podrían claramente ser producidas localmente. Esto explica el 25% de las importaciones. Los laboratorios multinacionales a su vez importan una parte de sus medicamentos para abastecer el mercado local, lo que por su parte representa el 75% de las importaciones totales.



Nota Original  http://bit.ly/1IFYIgN