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lunes, 17 de octubre de 2016

EEUU: tuit de Bernie Sanders sobre la avaricia de la industria farmacéutica ocasiona pérdidas de 352 millones a una empresa



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  sanders
Ariad Pharmaceuticals incrementó el precio de su medicamento para la leucemia más de 181.000 euros en un año. Pero ahora ha pagado cara su avaricia
 
Durante el último año, han habido varios casos de especulación en los precios de algunos productos de la industria farmacéutica de EE. UU. y, por ello, el senador demócrata de Vermont, Bernie Sanders, ha dicho basta.
El viernes por la tarde denunció ante sus 2,6 millones de seguidores en Twitter que la compañía Ariad Pharmaceuticals incrementó el precio de su fármaco para la leucemia, Iclusig, "más de 181.000 euros en un año". A las pocas horas, la empresa perdió el 15% del valor de sus acciones, es decir, más de 352 millones de euros.
Quizá el senador no imaginaba que su mensaje tendría tanta repercusión. Pero, como apunta Bloomerang, esto ha significado la mayor caída del valor de la empresa en más de un año.
Su mensaje airado de 114 caracteres se debe a que después de que la compañía aumentara su importe 4 veces en un año, ahora, los enfermos de leucemia pagan más de 14.500 euros por sólo un paquete de 30 días. "La avaricia en las corporaciones de medicamentos es increíble".
Después que la empresa aumentara su precio 4 veces en un año, ahora, los enfermos de leucemia pagan 14.500 euros por un paquete de sólo 30 días
El fármaco fue aprobado por primera vez en 2012 y, en aquel momento, costaba unos 8.700 euros al mes. Sin embargo, desde entonces su precio no ha dejado de aumenta hasta llegar a un 73% de su importe inicial.
La candidata demócrata a la presidencia de EE. UU., Hillary Clinton, generó un efecto similar en la compañía farmacéutica Mylan. En aquel caso, sus acciones también cayeron en picado después de acusarlos de "especular con los precios" del EpiPen, un medicamento para la alergia.

el fármaco Iclusig ® (ponatinib)

viernes, 19 de agosto de 2016

La suerte del TPP se juega en Estados Unidos

Martin Khor, 19 de agosto de 2016 - No. 273 - Año 2016


El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) debía entrar en vigor dentro de dos años, pero ahora crece la incertidumbre en cuanto a que el controvertido acuerdo vea la luz algún día. Lo que resulta irónico es que el artífice de su ruina sea finalmente quien lideró el proceso de negociaciones.

En efecto, el TPP se ha convertido en uno de los temas más candentes del proceso electoral en Estados Unidos.
La oposición al TPP está en el centro de la campaña de Donald Trump, Bernie Sanders sostuvo “Tenemos que liquidar este TLC irrestricto que nos costaría casi medio millón de puestos de trabajo” y en un drástico cambio de posición respecto a cuando era Secretaria de Estado, Hillary Clinton también se pronunció en contra. Para contrarrestar las sospechas de que volvería a cambiar de posición en caso de llegar a la Presidencia, subrayó: “Estoy en contra del TPP, y eso significa que lo estoy antes y lo estaré después de las elecciones”.
Otros dos actores que decidirán el destino del TPP son el presidente Barack Obama y el Congreso.
Obama, principal impulsor del TPP, debe lograr que sea ratificado por el Congreso en la sesión saliente, posterior a las elecciones del 8 de noviembre y antes de mediados de enero de 2017 (conocida como “pato cojo”). El año pasado se aprobó un proyecto de ley que daba autoridad de vía rápida al presidente con una escasa mayoría, pero algunos de quienes la votaron ya adelantaron que no votarán a favor del TPP.
La mayoría de los demócratas se manifestaron en contra del TPP, entre ellos el senador Tim Kaine, compañero de fórmula de Clinton, y la líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelossi.
También los republicanos han expresado su oposición. El líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell, dijo que la campaña electoral había generado un clima político que hace prácticamente imposible aprobar el TPP en una sesión saliente y el vocero de los republicanos, Paul D. Ryan, quien ayudó a redactar el proyecto de ley de vía rápida, manifestó que no ve razones válidas para poner el TPP a votación en la sesión saliente, porque “no tenemos los votos”.
Obama podría también volver a negociar cláusulas específicas del TPP para apaciguar al Congreso, pero esta opción sería inaceptable para los demás países, como ya dejaron en claro Canadá, Japón, Malasia y Singapur.

¿Qué sucede si el Congreso de Estados Unidos no adopta el TPP durante la sesión saliente? 

En teoría, un nuevo presidente puede tratar de conseguir que el Congreso lo apruebe en el próximo año, pero la probabilidad de que esto ocurra es muy baja.
Por este motivo, si el TPP no se aprueba en la sesión saliente del Congreso, probablemente deba ser descartado para siempre. Esto sería una clara señal de las variantes de la opinión pública sobre los beneficios de los acuerdos de libre comercio, al menos en Estados Unidos, pionero en esta materia de los modernos y amplios TLC.

Martin Khor es director ejecutivo del Centro del Sur.

Publicado: 19 de agosto de 2016 - No. 273 - Año 2016 

http://agendaglobal.redtercermundo.org.uy/2016/08/17/tpp-estados-unidos/

sábado, 2 de julio de 2016

Bernie Sanders: ‘El modelo económico global está fracasando’

 
Credit Adam McCauley

¡Qué sorpresa! Los trabajadores en el Reino Unido, muchos de los cuales han visto cómo ha disminuido su estándar de vida mientras los más ricos de su país se vuelven más ricos, le han dado la espalda a la Unión Europea y a una economía globalizada que les está fallando a ellos y a sus hijos.
No solo los británicos están sufriendo. Esa economía cada vez más globalizada, establecida y mantenida por la élite económica del mundo, le está fallando a la gente en todas partes. Por más increíble que parezca, las 62 personas más ricas del planeta tienen tanta riqueza como la mitad más pobre de la población mundial, cerca de 3 mil millones de personas. El uno por ciento ahora posee más riqueza que el resto del 99 por ciento. Los muy muy ricos disfrutan lujos inimaginables mientras miles de millones de personas sufren pobreza extrema, desempleo y carecen de educación, vivienda, agua potable y seguridad social adecuada.
¿Este rechazo al estado actual de la economía global podría darse en Estados Unidos? Por supuesto que sí.
Durante mi campaña para la nominación presidencial del Partido Demócrata visité 46 estados. Lo que vi y lo que escuché demasiadas veces fueron las dolorosas realidades que pasan desapercibidas por la élite política y los medios.
En los últimos 15 años, han cerrado cerca de 600.000 fábricas en el país y han desaparecido más de 4,8 millones de trabajos de manufactura bien pagados. Gran parte de este problema está relacionado con acuerdos comerciales desastrosos que animan a las corporaciones a mudarse a países con salarios más bajos.
A pesar del gran aumento en la productividad, la media de los hombres trabajadores en Estados Unidos gana hoy 726 dólares menos que en 1973, mientras que la media de mujeres trabajadoras gana 1154 dólares menos que en 2007, después de ajustar la inflación.
Cerca de 47 millones de estadounidenses viven en la pobreza. Unos 28 millones no tiene seguro médico y muchos otros tienen malos seguros. Millones de personas están luchando con niveles escandalosos de deuda estudiantil. Tal vez por primera vez en la historia moderna, nuestra generación más joven probablemente tendrá un estándar de vida menor que el de sus padres. Aún más alarmante: millones de estadounidenses con una educación deficiente tendrán una esperanza de vida menor que la generación previa pues sucumben ante la desesperación, las drogas y el alcohol.
Mientras tanto, en nuestro país el uno por ciento más rico ahora tiene casi tanta riqueza como el 90 por ciento de los más pobres. Cincuenta y ocho por ciento de todo el nuevo ingreso se está yendo hacia ese uno por ciento. Wall Street y los multimillonarios, mediante sus “super-PAC” (Comités de Acción Política), pueden comprar elecciones.
En mi campaña, hablé con trabajadores incapaces de ganarse la vida con apenas 8 o 9 dólares la hora; jubilados que sufren para comprar la medicina que necesitan aunque reciben 9000 dólares al año en seguridad social; jóvenes que no pueden pagar la universidad. También visité a ciudadanos estadounidenses de Puerto Rico, donde el 58 por ciento de los niños vive en la pobreza y solo un poco más del 40 por ciento de la población adulta tiene un trabajo o está buscando uno.
Hablemos claro: la economía global no está funcionando para la mayoría de las personas en nuestro país ni en el mundo. Este es un modelo económico que desarrolló la élite económica para beneficiar a la élite económica.
Necesitamos un cambio verdadero.
Pero no necesitamos un cambio con base en la demagogia, la intolerancia y el sentimiento antiinmigrante que tanto ha prevalecido en la retórica de la campaña de la salida de la Unión Europea, y que es fundamental en el mensaje de Donald Trump.
Necesitamos a un presidente que apoye vigorosamente la cooperación internacional que estrecha lazos entre la gente a nivel global, que reduzca el hipernacionalismo y disminuya la posibilidad de una guerra. También necesitamos a un presidente que respete los derechos democráticos de las personas y que luche por una economía que proteja los intereses de los trabajadores y no solo los de Wall Street, las empresas farmacéuticas y otros intereses especiales.
Fundamentalmente, necesitamos rechazar nuestras políticas de “libre mercado” y movernos hacia un mercado justo. Los estadounidenses no tendrían que competir contra trabajadores en países que pagan sueldos bajos y que ganan centavos por hora. Debemos tumbar el Acuerdo Transpacífico. Debemos ayudar a los países pobres a desarrollar modelos económicos sostenibles.
Necesitamos acabar con el escándalo internacional en el que las grandes corporaciones y los más ricos no pagan billones de dólares en impuestos a sus gobiernos nacionales.
Necesitamos crear decenas de millones de trabajos a nivel mundial, combatiendo el cambio climático global y transformando el sistema energético mundial para que se elimine el uso de combustibles fósiles.
Necesitamos un esfuerzo internacional para disminuir el gasto militar en el mundo y abordar las causas de las guerras: la pobreza, el odio, la desesperanza y la ignorancia.
La noción de que Donald Trump podría beneficiarse de las mismas fuerzas que promovieron la salida del Reino Unido de la Unión Europea debería prender una alarma en el Partido Demócrata en Estados Unidos. Millones de votantes estadounidenses, como los ingleses que apoyaban el brexit, se sienten comprensiblemente enojados y frustrados con las fuerzas económicas que están destruyendo la clase media.
Estamos ante un momento clave, donde el Partido Demócrata y el nuevo presidente demócrata necesitan dejar claro que apoyamos a los que están luchando y a los rezagados. Debemos crear economías nacionales y globales que funcionen para todos, no solo para un puñado de billonarios.

sábado, 23 de abril de 2016

Medicamentos: La sociedad civil demanda que la ONU tome la batuta en I+D y transparencia, para el acceso universal

Transparencia e I+D han sido los dos ejes sobre los que han orbitado las propuestas presentadas por las organizaciones de salud pública, consumidores y el resto de agentes de la sociedad civil a la consulta de la ONU


Carlos B. Rodríguez, ElGlobalNet, 22 de abril de 2016 


Decenas de organizaciones solicitan un modelo "coherente" con el principio de acceso universal

A menudo excluídas del debate que se produce en los foros internacionales en los que se discuten la financiación y el acceso a las innovaciones, las organizaciones de la sociedad civil han aprovechado la consulta abierta por el panel de expertos de la ONU para plasmar su punto de vista. Sus proponentes plantean a Naciones Unidas que lidere dos grandes iniciativas: una para expandir la transparencia en el sector farmacéutico y otra para iniciar un proceso que permita llegar a un nuevo modelo de I+D biomédica, ligado a los conceptos de salud pública global, calidad, universalidad y accesibilidad.
La primera, firmada por un total de 17 organizaciones, nace de la convicción de que los gobiernos deben poner límites a las reclamaciones que consideran que se debe denegar el acceso a determinadas informaciones de carácter económico o científico sobre la base de que representan información confidencial. Su objetivo es, por tanto, "redefinir" el carácter de la información que hoy se guarda bajo llave, y que abarca casi todas las fases de producción de un medicamento: desde la financiación (pública o privada) de su I+D a los costes de comercialización, pasando por los ensayos clínicos, los costes de producción o los precios. "No se trata de si la empresa quiere que la información sea confidencial, sino de si su divulgación, va en beneficio del interés público", señala la propuesta.
Implementando la transparencia
Para ello plantean dos posibles vías de implementación. La primera solicita el liderazgo de Naciones Unidas para expandir progresivamente, y desde el punto de vista legislativo, la transparencia en el mercado de medicamentos, vacunas y test diagnósticos, en línea con algunas iniciativas ya existentes, como son el Medicines Patent Pool o los informes anuales que evalúan el Plan de Acción Mundial sobre la Vacunación de la OMS; o los precios dentro del Fondo Global para la lucha contra el VIH/SIDA, la tuberculosis y la malaria.
Si se optara por esta primera vía, Naciones Unidas tendría que escoger entre dos caminos. Por un lado podría desarrollar un "modelo de legislación" que introdujera las medidas de transparencia que los gobiernos pueden implementar en áreas específicas. Esta normativa estándar se presentaría y discutiría posteriormente a nivel nacional. Pero en lugar de redactar una propuesta, Naciones Unidas podría decantarse por iniciar el proceso normativo desde un nivel estrictamente político, en diálogo directo con los Jefes de Estado. 
Una tercera propuesta de la sociedad civil se alza como complementaria ante este escenario: la creación de un Fórum de Transparencia, anual o bianual, que evalúe los progresos en la materia.
Al margen del enfoque legislativo, también está la posibilidad de que la ONU lidere "una iniciativa de transparencia global para el sector farmacéutico", en colaboración con los gobiernos, la industria, la sociedad civil y otros agentes. Si fuese aceptada, tomaría como referente la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI, por sus siglas en inglés), un programa que desde su implantación, en 2004, ha aumentado la transparencia de los pagos e ingresos de las empresas de los sectores minero o petrolero.
En línea con esta recomendación, las organizaciones de la sociedad civil denuncian, como ya hicieron las patronales de la industria de medicamentos genéricos y biosimilares, los límites a la transparencia que puede suponer la aplicación de algunas medidas incluidas en los tratados comerciales. 
Un nuevo modelo de I+D
"Los altos precios son la enfermedad y desvincularlos de la I+D es la cura". Bajo esta frase se presenta una propuesta firmada por 13 organizaciones en defensa de la Salud Pública. No es la única. Junto a ella, los expertos de la ONU han recibido otra muy similar, ésta refrendada por 17 organizaciones. Ambas critican un marco de investigación que no prioriza todas las necesidades de salud pública por igual. Citan como ejemplo los dos nuevos tratamientos que han visto la luz en los últimos 40 años para la tuberculosis, una enfermedad que mata a más de un millón y medio de personas al año; o el caso de las enfermedades tropicales, que pese a representar el 14 por ciento de la carga global de enfermedad, solo reciben el 1,3 por ciento de la financiación global.
La sociedad civil considera que el panel de expertos de las Naciones Unidas tiene una oportunidad sin precedentes y le otorga también la batuta del cambio. 
 El objetivo de ambas propuestas es iniciar un proceso de diálogo entre los estados para negociar uno o varios acuerdos globales en el campo de la financiación, la coordinación y la ejecución de la I+D biomédica, coherentes con los principios de acceso universal a los medicamentos.
La primera contribución es flexible en relación a cómo ejecutar ese acuerdo, mientras se dirija de manera progresiva a implementar los mecanismos necesarios para desvincular los precios de la investigación y el desarrollo, ya que ésta es, a juicio de los autores, "la única política consistente con el objetivo del acceso universal y la eliminación de una política basada en los precios". Se trata éste de un asunto que lleva 15 años en estudio dentro de la OMS, pero las discusiones se han producido básicamente entre los ministros de Salud. Las organizaciones firmantes creen que impulsar el debate entre los jefes de Estado generaría compromiso político y aumentaría los recursos necesarios para ello. 
La segunda propuesta presenta un camino más marcado. Promover un nuevo acuerdo global de I+D biomédica que considere los medicamentos como un "bien público" debería incluir el compromiso de incrementar los fondos públicos en la investigación; la financiación de iniciativas de investigación que desvinculen el coste real de las labores de investigación y desarrollo del precio final y la creación de un Observatorio Global de la I+D, que permita identificar las necesidades sanitarias y animar la coordinación de los esfuerzos de investigación en áreas prioritarias. A corto plazo, esta iniciativa implicaría aumentar la transparencia en el sector farmacéutico. 
A largo plazo, requeriría el compromiso de los gobiernos de tener en cuenta factores como el nivel de desarrollo de cada país, el tamaño de cada economía y su capacidad de pagar, como premisa básica para adoptar un modelo como el que Bernie Sanders propuso en Estados Unidos: un Fondo para la Innovación Médica que reestructure el sistema actual de financiación de la I+D como vía para reducir sus precios.