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domingo, 29 de octubre de 2017

El negocio multimillonario que hizo que vivir se convirtiera en una enfermedad

 BBC Mundo, 29 de octubre de 2017

Qué pasa si la manera en la que entendemos el mundo es errada? ¿Si no son ni los políticos ni los eventos los que moldean nuestras vidas, sino acuerdos comerciales hechos en secreto?Muchos aspectos trascendentales del mundo en que vivimos han sido cambiados por personas de las que nunca hemos oído hablar, que transformaron nuestras vidas sin que nos diéramos cuenta.
Uno de esos aspectos fue la salud.
A finales de los años 70, Henry Gadsden, el presidente ejecutivo de una de las grandes compañías farmacéuticas, le dijo a una revista de negocios que la industria tenía un problema: estaban limitando su base de clientes al tratar enfermedades.
Si reinventaban la enfermedad, de manera que se pudiera tratar no sólo a los enfermos, sino también a quienes estaban bien, y lograban que tomar fármacos fuera tan cotidiano como masticar chicle, podrían medicar la vida moderna.
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Image caption Si estar cansado, estresado, preocupado, melancólico y demás se consideraba una enfermedad, la base de clientes crecería.
La estrategia fue hacer que el hecho mismo de vivir fuera una enfermedad y que todos nos convirtiéramos en pacientes.
La visión de venderle pastillas a todos impulsó la maquinaria de marketing de una de las industrias más lucrativas del planeta.

Nuevos desórdenes

En 1980, en una reunión de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA), un psiquiatra presentó un nuevo manual que auguró un gran cambio en la manera en la que la enfermedad mental iba a ser definida y diagnosticada.

Se trataba de la tercera edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de Desórdenes Mentales (DSM-III, por sus siglas en inglés) de la APA, escrito por el psiquiatra Robert Spitzer y su equipo.

Su meta era clasificar cada condición mental, incluyendo nuevos desórdenes que se fueran identificando.
El DSM-III introdujo 265 categorías diagnósticas y transformó la teoría y práctica de la salud mental.
La psiquiatría cambió para siempre.

El experimento de los cuerdos

El manual también se explica porque desde hacía unos años, la profesión venía enfrentado una crisis de legitimidad.
Un famoso estudio llamado "El experimento de Rosenhan" reveló que se estaban internando personas en instituciones mentales sin diagnósticos claros.
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Image caption Los voluntarios pretendieron estar perturbados para probar si los especialistas podían diagnosticarlos correctamente.
En el experimento, diseñado por el psicólogo David Rosenhan, tres mujeres y ocho hombres sanos simularon sufrir de alucinaciones acústicas, afirmando que escuchaban voces diciéndoles "vacío", "hueco" y "apagado".
Siete fueron admitidos y diagnosticados con graves condiciones, incluyendo esquizofrenia.
Tras ser internados, los pseudopacientes se comportaron normalmente y le comunicaron a los responsables de las instituciones mentales que se encontraban bien y no tenían ningún síntoma.
A pesar de eso, varios pasaron meses recluidos, obligados a aceptar que estaban enfermos y a tomar medicamentos como condición para ser dados de alta.
La segunda parte del experimento se dio porque uno de los establecimientos retó a Rosenhan a mandar pseudopacientes para que su personal los detectara.
En las siguientes semanas, el hospital atendió a 193 pacientes e identificó a 41 como posibles pseudopacientes. Entre esos 41, 19 habían levantado las sospechas de al menos un psiquiatra y otro miembro del personal.
La verdad era que Rosenhan no había enviado a nadie a esa institución.

El manual salvador

DSM-III prometía salvar la profesión restaurándole credibilidad y, de hecho, la revolucionó.
"Usado bien, el DSM-III es un documento maravilloso. Es mucho mejor tener una sola forma de definir un desorden que 20 diferentes Torres de Babel", le dijo a la BBC el psiquiatra Allen Frances, quien formó parte del equipo de trabajo de DSM-III.
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Image caption Darle nombres a los trastornos puede ayudarle al paciente a no sentirse como el único caído en desgracia.
"A los doctores, les dio la capacidad de comunicarse entre ellos y con los pacientes, de aprender y de investigar los desordenes usando un lenguaje común. El manual fue un fenómeno cultural, fue un bestseller".
El psiquiatra explicó además que hay algo reconfortante en las etiquetas pues reduce la sensación del paciente de ser el único recipiente de una maldición ("no soy la única persona en el mundo que sufre de esto"), y a los médicos les da la sensación de "sabemos qué hacer, tenemos tratamientos".
"El poder de etiquetar es un poder para ayudar pero también es un poder para destruir", indicó Frances.

Vende la enfermedad para vender el remedio

"Tener criterios definidos", explica Frances, "fue un factor muy valioso para mejorar la comunicación, pero peligroso en manos de las compañías farmacéuticas".
La gama de nuevas enfermedades que el DSM-III ofrecía y el enfoque de diagnosticarlas valiéndose de una lista de verificación le permitieron a las compañías farmacéuticas crear nichos para el desarrollo de toda una serie de nuevos medicamentos, que luego eran tenazmente comercializados.
El psiquiatra ilustra lo ocurrido con el ejemplo de una de las más conocidas drogas legales.
"El DSM-III se publicó en 1980. En 1987, aparece el Prozac, que había existido durante unos 15 años. Esa cosa inútil de repente se convirtió en uno de los mayores éxitos de ventas en la historia de la industria farmacéutica", señala.
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Image caption Llegar hasta a ser el remate de un chiste, en términos de marketing, ganó.
"¿Cómo lo lograron? Mediante un marketing extremadamente inteligente y agresivo, que hizo uso del DSM-III como una manera de fomentar enfermedades. Vende la enfermedad para vender la píldora.
"Si logras que el público piense que los malestares y dolores de su vida son fácilmente solucionables con una píldora, entonces tendrás un fenómeno de mercadeo que generará decenas de millones de dólares cada año".

"Fracasamos"

Para cuando se publicó la cuarta versión del DSM en 1994, más de la mitad de los miembros del panel tenían uno o más vínculos financieros con las compañías farmacéuticas.
En ese entonces, Allen Frances era presidente del equipo de trabajo.
"En todo el tiempo que trabajé con los DSM nunca me llamó nadie de ninguna compañía de medicamentos a decirme 'haz esto' o 'elige a este tipo'", aclara.
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Image caption Uno de los autores del manual dicen que trataron de proteger al público pero que fracasaron.
Apunta que para la 4ª versión recibieron 94 sugerencias para nuevos diagnósticos y sólo aceptaron dos.
"Intentamos proteger a las personas del exceso de medicamentos. Resultó todo lo contrario. Fracasamos".
A pesar de las mejores intenciones, el DSM jugó un papel importante en la ampliación de las posibilidades de diagnóstico. Eso significó grandes ganancias para las compañías farmacéuticas.

Medicación por puntos

En 1991, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, en inglés) aprobó un nuevo antidepresivo del gigante farmacéutico Pfizer llamado Lustral, también conocido como Sertralina.
El gerente ejecutivo, Bill Steere, fue citado en ese momento diciendo que la empresa tenía tres objetivos.
El primero era acercar el marketing y la investigación. El segundo, acercar el marketing y la investigación. Y, sí, lo has adivinado, el tercero era acercar el marketing y la investigación.
El resultado del acercamiento pasó a usarse en todo el mundo.
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Image caption ¿Desmotivada? ¿Cansada? o quizás deprimida.
Pfizer sabía que el 75% de las prescripciones para la depresión se recetaban en la atención primaria, por lo que proporcionaron los fondos para que el creador del DSM-III, Robert Spitzer, ideara una herramienta para que los doctores diagnosticaran la depresión más fácilmente.
Kurt Kroenke, profesor de Medicina de la Universidad de Indiana, EE.UU., los ayudó.
"Desarrollamos la primera versión, que se llama PRIME-MD. Pero lo que realmente tuvo éxito fue la parte sobre la depresión que se llama PHQ-9, porque tiene nueve preguntas que son lo que llamamos los criterios o los síntomas de la depresión seria", le cuenta Korenke a la BBC.
"Los pacientes y los médicos están acostumbrados a ver la presión sanguínea o el azúcar en la sangre en números, así que creamos un puntaje de 0 a 27 y se volvió muy popular".
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Image caption De 10 a 14 puntos, depresión moderada = medicamentos.
El cuestionario de salud del paciente, o PHQ-9, se convirtió rápidamente en el estándar de oro nacional e internacional. Los pacientes son calificados con una serie de preguntas sobre cómo se han sentido durante un período de dos semanas.
"Determina si sufres de depresión y, si es así, qué tan deprimido estás", señala el psicoterapeuta e investigador James Davis, un crítico abierto de la escala de depresión.
"Cuanto más alto sea su puntaje en esa prueba, mayor será la probabilidad de que te recete un antidepresivo... De hecho, la prueba me aconseja que te recete antidepresivos si calificas en las categorías de moderada a grave", explica.
"Y eso no quiere decir que las personas que están 'levemente deprimidas' no reciban antidepresivos".

¿Las preguntas?

"Durante las últimas dos semanas, ¿con qué frecuencia te han molestado cualquiera de los siguientes problemas ...".
  • "Poco interés o placer en hacer cosas"
  • "Sentirse deprimido, triste o sin esperanza"
  • "¿Te sientes cansado o tienes poca energía?"
  • "Pensamientos de que estás mejor muerto o lastimándote a ti mismo".
Si el puntaje es de 10 a 14 de 27, el diagnóstico es 'moderadamente deprimido' y se puede recetar un antidepresivo.
"Así que tienes a una farmacéutica estableciendo el criterio sobre lo que constituye una forma de depresión para la que se necesita una droga y al mismo tiempo fabricando esas drogas y enriqueciéndose", denuncia Davis.
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Image caption "Si puedes convencer al público de que los dolores de su vida son fácilmente solucionados con una pastilla, tienes un fenómeno de marketing que generará decenas de millones de dólares al año", señala Frances.
Para Kroenke, "era sencillamente una manera fácil de diagnosticar en medicina general. Es un punto de partida. Cuando tienes el resultado puedes decirle al paciente: 'Tu puntaje es alto. ¿Qué piensas?'".
"El PHQ-9 o cualquier escala de depresión es inocente. Depende de cómo se usa", afirma.
La firma Pfizer dice que PHQ-9 nunca fue pensado para reemplazar las consultas con los doctores.
Y claramente hay un demanda genuina de medicamentos para quienes sufren de depresión clínica. Pero esa no es la gallina de los huevos de oro.
"Ahora es normal estar medicado, no la excepción", subraya el psiquiatra Allen Frances. "Esas medicinas son esenciales... para el 5%. Pero son absolutamente perjudiciales cuando son usadas incorrectamente".
"Medicamentos que son muy útiles para unos pocos se tornan peligrosos y dañinos para muchos".
Y la depresión no es la condición más erróneamente diagnosticada en Estados Unidos.

Medio millón de niños

El trastorno por déficit de atención con hiperactividad o TDAH entró en la corriente dominante con la 4ª versión del DSM, que le dio la definición actual.
Un año después de su publicación, 500.000 niños en EE.UU. habían sido diagnosticados con TDAH.
Hoy, uno de cada 7 niños recibe tratamiento.
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Image caption ¿Juguetones, traviesos o hiperactivos?
Pocos negarían que el trastorno existe pero la falta de una prueba médica definitiva significa que el TDAH ha sido interpretado erróneamente, sobrediagnosticado y publicitado a gran escala.
Muchas de las compañías farmacéuticas que comercializan medicamentos para el TDAH alguna vez se han referido a la investigación de un psiquiatra infantil prominente en este campo: Joseph Biederman, del Hospital General de Massachusetts.
En 2002, se reunió con el gran fabricante de medicamentos Johnson & Johnson pues quería crear un nuevo instituto de investigación de psiquiatría infantil en el hospital, pero necesitaba el dinero para hacerlo.
El resumen ejecutivo del acuerdo, en el que Johnson & Johnson se comprometía a subsidiar los costos por una suma de US$500.000 al año, incluye entre los criterios de las investigaciones a realizar: "Avanzará los objetivos comerciales de Johnson & Johnson".
El hospital dice que el centro, que funcionó entre 2002 y 2006, tuvo fines científicos y educativos, y no de promoción de los productos de Johnson & Johnson.
No obstante, Biederman fue muy influyente para las compañías farmacéuticas con sus artículos sobre el TDAH en los que afirmaba que era generalizado y muy infradiagnosticado.
También promovió el trastorno bipolar en la infancia, diciendo que hasta niños de dos años podrían ser maníaco depresivos.
Un mercado de drogas antipsicóticas para niños se creó a partir de su investigación.
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Image caption Medicar a los niños de esa manera es un experimento nunca antes hecho.
"Comencé a investigar el registro del doctor Biederman, reuniendo su investigación, revisando sus fuentes de financiación, hablando con la gente sobre él y su verdadera reputación", le dijo a la BBC Scott Allen, periodista del diario Boston Globe.
"Descubrí que estaba a la vanguardia de la prescripción de medicamentos poderosos, antipsicóticos y antiepilépticos, anticonvulsivos para niños muy pequeños, y contaba con un gran respaldo financiero de las firmas farmacéuticas, muchas de las cuales vendían las medicinas que él recomendaba", señala Allen.
"Más tarde se reveló que en sus presentaciones a las compañías farmacéuticas les decía con anticipación: 'Así es como creo que irá la investigación si la financias'. Un senador estadounidense cuestionó: '¿Cómo puede anticipar el resultado de la investigación antes de hacerla?'", señala Allen.
Image caption El senador republicano Chuck Grassley condujo una investigación del Congreso en 2008 que encontró que psiquiatras universitarios conocidos, que habían promovido las drogas psicoactivas, habían violado las regulaciones federales y universitarias al recibir en secreto grandes sumas de dinero de las compañías farmacéuticas.
Biederman y sus asociados, Thomas Spencer y Timothy Wilens, acumularon millones en honorarios de consultoría de compañías farmacéuticas.
Ellos sostienen que el dinero nunca influyó en su trabajo.
"Todo eso fue corregido. Las personas como yo seguimos haciendo el trabajo pero sin beneficio personal. Ese dinero no me llega a mí, no hay remuneración personal. Va a la institución", le aseguró Wilens a la BBC.
"Pero sigo muy convencido de que la academia necesita trabajar con la industria para encontrar mejores medicamentos".

Escribir a lápiz

"Es muy, muy fácil dar un diagnóstico", advierte Frances.
"Puedes hacerlo en dos segundos. Pero es casi imposible deshacerse de un diagnóstico. Una vez le ponen la etiqueta de TDAH o autismo a un niño de cinco años, puede perseguirlo por el resto de su vida", agrega.
"A menudo el diagnóstico lo hace alguien sin mucha experiencia en 20 minutos, que desconoce los riesgos a largo plazo".
"Yo creo que los diagnósticos psiquiátricos deben escribirse a lápiz".
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Image caption La infancia no es una enfermedad.
Con TDAH, no se trata sólo del etiquetado, sino también del tratamiento de niños de 6 años o menos, en algunos casos.
"Hay 10.000 niños de 2 a 3 años en EE.UU. con drogas estimulantes. ¡No sabemos cómo funcionan estos medicamentos en niños!", exclama el psiquiatra.
"Es un vasto experimento de salud pública sin consentimiento informado, que le da a niños con cerebros muy inmaduros medicamentos muy potentes, sin información sobre su impacto a largo plazo.
"No deberíamos redefinir la infancia como un trastorno psiquiátrico", sentencia el psiquiatra Allen Frances.

De aquí en adelante...

Pero el futuro de la industria farmacéutica no se limita a recetarle a la gente pastillas porque está enferma o no puede hacerle frente a ciertas situaciones.
En el futuro imaginado por las grandes farmacéuticas, no tomaríamos drogas para mejorarnos, sino para mantenernos en la flor de la vida.
En los últimos años, los estimulantes que se usan para el TDAH se han convertido en el fármaco preferido de muchos estudiantes que desean mantenerse alerta mientras se preparan para sus exámenes.
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Image caption Medicamentos que no necesitas pero que hacen sentir a los que los toman que están mejor.
Estas "drogas cerebrales" cuentan con seguidores en el mundo de los trepadores corporativos del mundo actual.
Los nootrópicos, una combinación de compuestos, suplementos y estimulantes, supuestamente mejoran la función cognitiva, aumentan el estado de alerta y fortalecen la memoria.
Lo que no hay que olvidar es que estas drogas inteligentes que se han vuelto tan populares entre los millennials de Silicon Valley son medicamentos que uno no necesita tomar. Son extras opcionales para quienes están bien de salud, no una necesidad para los enfermos.

El nuevo Santo Grial

En cuanto a la enfermedad, el futuro es tratarla antes de que llegue.
Para quienes pueden pagarlo, eso ya es una realidad.
Hay clínicas que, con un mapeo de ADN, crean una evaluación de salud detallada e identifican riesgos. Luego ofrecen tratamientos para evitar las dolencias que podrías llegar a sufrir.
Así, la enfermedad clara y diagnosticable se torna en una lista difusa de males potenciales que quizás te afectarán en el futuro.
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Image caption Tratamientos para curar las enfermedades que quizás tendrás en el futuro.
"Tengo un buen amigo que le aconseja a sus pacientes mayores de dos cosas: primero, no te caigas; segundo, no vayas al médico", cuenta el psiquiatra Allen Frances.
"El problema del sobrediagnóstico y el sobretratamiento es muy endémico y muy serio", agrega.
"Los muy ricos recibirán demasiado tratamiento que les será perjudicial, y para los demás la salud será un lujo difícil de costear, así que será perjudicial pues no recibirán cuidados", concluye.
"¿Qué significa obesidad leve?", pregunta Kurt Kroenke, profesor de Medicina de la Universidad de Indiana.
"Ahora se habla de prediabetes, ¿qué significa eso? Corremos el riesgo de diagnosticar en exceso a miles y miles de personas más".
"Creo que, con todos los trastornos médicos y psicológicos, debemos tener cuidado de no etiquetar a la gente en lugar de simplemente educarla", señala Kroenke.
Todos corremos el riesgo de enfermarnos de algo, pero si te dicen, por ejemplo, que tienes un riesgo de 25% de sufrir de Alzheimer cuando tengas 80 años, ¿cuál es tu reacción?
¿Te alegras de que tu ADN muestra que tienes una alta probabilidad de vivir hasta que seas octogenario o te preocupas por esa posibilidad y pagas por tratamientos para reducir el riesgo?

viernes, 22 de septiembre de 2017

Tras aprobación de la FDA muchas compañías no realizan controles de seguridad



Reuters Health  22 de sweptiembre de 2017 

El estudio que demostró esto, fue cuestionado tanto por la FDA misma como por algunas de las compañías aludidas.


En el apuro  por aprobar nuevos medicamentos, la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos a menudo requiere que las compañías farmacéuticas estudien posibles efectos secundarios y dosis alternativas para los medicamentos una vez que alcancen el mercado más amplio. Un nuevo análisis en el New England Journal of Medicine concluye que, en muchos casos, eso no se está haciendo.

El Dr. Steven Woloshin, del InstitutoDartmouth de Políticas de Salud y Práctica Clínica en el Líbano, New Hampshire, y sus colegas examinaron los registros federales y encontraron que entre los 614 estudios encargados en 2009 y 2010, el 20% nunca se inició y el 9% se retrasó .

"Cuando los fármacos son aprobados, los ensayos suelen ser pequeños y de corto plazo, y algunos efectos secundarios pueden no surgir hasta la fase posterior a la comercialización", dijo Woloshin a Reuters Health en una entrevista telefónica. "El problema es que cuanto más rápido estén en el mercado, más preguntas abiertas habrá sobre su seguridad o la mejor dosis".

En una respuesta publicada en el Journal, la FDA dijo que por su cuenta, el 88% de todos los requisitos post-comercialización - no sólo los mandados en 2009 y 2010 - "estaban progresando de acuerdo a sus horarios originales" a partir del año fiscal 2015.

Una de las cuatro compañías farmacéuticas contactadas por Reuters Health proporcionó pruebas de que la información sobre su registro de post-aprobación reportada por el equipo de Woloshin es inexacta.

Con el presidente Donald Trump prometiendo acelerar aún más el proceso de aprobación de la FDA, "la aprobación de fármacos es probable que se vuelva cada vez más rápida y se base en estándares de evidencia más holgados", escribe el equipo de Woloshin en su informe. "Será crucial asegurarse de que las preguntas importantes que no se contestan en el momento de la aprobación se resuelven lo más rápidamente posible".

Un ejemplo de la falta de plazos es Suboxone de Indivior, una combinación de buprenorfina y naloxona utilizados para tratar la dependencia de opiáceos. La FDA quería saber si causaba un problema específico con el corazón.
"El patrocinador recibió más de 1 año para presentar el protocolo de prueba y 5 años para completar el ensayo", escriben los autores del estudio. "Sin embargo, a partir de julio de 2017, al parecer el protocolo final no había sido presentado".

Y cuando se aprobó el tratamiento de esclerosis múltiple de US$ 72.000 por año de Novartis, Gilenya (fingolimod), la FDA le dijo a la compañía que probara una dosis diaria más baja. "A veces una dosis más baja puede ser tan eficaz, pero tienen menos efectos secundarios", explicó Woloshin.
Sin embargo, "más de 6 años después de la aprobación, el ensayo no se había completado debido a las dificultades de reclutamiento a pesar de que el fabricante reportó US$ 2.800 millones en ventas", escriben los investigadores.

La compañía dio a conocer un comunicado a Reuters Health diciendo que el reclutamiento fue lento debido a que la terapia de esclerosis múltiple ha evolucionado. Los resultados del estudio se esperan en la segunda mitad del próximo año.

Un ejemplo citado por los investigadores está siendo cuestionado. El caso involucra a Victoza, el medicamento ampliamente prescrito de Novo Nordisk para la diabetes tipo 2. Las pruebas en animales mostraron que podría causar cáncer de tiroides. La FDA ordenó a la compañía crear un registro de 15 años para registrar casos de cáncer de tiroides entre los usuarios. La fecha límite para la presentación de las reglas para el funcionamiento del registro fue julio de 2010.

El equipo de Woloshin sostiene que no se ha presentado ningún protocolo para el registro y cita un sitio web de la FDA que muestra el registro como "Delayed".

Pero el portavoz de la compañía, Ken Inchausti, proporcionó un enlace al ensayo en el sitio web clinicaltrials.gov mostrando que la inscripción comenzó en enero de 2012. Le dijo a Reuters Health en un correo electrónico que 996 pacientes han sido entrevistados hasta la fecha.
Woloshin y sus colegas escriben que sus datos muestran que el 16% de los estudios en curso están dentro del calendario.

"A pesar de que estar en el horario es tranquilizador, argumentaríamos que algunos horarios especificados por la FDA son demasiado largos", escriben. El equipo cree que la FDA debe establecer plazos más cortos e imponer sanciones cuando las compañías no cumplan estos plazos.
"Por ejemplo", escriben, "el calendario para un estudio pediátrico de 1 año de seguridad y eficacia para Welchol (colesevelam), usado para evaluar los efectos del tratamiento sobre la diabetes tipo 2 en niños. . . se permitió 6 años para la terminación; y se concedió una extensión adicional de 4 años ". El fármaco se comercializa en Estados Unidos por Daiichi Sankyo, la segunda compañía farmacéutica japonesa.

En algunos casos, la FDA simplemente ha descartado un requisito para un estudio post-aprobación sin dar una razón. "Añadir esta información a su base de datos pública de postaprobación aumentaría la transparencia", escribe el equipo de Woloshin.

La declaración de la FDA no responde directamente a las sugerencias. "Con el tiempo, los avances en la ciencia, los cambios en los estándares de atención, y la nueva información clínica pueden afectar la viabilidad del estudio, los requisitos de diseño, e incluso la necesidad o la conveniencia de un estudio", dijo la agencia.
"La FDA sigue estas circunstancias cuidadosamente y trabaja con los fabricantes para asegurarse de que el requisito de postcomercialización o el estudio de compromiso proporciona la información necesaria para la salud pública", añadió.


el estudio original 

Steven Woloshin, M.D., Lisa M. Schwartz, M.D., Brian White, B.A., and Thomas J. Moore, A.B. The Fate of FDA Postapproval Studies N Engl J Med 2017; 377:1114-1117September 21, 2017 DOI: 10.1056/NEJMp1705800

en http://www.nejm.org/toc/nejm/377/12/

jueves, 18 de mayo de 2017

La vida tiene precio:


Farmacéuticas multinacionales deciden el acceso a la salud en América Latina

El Universal , México. 17 de mayo de 2017

Por Fabiola Torres López, Iván Herrera y Mayté Ciriaco
Con el apoyo de David Hidalgo y Álvaro Meneses en Lima, la Unidad de Datos de El Tiempo en Bogotá, Catalina Oquendo en Buenos Aires, Carmen Quintela en Ciudad de Guatemala y Daniela Guazo en Ciudad de México.
El pasado 6 de diciembre, cuando la onda expansiva del caso Lava jato golpeaba a toda América Latina, uno de los últimos episodios de la guerra que enfrenta a las farmacéuticas con los Estados y los pacientes pasó inadvertido en el auditorio de un lujoso hotel de la ciudad de Panamá. Después de dos años de gestiones, delegados de una coalición de organizaciones civiles de seis países consiguieron un espacio en una audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para denunciar un problema por el que está en riesgo la vida de millones de personas: el actual sistema de patentes como principal obstáculo para el acceso a medicamentos contra enfermedades graves como el virus del Sida, el cáncer y la hepatitis C. Fue la primera vez que un grupo de oradores de Perú, Colombia, Argentina, Guatemala, México y Brasil expuso ante este foro que las reglas de propiedad intelectual permiten a los grandes laboratorios condiciones de monopolio para disparar los precios de las medicinas.
“Las multinacionales farmacéuticas tienen el control de un sistema que impide extender los medicamentos a todos los que los necesitan.”, dice Germán Holguín, director de Misión Salud, la fundación colombiana que tomó la iniciativa de solicitar la audiencia. “Más de 700 mil personas mueren al año en la región por causas que pudieron evitarse”, precisa este abogado y economista caleño que estudia desde hace quince años el comportamiento de la industria farmacéutica.
Holguín está convencido de que existen todas las condiciones para calificar la conducta de los laboratorios que bloquean el acceso a las medicinas genéricas como un crimen de lesa humanidad juzgable por la Corte Penal Internacional.
“Estamos frente a un drama de gigantescas proporciones”, advierte.
Su preocupación coincide con las conclusiones del panel de alto nivel sobre acceso a medicamentos de las Naciones Unidas, que en su último reporte del 2016 ubica como un problema central: “las incoherencias entre las reglas de comercio y de propiedad intelectual con los objetivos de la salud pública y los derechos humanos”.
En este contexto, Ojo-publico.com ha realizado una investigación en alianza con periodistas de Argentina, Colombia, Guatemala, México y Venezuela, que revela las presiones de las compañías farmacéuticas sobre los Estados para prolongar sus monopolios mediante lobbies diplomáticos, acciones judiciales, vínculos cuestionables con funcionarios que representan conflictos de interés, la multiplicación de patentes a través de modificaciones menores a las medicinas para alargar su exclusividad y hasta denuncias por colusión entre farmacéuticas con el fin de bloquear la venta de fármacos similares de menor costo. El resultado ofrece un panorama de prácticas cuestionadas que explica las dificultades del acceso a las medicinas costosas para personas vulnerables a lo largo de América Latina.



El dinero o la vida


Uno de los más visibles detractores del comportamiento de las grandes farmacéuticas es el ex presidente colombiano Ernesto Samper. En 1989, tras sufrir un atentado que casi le cuesta la vida, Samper fue sometido a una trasfusión de sangre que le contagió la hepatitis C. Durante un año y medio, se sometió al tratamiento convencional, tan agresivo como una quimioterapia, sin éxito. La cura solo llegó tiempo después por medio del sofosbuvir, un fármaco del laboratorio estadounidense Gilead Sciences, que salió al mercado en el 2014 con la marca Sovaldi, y por el que su seguro médico pagó 84 mil dólares. La experiencia le hizo descubrir en carne propia el drama de los pacientes que requieren medicinas de alto costo.

“Cuando uno se pone a averiguar cómo un tratamiento puede valer mil dólares la píldora, si el costo de elaborarla vale menos de mil, le dan respuestas como: ‘Eso es lo que vale un hígado’. Como quien dice: ‘Su vida vale 84 mil dólares’”, cuenta el expresidente en una entrevista para esta investigación.
Hasta enero último Samper fue secretario general de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur). Allí descubrió que el tema era mucho más complejo.
“Cuando ya estaba curado, llegaron a mi oficina –en la secretaría de Unasur– los mismos (representantes) del laboratorio Gilead para proponer un acuerdo que permitiría cubrir el tratamiento completo por 6.400 dólares”, relata Samper. “Yo dije: ‘Perfecto, pero me van girando los 78 mil que me robaron’. Porque, ¿cómo pueden rebajar un tratamiento de 84 mil a 6 mil? Tienen que estarlo produciendo más barato”, recuerda el expresidente.

Precios tan altos como el fijado a Sovaldi son impuestos al amparo de patentes de veinte años, que a menudo se justifican con la presunta necesidad de cubrir los costos de investigación y desarrollo. Sin embargo, Gilead Sciences, la titular de las patentes de sofosbuvir, no inventó este medicamento: lo compró. Para ser más precisos, adquirió la compañía que lo había creado: Pharmasset, una pequeña firma biotecnológica con base en New Jersey. Y por si eso fuera poco, ahora se sabe que el precio de venta de sofosbuvir supera, en promedio, más de 800 veces el costo de su producción: un estudio de la Universidad de Liverpool concluyó que el tratamiento de 12 semanas con esta pastilla puede fabricarse a un costo que oscila entre 68 y 136 dólares.
El problema está en que pocos gobiernos ponen contrapeso a los abusos de las farmacéuticas a través de un recurso legal que tienen a su disposición para proteger la salud pública: las licencias obligatorias. Se trata de autorizaciones, concedidas a algún laboratorio, para elaborar productos que de ordinario no podría fabricar por estar protegidos con patentes. Este mecanismo está reconocido en el propio Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, vigente desde 1995, y la Declaración de Doha, suscrita en el 2001 por los países miembros de la Organización Mundial del Comercio.


Una base de datos de las licencias obligatorias, elaborada como parte de la investigación de The Big Pharma Project, revela que entre 1960 y 2016 solo catorce países recurrieron a este mecanismo que en 44 casos llevó a la reducción de precios de medicamentos bajo monopolio de doce farmacéuticas. Estos casos involucraron productos de GlaxoSmithKline, Abbott, Merck Sharp & Dohme, Bristol Myers Squibb, Gilead Sciences y Pfizer. La amplia mayoría de fármacos liberados de patente corresponde a antirretrovirales, tratamiento indispensable para mantener con vida a los pacientes con VIH, pero también hubo licencias para medicinas contra el cáncer, la artritis reumatoide, la hepatitis B, la diabetes y otras enfermedades.
En la lista de países que otorgaron licencias obligatorias aparecen solamente dos latinoamericanos: Brasil y Ecuador. El primero, que cuenta con una sólida industria farmacéutica nacional, usó este recurso en el 2001 para abaratar el costo del antirretroviral Efavirenz, que estaba bajo el control monopólico de Merck Sharp & Dohme. El segundo ha concedido diez licencias obligatorias y ha apostado por robustecer su industria farmacéutica al fundar la compañía pública Enfarma, orientada a la producción de genéricos. De hecho, en el 2009, el mismo año en que se creó Enfarma, el Gobierno de Ecuador emitió el decreto ejecutivo que declara de interés público el acceso a los medicamentos empleados para el tratamiento de las enfermedades que afectan a la población del país.
Ecuador comparte con Indonesia el récord de licencias obligatorias en el mundo. El gobierno de Rafael Correa liberó de patentes seis antirretrovirales que estaban en manos de los laboratorios Abbott y GlaxoSmithKline; dos medicamentos contra la artritis, que monopolizaban Merck Sharp & Dohme y UCB Pharma; un oncológico de Pfizer y un fármaco usado en trasplantes renales fabricado por Syntex.
Para sorpresa de muchos, la lista incluye a Estados Unidos, que en 1960 fue el primer país que concedió una licencia obligatoria. Ahora se opone a su uso en América Latina para proteger los intereses comerciales de las farmacéuticas de capitales estadounidenses. Las licencias obligatorias también han sido otorgadas por Italia (en tres ocasiones), Eritrea, Ghana, India, Malasia, Mozambique, Tailandia, Zambia y Zimbabue.
Lo que ha quedado claro es que en ninguno de estos casos se cumplieron las apocalípticas advertencias de los representantes diplomáticos de Estados Unidos y de las multinacionales farmacéuticas sobre inminentes sanciones comerciales o políticas para los países que aplicaran la medida. No obstante esa evidencia, el lobby diplomático y político que mueve esta industria acaba de frenar estos procesos en Colombia y Perú con los mismos argumentos.


martes, 29 de noviembre de 2016

'Me-too' y marcas: la industria farmacéutica siempre gana

 
Gladys Martínez López, Diagonal 29 de noviembre de 2016 
 
Se cumplen 20 años del nacimiento de los medicamentos genéricos, pero la industria emplea diversas estrategias para seguir dominando el mercado.



Hasta el 30 de diciembre de 1996, los medicamentos genéricos no suponían ninguna amenaza para la gran industria farmacéutica en España, simplemente porque no existían.

Veinte años después, la venta de estos medicamentos, cuyo principio activo y efectividad es exactamente igual al del fármaco de marca y que se producen una vez éste ha perdido la patente, supone el 40% del mercado en número de unidades.
Sin embargo, sigue estando muy por debajo de la media europea, que se sitúa en torno al 60%. Y es que la industria farmacéutica se ha armado de distintas estrategias para no perder un mercado que le reporta miles de millones en beneficios.
Aunque las encuestas de los últimos años muestran que un 80% de la población confía ya en los genéricos, las campañas de desprestigio han sido constantes, sobre todo desde que la Ley 29/2006 fomentara la prescripción por principio activo y el Real Decreto Ley 9/2011 impusiera su prescripción obligatoria, lo que obligaba a las farmacias a dispensar el medicamento más barato.
"Entonces empezó el ataque de la industria farmacéutica. Hasta entonces el genérico no era competencia para la industria porque la mayoría de médicos recetaba por marca", dice a Diagonal Abel Novoa, médico presidente de la plataforma NoGracias.
"Existe la idea de que los genéricos ‘no cumplen’ los mismos criterios de calidad que los medicamentos de marca, lo que es falso. Desde luego, gran parte de esa falsa creencia se debe a la presión constante de la industria de medicamentos de marca, que ve amenazado su monopolio de facto por los genéricos", dice Mercedes Pérez-Fernández, responsable de ética de la Red Española de Atención Primaria y miembro del Equi­po CESCA.
Lo cierto es que un medicamento de marca y su genérico tienen el mismo principio activo, y que el "20% de variabilidad" por el que se los ataca no se refiere ni al principio activo ni a la efectividad, sino a la absorción. Una variabilidad que puede darse en genéricos pero también entre dos lotes del mismo fármaco de marca, y que no afecta a nivel clínico.
En 2014, un estudio rea­lizado por la UNED concluía que existía en internet "una estrategia de comunicación explícita con un objetivo muy claro: generar percepciones de riesgo a su alrededor para frenar su aceptabilidad social".
Para ello, la industria ha utilizado a asociaciones de pacientes y consumidores, dice Novoa. Pero también, y sobre todo, a las sociedades médicas. "Casi todas las sociedades médicas dependen de las industrias farmacéuticas, alimentarias, de gestión y tecnológicas para sus actividades. En general, dichas industrias cubren el 90% y más de los presupuestos de dichas sociedades. Quien paga manda, y por ello las sociedades actúan de 'delegados comerciales ilustrados' de las industrias de medicamentos de marca. Son la voz de su amo, lo que nosotros llamamos 'suciedades' científicas", añade Juan Gérvas, profesor visitante en la Escuela Nacional de Sanidad, del Equipo CESCA y NoGracias.
"Además, los médicos no tienen por qué aprenderse los 'nombres de fantasía', y las industrias no tienen por qué 'ligar' ese nombre a la corrupción del pago de regalos, invitaciones, formación continuada y demás", añade este médico en referencia a los regalos y beneficios que los médicos reciben de las farmacéuticas con la intención de que prescriban sus medicamentos.
Pero a la industria no le basta con deslegitimar los medicamentos genéricos. Tienen diversas estrategias, como "pagar a las empresas de genéricos para que no saquen genéricos o para que los retrasen, y así pueden seguir explotando en exclusividad aunque haya caducado la patente", indica Novoa.
O, como añade Miguel Jara, del Bufete Almodóvar & Jara, especializado en análisis de medicamentos, "demandar por sistema a otros laboratorios que osen fabricar productos similares a los suyos, lo que ocurrió en India con el fármaco Glivec, aunque un tribunal dio la razón a los laboratorios que habían hecho la copia porque la ley india de medicamentos sólo permite patentar las verdaderas novedades". Pero una de sus principales estrategias en los últimos años, y la más silenciosa, ha sido la de 'alargar' la vida de las patentes, que tienen una duración de 20 años.

'Evergreening' y 'me-too'

Me-too, "yo también". Quizá no haya oído hablar de ellos, pero lo más probable es que los haya consumido o los vaya a consumir en algún momento, todo por el bien de la industria farmacéutica. "Ahora mismo la mayoría de los medicamentos son me-too –dice Abel Novoa–. Son el 60% de todos los medicamentos en el mercado y los más prescritos, más del 80% del gasto se va en ellos".
El problema de los me-too es que no curan más que los ya existentes, no suponen apenas innovación y son mucho más caros. "Cuando va a extinguirse la patente de un fármaco, la farmacéutica saca otro sin novedad terapéutica pero con algún cambio insustancial que las autoridades sanitarias les aprueban como si fuera nuevo, y por lo tanto bajo patente. Consiguen así 'alargar' la vida en monopolio del ya existente", dice Miguel Jara.
Forman parte, como denunciaba en mayo el Consejo Estatal de Estudiantes de Medicina (CEEM), "del fenómeno de evergreening o reverdecimiento, que consiste en mantener bajo patente un compuesto de forma indefinida encadenando diferentes patentes sobre el mismo, ya sea a través de pequeños cambios químicos o adjudicándole nuevas indicaciones".

A menudo se trata de pequeñas modificaciones en la formulación: la versión bucodispensable o líquida de un fármaco en píldoras, por ejemplo. Otra son pequeños cambios en la molécula, como ocurre con el esomeprazol, patentado con la marca Nexium, que es la imagen especular de la molécula del protector gástrico omeprazol. "De hecho es omeprazol, pero cuesta 20 veces más. Nos gastamos 100 millones de euros al año en pagar medicamentos iguales que el omeprazol pero mucho más caros. Si lo prescribe un médico, como no tiene genérico, la farmacia tiene que dispensarlo", dice Novoa.
Gérvas mantiene que "son medicamentos me-too aproximadamente el 90% de los que se financian públicamente. Es decir, se podría ofrecer excelente medicina e innovación con el 10% de los medicamentos, y con la aprobación de las novedades que aportan beneficios para la salud de los pacientes. En 2014 sólo se aprobaron tres medicamentos que fueron verdadera innovación".

Además, como denuncia la asociación Farmacríticxs, los me-too, aunque no suponen una innovación, absorben la mayoría de los recursos en I+D a pesar de que "están dirigidos al 10% de la población mundial, es decir, a los países desarrollados que pueden permitírselos".
Desde CEEM denuncian que este modelo "ignora las principales cargas de enfermedad", ya que en la última década "sólo el 25% de los fármacos comercializados han presentado algún beneficio terapéutico con respecto a los existentes". Quedan olvidadas las epidemias que asolan los países más pobres, como sida, malaria, tuberculosis, etc., o las enfermedades raras, que no suponen beneficios para la industria.

Pelotazos

Así, aunque los genéricos cada vez ganan más peso y se calcula que su prescripción está ahorrando del orden de los mil millones de euros al año en España, son los medicamentos de marca, sean me-too o novedosos, los que se llevan una mayor tajada del presupuesto en sanidad.
El gasto público en recetas en 2015 fue de 10.106 millones de euros, casi 2% más que el año anterior, mientras que el gasto farmacéutico hospitalario fue de 6.668 millones, con un 26% de incremento. Este aumento vertiginoso se debe en parte a los casi 1.100 millones que se desembolsaron a la farmacéutica Gilead para tratar ese año a 60.000 pacientes con hepatitis C con el fármaco sofosbuvir, marca Sovaldi, que cuesta en nuestro país unos 13.000 euros por paciente (empezó en 43.000).

Licencias obligatorias

La OMS permite que los países emitan "licencias obligatorias", es decir, encargar a un laboratorio nacional la fabricación de un genérico, saltándose la patente de un medicamento, cuando se trate de una cuestión de salud pública.
Si el Gobierno español lo hubiera hecho, "habría permitido tratar a los 60.000 pacientes por 12 millones de euros, o a los 700.000 infectados que se calcula hay en el país por 140 millones", indican desde la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS Madrid).
Pero "España no se ha atrevido, porque Europa no nos ha dejado, porque la industria ha presionado muchísimo, etc., pero Marruecos sí lo ha hecho, y allí cuesta cien euros", dice Novoa.
Así, explica este médico, el elevado precio del producto en España hace que se hayan establecido condiciones restrictivas para el acceso al mismo: "Los estadios iniciales de cirrosis no entran en principio, sólo las cirrosis avanzadas. Esto ha provocado que muchos pacientes estén haciendo turismo a Marruecos y Egipto para que les pongan el tratamiento completo de  sofosbuvir".
Sovaldi ha sido el gran negocio de Gilead, que en 2014 obtuvo 13.300 millones en beneficio, un 285% más que el año anterior, 10.000 de ellos por el fármaco anti-hepatitis C.
Aunque las farmacéuticas justifican el precio de los medicamentos por la "inversión en la investigación", "casi todas las patentes provienen de estudios financiados con dinero público en instituciones universitarias y de investigación que todos apoyamos con nuestros impuestos. En realidad, la industria farmacéutica ha dejado de innovar, se limita a comprar lo que hacen los demás, generalmente con financiación pública", dice Mercedes Pérez-Fernández.

Los últimos estudios apuntan a que los gobiernos financian el 84% de la investigación, frente a un 12% de los laboratorios. Además, en el caso del sofosbuvir, muchos ponen en duda la patente, ya que está basado en un anticanceroso ya existente.
Y el sofosbuvir no es el único con un precio exorbitante. Ocurre lo mismo con muchos nuevos medicamentos anticancerígenos, algunos de los cuales no muestran muchas mejoras con respecto a los ya existentes, indica Gérvas. "Desde luego, algunos medicamentos tienen un uso adecuado, pero los precios exorbitantes no se justifican en ningún caso", añade.

Un proceso oscuro

Aunque en España existe un sistema de precios de referencia, que establece el precio máximo que el Sistema Nacional de Salud va a pagar por un medicamento incluido dentro de un grupo, cada vez que un nuevo fármaco sale a la luz se produce una negociación entre la Comisión Interministerial de Precios de los Me­dicamentos y el laboratorio farmacéutico.
"Si el Estado es el máximo cliente, tiene capacidad de negociar, pero el proceso de negociación con las empresas es oscuro, muy poco transparente. Las empresas ponen el precio de una manera aleatoria, que no tiene que ver con lo que les ha costado desarrollar el medicamento", dice Novoa, que añade: "La industria juega sus cartas, de presionar, de convencer a los gobernantes de que necesitan que los medicamentos sean caros para poder seguir investigando, estas cosas que sabemos que no tienen que ver con la realidad, y consiguen que los gobiernos acepten precios que están muy por encima del valor del fármaco".
Por todo ello, indica Pérez-Fernández, "por filosofía y ciencia, por conciencia y economía, lo conveniente es un mercado fuerte de genéricos, y de ahí la necesidad de su utilización preferent

viernes, 18 de noviembre de 2016

Argentina: Dan marcha atrás con el plan de precios cuidados para medicamentos



El PAMI y las obras sociales, los grandes compradores de remedios del país, ya habían logrado rebajas importantes

17 de noviembre de 2016



Estaba todo encaminado para un anuncio a comienzos de septiembre, pero el momento nunca llegó. La Secretaría de Comercio decidió dar marcha atrás definitivamente con la idea de lanzar una canasta de precios cuidados de medicamentos. Así lo confirmaron a LA NACION fuentes de Comercio, que evitaron dar detalles sobre los motivos. La secretaría que encabeza Miguel Braun nunca había llegado a anunciar formalmente el plan de congelamiento de precios de medicamentos -que no iba a tener el mismo nombre del que alcanza a alimentos, productos de limpieza y de perfumería-, pero la idea era negociar un listado de remedios que se extendiera al menos hasta fin de año.
De hecho, varias empresas farmacéuticas habían enviado sus listas de precios a Comercio. Y hubo quienes fueron más allá y hasta llegaron a sellar algún acuerdo. "Desconocemos los motivos por los cuales no se oficializó el plan", dijeron a LA NACION fuentes de Cilfa, la cámara que agrupa a los laboratorios de capital nacional. "El 28 de agosto los laboratorios de Cilfa asumieron el compromiso de congelar los precios de una lista de medicamentos. Desde esa fecha, la mantienen vigente", aseguraron. En Caeme, que representa a los laboratorios extranjeros, tampoco tienen definiciones: "Muchos de nuestros laboratorios participaron de la convocatoria y dieron sus listas de precios. Los tiempos de la implementación están en manos del Gobierno", señalaron.

Dan marcha atrás con el plan de precios cuidados para medicamentos
Dan marcha atrás con el plan de precios cuidados para medicamentos. Foto: Archivo
Quienes conocen el sector afirman que la decisión de la secretaría obedece a que no quería comprometerse con un plan que, si bien podía redituar políticamente, no tendría un impacto fuerte sobre la oferta de medicamentos. "Estos planes nunca resultan. Algunas empresas se habían esforzado con las listas que enviaron; otras, no tanto. Pero en definitiva la canasta no representaba más que un 7% de los medicamentos más utilizados", explicó una fuente que pidió anonimato. "Y en un momento en que uno quiere que las empresas inviertan, no tiene sentido patear el tablero con acciones que en el fondo son marketing vacío", se sinceró.
Para el Gobierno, la negociación más fuerte de este año con la industria farmacéutica ya estaba cerrada y con resultado a su favor. Es el caso del acuerdo que cada año firma el PAMI, que es el principal comprador de medicamentos del país. Este año, el instituto que atiende a jubilados y pensionados logró un recorte de precios promedio del 28% con respecto a 2015, con vigencia hasta fines de diciembre.

"El acuerdo con los laboratorios no movía el amperímetro. Porque la mayoría de los medicamentos se venden vía PAMI o a través de las obras sociales. Y ahí hubo ya un ajuste grande", coincidió el director de un laboratorio nacional líder. "Hay laboratorios que con lo que se firmó con PAMI quedaron muy mal parados", afirmó.
Pero la discusión con los laboratorios no se agotaría aquí. La idea es negociar un plan integral con todos los grandes compradores públicos de medicamentos. Con ese objetivo, se armó una mesa de diálogo de la que participan representantes de la Jefatura de Gabinete, del PAMI, de la Superintendencia de Salud y del IOMA (la obra social de la provincia de Buenos Aires).

"Estamos evaluando estrategias para una negociación global por los precios. Estamos tratando de que la Argentina no esté fuera del mundo, que podamos discutir precios con referencia internacional", anticipó a LA NACION Luis Alberto Scervino, superintendente de Salud. "Acá hay medicamentos que tienen precios mayores que en países de Europa o de mayor ingreso per cápita. Y la Argentina no está en condiciones de pagar más", dijo.
Según Scervino, no tiene sentido discutir congelar o bajar precios cuando aún no se tiene una buena referencia sobre cuánto más caros, o no, están los remedios en el país con respecto a otros mercados. "Para que haya una discusión en serio, veamos cuál es el precio de accesibilidad de los medicamentos en Europa, donde hay precio más social, y de algunos países de América, donde también salen menos que acá", dijo el funcionario. "Lo que queremos es que no se gaste de más", subrayó.

miércoles, 12 de octubre de 2016

Argentina: Precios de medicamentos en trepada sin remedio



ALTA CONCENTRACION DEL SECTOR Y FALTA DE CONTROL OFICIAL POSIBILITARON ALZAS DE HASTA 194 POR CIENTO EN PRODUCTOS ESENCIALES
Raúl Dellatorre, Página12, 12 de octubre de 2016


En tan sólo nueve meses, el aumento de los productos farmacéuticos de mayor demanda tuvo un incremento promedio del 59 por ciento. Considerando una canasta de los más utilizados por jubilados, la suba llega al 75 por ciento. Investigación de la Undav.








La relajación de los controles por parte de la Secretaría de Comercio, sobre un sector con muy alto grado de concentración del mercado, serían los ingredientes que posibilitaron que el 85 por ciento de los medicamentos de mayor demanda local hayan aumentado por encima del ritmo de la inflación en los primeros nueve meses del gobierno de Cambiemos. Los de uso más directo por los jubilados, tuvieron un incremento promedio del 75 por ciento. 

Esa es la conclusión a la que arriba un estudio realizado por el Observatorio de Políticas Públicas de la Undav (Universidad Nacional de Avellaneda), a partir del relevamiento de un total de 123 medicamentos representativos del consumo nacional. La investigación compara los precios de Vademecum de noviembre de 2015 y agosto de 2016. En esos nueve meses, ese conjunto de productos farmacéuticos registró un aumento promedio del 59 por ciento, 25 puntos más que el índice de precios al consumidor medido por el instituto de estadísticas porteño para el mismo período (33,7 por ciento). Entre los 20 productos farmacéuticos que conforman la canasta de medicamentos de jubilados (elaborada en base a estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación), el promedio supera en más de 40 puntos al IPC de la Ciudad. Ocho subieron su precio entre 100 y 200 por ciento en esos nueve meses (ver cuadro en esta página). Otros siete productos se encarecieron entre 50 y 85 por ciento.

Según los autores del trabajo, la combinación de “un consumo masivo e inelástico” con una estructura de oferta fuertemente concentrada, tanto en la producción como en la comercialización, hizo posible esta política abusiva de remarcaciones sin una presencia efectiva del Estado para neutralizarlo. La investigación toma como punto de partida el mes de noviembre pasado, dado que a partir de la devaluación de diciembre empieza a verificarse el violento corrimiento de precios. “Inicialmente, la devaluación del peso argentino tuvo un impacto directo en los precios de los insumos importados fundamentales para la producción de medicamentos (principios activos y envases)”, señala. El aumento en otros insumos, así como en los servicios públicos, fueron inmediatamente trasladados a los precios finales, dada la existencia de “una estructura concentrada, tanto en la cadena de producción como en la comercialización, que posibilita a los actores relevantes fijar los valores en el mercado”.

En los nueve meses transcurridos entre noviembre de 2015 y agosto de 2016, se verifica un incremento promedio del 59 por ciento, tomando en cuenta las variaciones de un total de 123 medicamentos que cubre el relevamiento de la UNdAv. De ese listado, 12 medicamentos tuvieron un incremento superior al 100 por ciento, y en total son 77 los que superaron el aumento medio del 59 por ciento. En el mismo período, el instituto de estadísticas de la Ciudad reflejó una suba del índice de precios al consumidor del 33,7 por ciento, guarismo sobre el que se ubicó el incremento de 17 de cada 20 productos farmacéuticos relevados (el 85 por ciento).

El estudio destaca que la Dirección de Estadísticas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, en el renglón de servicios relacionados con la salud, registró un incremento en los mismos nueve meses del orden del 28,4 por ciento, y en particular en productos farmacéuticos computó una suba del 22,8 por ciento. “Estos números agregados de avance de precios de la industria de los medicamentos contrasta notablemente con las variaciones a las que están expuestos los consumidores”, subraya el documento, que repasa además el impacto de estos aumentos sobre el poder de compra de los jubilados. Vale recordar que no hay estadísticas a nivel nacional, ya que el Indec interrumpió la toma de datos entre diciembre y marzo.

El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad, que coordina Santiago Fraschina, elaboró una canasta de los medicamentos de consumo más usual entre adultos mayores, en base a distintos estudios y estadísticas del Ministerio de Salud de la Nación sobre dolencias y tratamientos en esa franja etaria. Sobre el conjunto de veinte productos seleccionados, se compararon los precios informados por el Vademecum de AlfaBeta.net con los valores de la jubilación mínima, tanto en noviembre de 2015 como en agosto de 2016. Los valores de los medicamentos de la canasta aumentaron, en promedio, el 75 por ciento durante el período. Mientras que la jubilación mínima lo hizo en un 15,3 por ciento (un solo aumento semestral en el período).

Considerando por cantidad de unidades de medicamentos que podrían adquirirse con una jubilación mínima, la pérdida promedio de poder de compra resultante es del 36 por ciento. Así, por ejemplo, un producto para el control del colesterol, del cual se podían adquirir 20 cajas de 28 comprimidos en noviembre con una jubilación mínima, nueve meses después apenas se alcanzaba a pagar ocho cajas con el valor actualizado del mismo haber previsional, con un deterioro del 60 por ciento en el poder adquisitivo. Entre los productos seleccionados, se observa que para uno de uso para tratamiento de tiroides, la capacidad adquisitiva se redujo en el período de 96 a 46 cajas; en el caso del envase de un protector gástrico, el jubilado pasa de poder adquirir 31 envases a 18; en vasodilatadores, de 34 cajas a 20, o en un producto para la próstata, de 9 envases a 6.

“Pese a los cuantiosos incrementos de precios, las empresas del sector siguen presentando mejoras en sus niveles de ventas”, advierte el estudio. “Así, en el corriente año, el monto total de la facturación de la industria farmacéutica creció en un 56 por ciento para el primer trimestre, superando los 17.500 millones de pesos. Dada la marcada inelasticidad en el consumo del sector, este fenómeno se explica únicamente como producto del avance en el precio de los medicamentos de forma significativa por sobre la inflación”.

Canasta para jubilados

Los que más aumentaron
Uso terapéuticoProducto$ Noviembre$ AgostoVariación


20152016%
Control colesterolRosuvastatina Richet 10 mgx28 compr.209,96617,11194
AntimicóticoBetacort pluscremax2042,90118,60176
AntidepresivoServantax 50 mgx30 compr.133,40355,35166
Tratamiento tiroidesEuthyrox 100x50 compr.44,99107,19138
Antibiótico antibacterianoBiotic Pharma 500 mgx10 compr.65,30150,01130
Relajador del lisocardíacoAmiodipina Vannier 5 mgx30 compr.71,48160,00124
Protector gástricoOmeprazol Richet 20 mmgx28 caps.136,94275,39101
VasodilatadorFabosic 50 mgx30 compr.126,22252,36100
DiabetesMetformin Temis 850 mgx60 compr.140,89261,2585
AntiartrósicoDolo Artrilase 1500/15x30 sobres383,56652,2170
HipolipemiantesAmpliar 10 mgx30 compr.265,02429,2062
AsmaSeretide aerosol HFA 250/25 dosisx120476,29753,2258
PróstataReduprost 0.4 mgx60 caps.499,62784,8257
Fuente: Canasta de Medicamentos de mayor consumo de adultos mayores. Los precios surgen del Vademecum de AlfaBeta.net