Mostrando entradas con la etiqueta ley de patentes. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ley de patentes. Mostrar todas las entradas

martes, 21 de febrero de 2017

Remedios por las nubes: El INPI puentea al Congreso y le da vía libre a las patentes farmacológicas norteamericanas


ver Argentina firma convenio de patentes con Estados Unidos
 
e idas y vueltas previas  en  
http://medicamentos-comunidad.blogspot.com.ar/search/label/INPI
 
 
Mariana Escalada; Agustin Roncon, El disenso,  
 
 
 
En esta nueva investigación de El Disenso, te mostramos como a través de un acuerdo bilateral que no requiere aprobación del Congreso, el INPI hace inaplicable nuestra Ley de Patentes frente a las patentes de las corporaciones norteamericanas, lo que disparará al cielo el precio de los medicamentos. El director del INPI que firmó este acuerdo es Damaso Pardo, quien antes de ser funcionario defendía firmas extranjeras en temas de propiedad intelectual desde el estudio PAGBAM junto a José Alfredo Martinez de Hoz (h) y Jorge Perez Alati, quienes están entre los principales aportantes de la Fundación SUMA y de la campaña presidencial de Mauricio Macri.

El problema de las patentes farmacológicas en Argentina

En 1500 fueron espejitos por oro. En 1876 fue la “ley de Aduana” que significó una victoria librecambista consolidando definitivamente el modelo agroexportador. Hoy se da la misma discusión, pero ya no se trata espejitos ni productos industrializados, sino de patentes recauchutadas de productos farmacéuticos. En este informe de El Disenso, te contamos como el gobierno se saca de encima la Ley de Patentes de Invenciones y abre nuestro país a todas las patentes norteamericanas como gesto de confianza para ganar la simpatía de un Donald Trump que todavía nos tiene en jaque con el tema de los limones.

Las patentes se sacan sobre cualquier invento o diseño novedoso dentro del estado de la técnica, y aplicable industrialmente, y premian y fomentan la inventiva otorgándole al creador derechos sobre su idea. En la industria farmacéutica esto tiene un correlato menos idílico, los grandes laboratorios multinacionales se hacen con las patentes de los inventores, las acaparan, y se valen de ellas para imponer precios abusivos a los consumidores de medicamentos. En Argentina las patentes son otorgadas por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) a través de la Administración Nacional de Patentes.

La Ley de Patentes Argentina data de 1996, y regula los requerimientos que debe observar el INPI, para otorgar derechos de invención. A poco de promulgada, USPTO, el ente que regula las patentes en Estados Unidos, puso a nuestro país en la “Special 301 Priority Watch List” una lista negra de países que no ofrecen “cooperación suficiente” en el tema de las patentes. Para promover la cooperación, la diplomacia norteamericana se vale de denuncias por violaciones de patentes que el Departamento de Comercio de EEUU presenta ante la Organización Mundial de Comercio (OMC), o remociones de preferencias arancelarios y rupturas de acuerdos comerciales, como pasó hace unos días con el tema de los limones. Según cables de Wikileaks, desde que nuestro país entró en aquella lista negra de vigilancia y control, cada embajador estadounidense en Buenos Aires elevó un informe anual al departamento de estado sobre la situación de la propiedad intelectual en Argentina, siendo las principales problemáticas los derechos sobre software y medicamentos.

El sector donde más pesa la problemática de las patentes es la industria farmacéutica, y a poco de promulgarse la ley de patentes de invención, la farmacéutica francesa SCRAS trabó un litigio contra el INPI porque la autoridad de contralor le había rechazado una patente porque, dentro de nuestro marco legal, no la consideraba novedosa. Esta controversia se resolvió en 2012 en la Sala I de la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal a favor del INPI. Pero el conflicto más importante se planteó en la controversia del antirretroviral “didanosina”, medicamente para el HIV que producía localmente Richmond. Bristol-Myers Squibb (BMS) le puso una cautelar a Richmond, que producía la Didanosina para el programa de VIH-SIDA del Gobierno Argentino. La cautelar fue apelada por el Ministerio de Salud, porque los derechos corporativos atentaban contra la salud pública. Sobre estos temas, Ginéz González, ex ministro de salud sostuvo que las patentes medicinales “generan monopolios y ponen en riesgo el acceso a los medicamentos”. En 2013 BMS volvió a la carga, esta vez el producto era un triple antirretroviral llamado ATRIPLA.
Alex Freyre, presidente de la Fundación GEP, sostuvo en aquel momento: “Las patentes farmacéuticas retrasan la entrada de medicamentos genéricos al mercado, impiden la competencia de precios y ponen grandes desafíos para el acceso a la salud de la población”.
La estrategia de hacer pequeñas modificaciones y mezclas de componentes para repatentar cosas que ya existen es conocida como “Evergreening” y consiste en hacer pequeñas mezclas y remezclas o cambios accesorios de composición para hacer pasar por novedosas cosas que no lo son. La práctica de reverdecer las viejas patentes alcanzó límites obscenos, por lo que en 2012 se establecieran reforzadas “Pautas para el examen de patentabilidad”.

El Disenso
Un informe presentado ese año en el Congreso por los diputados Ciciliani, Duclos y Barletta para clausurar la extensión artifical de las patentes, determinaba que solo 5 de las 186 patentes otorgadas el año anterior correspondían a productos novedosos y el 94,6% de los mismos pertenecía a propietarios extranjeros como consta en los fundamentos del proyecto. Conservando el monopolio de las patentes, la corporación farmacéutica se garantiza de establecer unilateralmente los precios que los enfermos pagan por sus medicamentos. Con aparente paradoja los tratados que fomentan el marco normativo que necesitan estos monopolios se llaman “de libre comercio”, es que en el mundo de hoy ya no se comercian los bienes, sino también los derechos intelectuales para producirlos.

Con altibajos, la ley de patentes ha resistido por 20 años los intereses corporativos que se repiten también a nivel internacional donde las cuestiones de fondo se discuten en el OMPI, foro de la ONU ocupada de la problemática de la propiedad intelectual, donde entidades como ALIFAR, que nuclea a las industrias famacéuticas latinoamericanas, han planteado su oposición a las rígidas imposiciones de derechos de propiedad que EEUU pretende imponer a través de la OMC. La importancia de la cuestión patentes ha sido también eje central de los fallidos ALCA y el TTP.

Otro lobo cuidando el gallinero

Pero todo cambió cuando Macri designó al frente del INPI al Dr. Dámaso Pardo, se trata de un abogado proveniente del estudio jurídico PAGBAM, generoso donante de la fantasmagórica fundación SUMA que aportó también $934.000 a la campaña del PRO. En el estudio sus asociados eran José Alfredo Martinez de Hoz (h) y Jorge Perez Alati, que a título propio le puso $1.730.000 a la candidatura de Mauricio. En el estudio, Pardo era el experto en cuestiones de propiedad intelectual, prestaba asesoramiento en ese campo y era litigante contra el Estado Nacional en cuestiones de marcas y patentes. Su nombramiento es, como tantos otros, muy cuestionable a la luz de legislación sobre ética pública, pero la Oficina Anticorrupción no ha iniciado hasta hoy ninguna actuación para analizar si pueden existir conflictos de intereses en el nombramiento de este funcionario que, como suele decirse, atiende de los dos lados del mostrador.

El 12 de septiembre de 2016 el cuestionado director del INPI emitió una “resolución de examen de patentes” 56/16 que aceleraba el proceso de concesión de patentes, saltando por vía administrativa los obstáculos legales que en otras épocas habían encontrado corporaciones como las arriba mencionadas STRAS y BMS y poniendo en alerta a los pacientes que utilizan medicamentos de alto costo para enfermedades como el HIV o la hepatitis C. Dice textualmente el primer artículo de la resolución:

“Administración Nacional de Patentes a dar por cumplidos los requisitos exigidos por el art. 4 de la Ley 24.481 (t.o. en 1996) y por cumplida la búsqueda internacional respecto de las solicitudes de patentes de invención iniciadas bajo la vigencia de la Ley 24.481 (t.o. en 1996), cuando se acredite que la prioridad invocada en los términos del art. 4.A.1 del Convenio de París ha sido concedida en el extranjero por la oficina de origen o por otras oficinas, siempre que las legislaciones que rijan dichas oficinas realicen examen de fondo y estén sujetas a los mismos estándares de aplicación de los requisitos de patentabilidad aplicados por la República Argentina”.

En respuesta a la resolución 56, la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos argentinos (CILSA), que forma parte de ALIFAR y fue premiada por Médicos Sin Fronteras por su propuesta de establecer un sistema de licencias automáticas para patentes de medicamentos en países en desarrollo, presentó una solicitud de aclaratoria. Según CILFA, la resolución administrativa impedía la aplicación de la Ley de Patentes de Invención anulando la realización de exámenes de fondo a las solicitudes de patentes extranjeras. Como consecuencia Pardo reculó y, mediante la resolución 125/16 aclaró que la resolución anterior no exime a la Administración Nacional de Patentes de realizar el examen de fondo sobre los requerimientos de patentes.

Una autopista para introducir patentes farmacológicas

A pesar del traspié, Pardo volvió a la carga y el pasado 13 de febrero de 2017 firmó, junto a Michelle K. Lee, directora de USPTO, un acuerdo bilateral titulado Patent Prosecution Highway (PPH) Pilot Program”.
Se trata de un programa piloto que podría entenderse como una autopista para conseguir patentes.
El PPH que somete las relaciones de ambos países a las reglas del “Global/IP5 PPH”, entrará en vigencia el 3 de marzo por un plazo de tres años, pero generará derechos adquiridos para todas las patentes otorgadas durante ese lapso. El acuerdo, por su naturaleza “piloto”, no requiere aprobación del Congreso. Sin embargo, su implementación significa una derogación de hecho de la ley de patentes de invención, o por lo menos de los criterios de aplicación, ya que nos somete a los estándares que Estados Unidos ha propuesto con tanta vehemencia desde los tiempos del ALCA. Es que, según la letra del acuerdo, y con el notable fin de evitar duplicar el trabajo realizando dos exámenes sobre las características inventivas de la misma patente, cada oficina dará trámite abreviado a los proyectos aprobados por la otra.
El Disenso
El Disenso
A través de este simpático gráfico, la pagina de USPTO explica como las patentes norteamericanas no serán controladas por las oficinas de patentes locales.
La resolución 125/16 expresaba el compromiso del Director del INPI en el respeto por la ley de patentes, y aseguraba, a requerimiento de la CILSA, que se seguirían realizando exámenes a fondo sobre los requerimientos de patentes, como venía sucediendo desde 2012. Como suele pasar con funcionarios tan acostumbrados a atender del otro lado del mostrador, y a los doble discursos, Pardo defiende la ley con una firma y la viola con la siguiente.
El Disenso



















Original en 
http://www.eldisenso.com/politica/remedios-por-las-nubes-el-inpi-puentea-al-congreso-y-le-da-via-libre-las-patentes-farmacologicas-norteamericanas/

martes, 23 de agosto de 2016

Grandes farmacéuticas siguen teniendo utilidades a pesar del vencimiento de patentes

farmaceutica
Un análisis del Financial Times grafica esta situación que le genera a la industria miles de millones de dólares en venta de medicamentos. Sólo el olvidado Prozac le dio US$ 35 millones a Eli Lilly en el primer semestre de este año.

 Según un análisis elaborado por Financial Times, las grandes farmacéuticas están obteniendo miles de millones de dólares en utilidades, a pesar de tener patentes vencidas de medicamentos, los cuales siguen siendo un negocio redondo. Quizá hasta más redondo.

En octubre del año pasado, el ejecutivo farmacéutico, Martin Shkreli, provocó una protesta a nivel internacional por subir el precio de un fármaco que se administra a enfermos de sida. El incremento fue de 5.000%. Esto generó que muchos inversionistas comenzaran a preocuparse de si esto generaría una política de control de precios como ocurre en Europa.

Las acciones farmacéuticas comenzaron una gran caída, en tanto Ian Read, ejecutivo de Pfizer, intentó tranquilizar a sus accionistas, recordando que la industria era la única con obsolescencia incorporada en sus productos. Esto, ya que una vez que expira una patente, el precio de un medicamento puede bajar mucho debido a que el fabricante pierde el derecho exclusivo a vender ese producto. A raíz de esto, las farmacéuticas señalan que esa es la razón que tiene para cobrar precios tan altos, para cubrir los costos de descubrimiento de una droga y traerla al mercado, en un proceso que puede durar hasta 10 años. En promedio pueden gastar US$ 2.600 millones por cada medicina, según el Centro Tufts para el Estudio del Desarrollo de Drogas, en Boston.

De todas formas, las compañías farmacéuticas siguen obteniendo grandes ganancias por venta de medicamentos donde ya no tienen la patente, según Financial Times. En la práctica los siguen vendiendo a precios altísimos, a pesar de que existen fármacos genéricos, de fácil acceso para las personas. ¿Por qué los pacientes pagan mucho más por algo que podrían conseguir más barato? Por ignorancia, por poder y/o adhesión a la marca, porque es lo que les receta su médico, porque creen que el original es mejor, etc. 

El costo no siempre es la variable de ajuste, en especial en temas de salud, donde las personas prefieren empobrecerse si creen que eso los llevará a curarse o sentirse mejor. 
Cabe señalar que estas prácticas no son ilegales, pero según los críticos atentan contra el pacto entre las farmacéuticas y los pacientes, ya que sólo debiera tener precios altos para medicamentos innovadores. Esta es una práctica regularizada en la industria. En los primeros seis meses de 2016, Pfizer obtuvo US$ 2.000 millones en ingresos en Estados Unidos de sus productos establecidos, donde vende medicamentos de marca sin patentes.

Las diferencias de precio entre los fármacos de marca y los genéricos pueden ser muy grandes. Ocurre por ejemplo en el caso de Lipitor de Pfizer, que puede llegar a costar US$ 10 para una píldora de 20 mg, mientras que el genérico cuesta sólo US$0,6 centavos, según datos del gobierno de Estados Unidos. En algunos casos, los medicamentos ya son muy antiguos, como en el caso de Eli Lilly, que descubrió el antidepresivo Prozac en 1987 y los genéricos ya tienen más de 15 años en el mecado. Sin embargo, la compañía vendió US$ 35 millones en la primera mitad del año.

Entervistado por el Financial Times, el doctor Peter Bach, director de la unidad política de salud del Memorial Sloan Kettering de Nueva York, plantea que frenar el envejecimiento de los fármacos de marca en relaciones a versiones más baratas, socava la industria.“Ellos dicen a los elaboradores de las políticas que los medicamentos pueden costar mucho, que hay este reloj de arena, y en el momento en que expira a continuación los medicamentos se vuelven súper baratos, y luego se da un gran beneficio social para todos los tiempos”, afirma Bach. “Pero, en realidad, todo el tiempo se están propagando rumores sobre la eficacia y seguridad de los medicamentos genéricos.”


Ocurre porque, para los laboratorios, la tentación es mucha: por cada unidad que venden, la investigación y desarrollo ya fueron amortizadas hace mucho tiempo. Es ganancia 100%. Así, las farmacéuticas habrán perdido la patente, pero estrujan el limón al máximo hasta el final

original en http://clustersalud.americaeconomia.com/grandes-farmaceuticas-siguen-utilidades-pesar-del-vencimiento-patentes/

viernes, 25 de marzo de 2016

Argentina: La visita de Obama para derrumbar la normativa nacional de patentes farmacéuticas. TISA y PCT


Observatorio Sudamericano de Patentes, 25 de marzo de 2016




obsupat.-La "visita" de Barak Obama a la Argentina estuvo precedida de un feroz lobby sobre funcionarios del gobierno de Macri para derogar normativa relacionada a los procedimientos de concesión de patentes farmacéuticas y biotecnológicas. El CEO de la Cámara de Comercio de EEUU en el país (AmCham) hizo saber días antes de las intenciones de las empresas estadounidenses para que Argentina se incorpore al tratado TISA y PCT.

El Acuerdo en comercio de servicios (en inglés Trade in Services Agreement, TISA) es un tratado internacional en el que entran 23 países, incluyendo los que pertenecen a la Unión Europea y EE.UU. El acuerdo promueve la liberalización a escala global del comercio de servicios como la banca o el transporte.

Por su parte, el Tratado de Cooperación en materia de patentes, conocido generalmente como PCT crea un procedimiento único de solicitud de patentes para proteger las invenciones en todos los países miembros contando en la actualidad con aproximadamente 150 países. Este acuerdo es el paso previo a la patente mundial que las empresas globales anhelan.

Al mismo tiempo, los abogados o agentes de propiedad industrial representantes de estas corporaciones en Argentina agrupados en la AAAPI, ya habían solicitado la derogación de resoluciones implementadas durante del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner que regula el procedimiento de concesión y denegación de solicitudes de patentes farmacéuticas por parte del Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI).

Los agentes pidieron al ministro de producción argentino la derogación de una resolución conjunta de las carteras de Salud, Producción y el INPI del 2012, que estableció lineamientos (guías) a los que se tiene que ajustar el INPI cuando analiza el pedido de una patente.

La Ley Argentina de Patentes, de 1995, adoptó las bases dispuestas en el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual (ADPIC) relacionados con el Comercio de la OMC, firmado el año anterior en la ronda de Uruguay. A partir de este convenio multilateral, que estableció el plazo de 20 años para las patentes, luego cada país es soberano en determinar qué es nuevo, qué tiene altura inventiva y qué tiene aplicabilidad industrial, tres requisitos para obtener las licencias. Pero hasta 2012, la normativa era ambigua, por lo que los laboratorios nacionales debían recurrir a la Justicia para pelear cada una de patentes otorgadas de manera poco transparente por el INPI.

Sucede que la actual ley de patentes es una traba para los laboratorios extranjeros quienes pretenden que el país ingrese al tratado PCT para quitar a la oficina nacional (INPI) la capacidad de otorgar patentes, pues el propio tratado asigna a algunos pocos países la realización de los informes internacionales de patentes necesarios para conceder o no, un monopolio por esos 20 años que actualmente establece la ley argentina, redactada para adecuarse a los ADPICs.

Así, las empresas norteamericanas que negociaron los TLC con Chile y Colombia, DR-CAFTA, CAN, NAFTA y TPP pretenden mayores plazos de protección de las patentes al introducir una cláusula por demoras imputables a la oficina de patentes, para el caso de supuestos atrasos en la concesión por problemas "burocráticos", extendiendo la protección por varios años más de los 20 ya existentes a partir de la fecha de solicitud.

Esto sumado al lobby para que el ministerio de salud y el ANMAT aprueben los 5 años de protección de datos de pruebas que impiden la apariciónn de medicamentos genéricos de laboratorios nacionales en el mercado. Que en el tratado TPP puede extenderse hasta 8 años.

El problema para ellos es que el MERCOSUR impide según su normativo, incorporarse a otros tratados de forma individual por lo que es imperioso para las corporaciones forzar la derogación de las mencionadas resoluciones administrativas del INPI que el propio gobierno de Macri puede deshacer con un simple decreto.

Los intereses estadounidenses en Argentina liderados por AmCham impulsaron la llegada de Obama para derrumbar la normativa que protege todavía la aparición de medicamentos genéricos en las farmacias y hospitales del país.



El CEO de Amcham en Argentina, Alejandro Díaz, lo expresó claramente en una respuesta al diario El Cronista:

— ¿Cuál es el interés en materia de propiedad intelectual? ¿Se espera alguna gestión en el marco de la visita de Obama?

— Lo que se pretende es que se dé cumplimiento a la Ley de Patentes Argentina. Para eso hay que revisar las últimas decisiones tomadas por resolución, las guías de patentabilidad, que están en contra del proceso de la ley. Además, los procesos de aprobación de las patentes son mucho más largos que en el resto del mundo. En cuanto a si será parte de la agenda de Obama, no lo sé, pero Propiedad inte lectual es uno de los cinco temas que EE.UU. ha planteado en los últimos 150 años en las negociaciones bilaterales. ¿Crees que a la Argentina lo va a excluir? Hay que romper con la famosa mística de los laboratorios nacionales y los importados y empezar a trabajar con la innovación y la tecnología.



domingo, 28 de junio de 2015

Sofosbuvir: LA BOLSA O LA VIDA



Opinión: Lorena Di Giano, Tiempo Argentino, 28 de Junio de 2015

La hepatitis C representa una crisis de salud pública mundial. Cada año, 700 mil personas mueren de complicaciones hepáticas relacionadas con la enfermedad por no recibir el tratamiento que precisan.

El 20 de mayo de 2015, Hola Malena, la comunidad organizada, organizaciones sociales, organizaciones de personas con Hepatitis C; abogados y activistas defensores de la Salud Pública nos opusimos a una patente que Gilead Sciences (multinacional farmacéutica estadounidense) persigue en nuestros países para garantizar un monopolio que le asegure el cobrar precios exorbitantes por un medicamento que significaría la cura de millones de personas en el mundo.
Las oposiciones a las patentes indebidas se están llevando a cabo en Argentina, Brasil, Ucrania, Rusia mientras que se realizan marchas en Tailandia, Marruecos e India para prevenir el abuso del sistema de patentes de parte de Gilead y que cada persona que necesita el sofosbuvir pueda obtenerlo. 59 millones de personas viven con Hepatitis C en estos países. 
Ante la demanda desesperada de personas cuya salud depende del medicamento sofosbuvir, Gilead saca al mercado este medicamento a precios fuera del alcance de la mayoría de las personas que lo necesitan y fuera del alcance de los presupuestos públicos. Gilead busca patentar sofosbuvir intentando apropiarse de conocimiento que se encuentra en dominio público en un claro abuso al sistema de patentes. En nuestro país, se calcula que el tratamiento de 12 semanas podría costar entre 2.000 mil y 15.000 dólares. Estudios de la Universidad de Liverpool demuestran que el sofosbuvir puede ser manufacturado y vendido en forma genérica por U$S 101.
Gilead ha obtenido $ 16 billones de dólares en ganancias en los últimos 15 meses –en gran parte gracias a la venta de sofosbuvir– a expensas de la salud de la población y la apropiación de conocimiento público en países como EEUU. La búsqueda de patentes injustificadas y el consiguiente precio abusivo que permite el monopolio responden a un modelo de negocios que pone el lucro por encima de la salud pública.
La vida de cientos de miles de personas en Argentina está en juego, y la situación amerita una respuesta rápida desde las políticas públicas. La solicitud de patente que busca Gilead en Argentina debe ser rechazada porque no cumple con los requisitos legales, el rechazo de la patente pretendida garantizará la entrada de versiones genéricas de calidad y bajo precio y permitirá la producción local de este medicamento clave para controlar la epidemia de hepatitis C en Argentina. Los medicamentos no son mercancía, son bienes sociales para garantizar la salud de la población. «

Nota original en http://bit.ly/1U0kDrN

Sofosbuvir: SOBERANÍA SANITARIA, UN DERECHO



Opinión: Gonzalo Basile, Tiempo Argentino, 28 de Junio de 2015

Una cuestión social recurrente en el campo de la salud, no sólo a nivel nacional sino regional y global, es hasta qué punto la industria médico-farmacológica con su poder y diversificaciones de mercado (producen medicamentos-vacunas, tecnología, pero también agroquímicos, negocios financieros, otros) puede ser regulada-controlada recuperando soberanía sanitaria pública por los Estados. Este es la cuestión emergente que plantea el precio de los nuevos tratamientos contra la hepatitis C, en particular en el caso del Sofosbuvir, cuyo monopolio ostenta el laboratorio Gilead. Este último comercializa 12 semanas de este medicamento a un precio exorbitante –el precio de la terapia combinada es superior a los 40 mil euros en Francia, Alemania, Reino Unido o España– y llega los 80 mil dólares en Estados Unidos.
Hoy el 32% del gasto total en salud en Argentina (10% del PBI) es en medicamentos. Asumir este debate estratégico para la salud internacional en la construcción de políticas públicas sobre la fijación de los precios de los medicamentos y su impacto en los sistemas de salud pública radica en una cuestión clave para garantizar el derecho a la salud de nuestros pueblos. India rechazó la patente del Sofosbuvir, planteando que su producción en el país podría bajar en diez veces su valor. En el marco de la cooperación Sur-Sur en Salud, la Unasur planteó la creación de un "Fondo para la Negociación de Adquisiciones de Nuevos Medicamentos contra la Hepatitis C", pensando en la negociación y regulación al mercado de ganancias extraordinarias farmacéuticas y junto al ISAG-Unasur está implementando un banco de precios de medicamentos regionales y mapeando las capacidades para la producción pública de medicamentos esenciales en Latinoamérica. En la Argentina a partir de la reglamentación de la Ley nacional de Producción Pública de Medicamentos N° 26.688 junto a la creación de la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (existen unos 40 Laboratorios públicos), cuenta con las capacidades de ciencia y tecnología potenciando la red de laboratorios públicos para producir una plataforma estratégica de desarrollo y construcción de soberanía sanitaria pública para reducir progresivamente las dependencias externas y garantizar el acceso universal a los medicamentos como bien social y derecho de ciudadanía. «


Remedios: el negocio de la patentes puede poner en riesgo la vida de 750 mil argentinos




Jimena Segura, Tiempo Argentino,  28 de Junio de 2015

El laboratorio norteamericano Gilead se niega a otorgar las excepciones necesarias para que en la región se produzca el medicamento que cura definitivamente la hepatitis C. Los tratamientos privados cuestan hasta un 1000 por ciento más con relación a los precios que surgirían de la producción de genéricos en la red de laboratorios públicos.


Remedios: el negocio que puede poner en riesgo la vida de 750 mil argentinos


La Fundación Grupo Efecto Positivo (FGEP) junto a la Red Argentina de Personas Positivas (Redar Positiva) presentaron semanas atrás un llamado de atención para que la Oficina de Patentes de Argentina rechace la patente solicitada por el laboratorio norteamericano Gilead/Pharmasset sobre el Sofosbuvir, un medicamento que tendría una efectividad del 95% para la cura de Hepatitis C, enfermedad que causa la muerte de cerca de 700 mil personas por año en el mundo.

Según consignó Tiempo Argentino, el rechazo a este patentamiento se suma al presentado por India y China, alegando que la molécula que Gilead busca patentar no es resultado de ninguna innovación sino que la misma ya existía en la industria farmacéutica. Las denuncias se extendieron a la organización internacional Médicos del Mundo (MDM), que presentó ante la Oficina Europea de Patentes que "la molécula no es lo bastante novedosa para justificar una patente".

LA INDUSTRIA MÁS RENTABLE

Desde Médicos del Mundo, señalaron a Tiempo que con una cifra de venta total aproximada de 900 mil millones de dólares y márgenes de rentabilidad muy por encima del promedio de la industria en general (ganancias de 200 mil millones de dólares anuales), la industria farmacéutica mundial sigue siendo uno de los sectores más prometedores para los negocios de acumulación del capital y garantía de rentas exponenciales. En la República Argentina, siendo junto a Brasil e India unos de los mercados emergentes más apetecibles, esas cifras se estiman en un 30% del gasto total en salud, es decir, un mercado de ventas en facturación ronda los 18 mil millones de dólares anuales.

La Fundación Grupo Efecto Positivo afirmó que Argentina cuenta con infraestructura y recursos humanos para fabricar medicamentos como el Sofosbuvir.

Y para el caso emblemático del Sofosbuvir, afirman que sólo en los primeros meses de comercialización del medicamento (Sovaldi), las ganancias de Gilead se estimaron por encima de los 10 mil millones de dólares, convirtiéndose en el fármaco más rentable a escala mundial.

Según el portal de salud Mirada Profesional, en Estados Unidos la Hepatitis C dispara las ventas de fármacos, y así en base al informe de la consultora IMS, el mercado farmacéutico tuvo una inyección de 373.900 millones de dólares por la venta de los nuevos medicamentos vinculados a esta enfermedad, conduciendo a un espectacular crecimiento de las ventas de más del 647,36% (12.300 millones de dólares en total) para 2014.

CURA PARA POCOS

Según MDM, para el caso del Sofosbuvir (Sovaldi), cuyo monopolio ostenta el laboratorio Gilead, el fármaco se comercializa "a un precio exorbitante", siendo el precio de la terapia combinada superior a los 40 mil euros en Francia, Alemania, Reino Unido o España, lo que en definitiva limita el acceso a ella de numerosos pacientes. En EE UU, el mismo tratamiento de 12 semanas por el que el paciente debe tomar dos pastillas por día cuesta 84 mil dólares (1000 dólares cada comprimido, de aquí que le llamen "la pastilla de los 1000 dólares").

En tanto que la patente pueda impugnarse, la ONG señala que "el medicamento puede entrar en competencia con versiones genéricas, que costarían sólo unos 100 dólares". Así también FGEPseñala que un reciente estudio de la Universidad de Liverpool ha demostrado que el mismo tratamiento podría ser producido por 101 dólares, eso significaría diez veces menos quesu costo actual, o sea un 1000% por ciento más económico.

UNA CARA CARIDAD

Gilead permite a once laboratorios de India la fabricación de Sofosbuvir genérico para su venta en el propio país y en otras 91 naciones con bajos estándares de desarrollo. Este mismo tratamiento en la India tiene un coste de 300 dólares y en Egipto de 900 euros. Pero de la posibilidad de fabricación del genérico quedan excluidos Argentina, Brasil, China, Ucrania y Rusia, por ser consideradas naciones de elevados ingresos según la clasificación realizada por el Banco Mundial (BM). El doble filo de tal clasificación empeora para estos países teniendo en cuenta que son justamente los países de renta media o media-alta los que presentan una mayor cantidad de infectados.

PRECIOS SUDACAS

Se estima que Gilead podría ofrecer a países latinoamericanos un precio con descuento de entre U$S 7000 y U$S 15.000 para el tratamiento de una persona por 12 semanas. Pero como señala FGEP, incluso con este descuento los precios son prohibitivos e inaccesibles como para dejar fuera del alcance a la mayoría de los afectados, mientras que se requeriría un presupuesto público desorbitante para que pueda obtener la cura la totalidad de los infectados. La renta media considerada por el BM, no alcanza.

En el caso argentino, si el tratamiento costara 7000 dólares, se requerirían más de 5 mil millones de dólares para dar cura a todos los infectados, y el presupuesto del Programa Nacional de control de Hepatitis Virales debería ser aumentado al menos en un 115.000%, señalan desde la Fundación. Lo que llevará indefectiblemente a la presentación de numerosos recursos de amparo frente a la limitación económica de acceder a un medicamento de supervivencia. El tratamiento, además, exige la asociación de Sofosbuvir con otros medicamentos de coste igualmente muy elevados.

PRODUCCIÓN NACIONAL Y REGIONAL

En caso de que sea rechazada la solicitud de patentes por parte de Gilead, la Argentina podría acceder a la importación del principio activo a fines de producir localmente el medicamento en cuestión. Desde RedLam, alertan sobre el hecho de que la mayoría de los países latinoamericanos han sido excluidos del ámbito de aplicación geográfico de la licencia y además "a los productores indios se les ha prohibido vendernos estos productos y la materia prima para fabricarlos."

Consultados por Tiempo, la Fundación Grupo Efecto Positivo afirmó que Argentina cuenta con infraestructura y recursos humanos para fabricar medicamentos como el Sofosbuvir, tanto en el sector privado como el público. Respecto al principio activo no habría obstáculos para traerlo de China.

Según MDM, en la Argentina, en el marco de los 40 laboratorios públicos existentes, se puede producir más del 85% de los 410 medicamentos esenciales listados por la propia OMS que son los que atacan el 95% de la patologías y enfermedades prevalentes.

En lo que compete a la producción del propio principio activo, hay que tener en cuenta que en los laboratorios argentinos durante muchos años, y gracias a la inexistencia de la ley de patentes, se destinaron fondos públicos y privados para la producción de las drogas básicas. Pero desde 1995, la OMC solicitó a los países integrantes que conformaran un marco legal bajo la amenaza de represalias comerciales. Es así como en la Argentina, la actual Ley de Patentes entró en vigor a partir de 2003, lo que junto con ciertas desventajas económicas, generó un deterioro de los laboratorios públicos o nacionales abandonando progresivamente la producción de droga base, que hoy es provista al mundo fundamentalmente por India y China.

Los criterios de "exclusión"

Según RedLam, en los 51 países de renta media excluidos por el acuerdo con el laboratorio Gilead habitan más de 50 millones de personas con Hepatitis C, siendo en Argentina cerca de 800 mil las personas que padecen esta enfermedad, aproximadamente seis veces más que los infectados con HIV (existiendo muchos casos de coinfección entre ambos virus).

En nuestra región, se encuentran excluidos del acuerdo de Gilead: Argentina Brasil, Colombia, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, México, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana y Venezuela "representando una exclusión de más de 6 millones de personas que necesitan estos medicamentos" afirman desde la organización. De esta manera, tomando nuevamente un costo de 7 mil dólares el tratamiento del Sofosbuvir, se requerirían más de 13,6 mil millones de dólares para su cura.

MDM remarcó a Tiempo, que los países de la región tienen históricamente una balanza comercial deficitaria en cuanto a la cuestión del mercado de medicamentos. Es decir, se importa más de lo que se exporta casi un triple. A veces porque la industria farmacéutica, tanto nacional como multinacional, importa principios activos básicamente de la India y China, en cuestiones que podrían claramente ser producidas localmente. Esto explica el 25% de las importaciones. Los laboratorios multinacionales a su vez importan una parte de sus medicamentos para abastecer el mercado local, lo que por su parte representa el 75% de las importaciones totales.



Nota Original  http://bit.ly/1IFYIgN

miércoles, 24 de junio de 2015

El fantasma de los medicamentos de alto costo. Carlos Correa en la Fundación Femeba


Alberto Ferrari,ANSA, 24 de junio de 2015



Un fantasma recorre el mundo. Es el fantasma de los medicamentos de alto costo que pueden destruir cualquier sistema de salud, público o privado. El fantasma también llegó a la Argentina donde ya afloran las presiones de los pacientes con Hepatitis C para que se apruebe el Sovaldi de Gilead, que en Estados Unidos tiene un costo de mil dólares la píldora o 84 mil dólares un tratamiento de doce semanas.

Medicamentos de alto costo fue el eje del debate “Patentamiento y Acceso a los Medicamentos de última Generación”, organizado por la Fundación Femeba, con la participación de Carlos Correa, economista y abogado, especialista en propiedad intelectual, que dirige el centro interdisciplinario CEIDIE de la Facultad de Derecho de la UBA, presentado por el ex ministro de Salud Aldo Neri (por la Coordinación de la Fundación).

“Los avances de la tecnología también pueden producir daños. Los gastos en medicamentos tienen una incidencia en Argentina mayor que en otros países”, afirmó Neri, al introducir en el debate.


El ex ministro de Salud de Raúl Alfonsín afirmó que “estamos clamando al cielo algún tipo de medida que no sean los parches judiciales, porque este problema (de los medicamentos de alto costo) lo termina resolviendo y mal, la justicia”.

Correa explicó que en realidad los regímenes de propiedad intelectual no trajeron “más innovación” como sostenía la industria multinacional, cuando reclamaba su sanción en la década del 90.



Por el contrario, la productividad de nuevas moléculas decayó y en Estados Unidos pasó de 43 en 1996 a un promedio de 24/25 por año en los últimos años.

“Hay de veinte a veinticinco nuevas moléculas por año, pero proliferan las patentes en torno a los ya conocidos”, comparó Correa.

El profesional afirmó que existe una gran “opacidad” en torno a los verdaderos gastos en investigación de los laboratorios, que aseguran que una nueva molécula puede demandar una inversión de dos mil a dos mil quinientos millones de dólares.

Sin embargo, el Sofosbuvir (Sovaldi) tiene un costo de 84 mil dólares en Estados Unidos (mil dólares la píldora), mientras que una versión genérica en India cuesta de dos a cinco dólares.

Brasil dispuso de una licencia obligatoria para el medicamento contra el sida efavirenz de Merck porque cotizaba a 1,59 dólares la unidad y la versión genérica se fabricó a un costo de 0,45 dólares, obteniendo el país un ahorro de 237 millones de dólares.

Correa sostuvo que la Ley de Patentes y el registro de nuevos medicamentos en Argentina tienen aspectos positivos, pues desde 2012 y en virtud de pautas fijadas por los ministerios de Salud, Industria y el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (INPI) se impone un examen riguroso de la novedad inventiva.


Es así que en Argentina se han concedido un promedio de 30 patentes por año, mientras que en México el promedio es de dos mil anuales porque son más flexibles o menos exigentes, según como se mire.

Las leyes de patentes tampoco alcanzan para las aspiraciones monopólicas de las multinacionales y por eso Estados Unidos en la negociación de los tratados de libre comercio, como el TTP con los países del Pacífico, está exigiendo exclusividad de datos de prueba por 12 años para impedir que aparezcan competidores nativos.

También la UE que reconoce exclusividad de datos por diez y hasta once años, le está exigiendo algo similar a India para firmar un tratado de libre comercio. Médicos sin Frontera y otras entidades le han pedido al gobierno indio que no ceda a la presión porque desaparecería su industria de genéricos.

En Estados Unidos el primer biosimilar fue aprobado recién en marzo pasado. Se trata de la versión del Neupogen (filgrastrim) de Amgen, que fabrica Sandoz. Pero como era de esperar, Amgen recurrió a la justicia.

También en Argentina los laboratorios multinacionales están litigando contra Argentina por las pautas fijadas por Salud, Industria y el INPI para el patentamiento de nuevos productos desde 2012.

Al mismo tiempo, los criterios para el patentamiento de biosimilares “es una materia pendiente en Argentina”, señaló Correa: “Todavía no tenemos pautas precisas para examinar los biológicos. No se sabe cuando es una molécula nueva”, completó
.

lunes, 18 de mayo de 2015

En medicamentos, Colombia librará una guerra . Advierte Germán Velásquez

Sergio Silva Numa,  El Espectador 18 Mayo 2015
                    
El exdirector del Programa de Medicamentos de la OMS asegura que detrás de ese organismo hay muchos intereses privados.
 
Es probable que en los últimos meses la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya recibido más críticas de las que ha tenido a lo largo de su historia. Su respuesta frente a la epidemia del ébola ha sido calificada en varias ocasiones de lenta e ineficaz. Muchos dicen que, en parte, tiene la culpa de que a la fecha el virus haya infectado a cerca de 26.800 personas y matado a más de 11.000.
 
Ese tema fue mencionado ayer por la canciller alemana, Ángela Merkel, durante la inauguración de la Asamblea Mundial de la Salud, la reunión más importante en el ámbito de la salud, que se lleva a cabo cada año en Ginebra, Suiza, y se prolongará hasta el 26 de mayo. Allí se dan cita todos los ministros encargados de esa cartera. Esta vez es posible que Colombia tenga un rol protagónico por sus intentos de regular los precios y la producción de medicamentos.
 
Sin embargo, Germán Velásquez ya no ve con buenos ojos ese encuentro. Él, manizalita, filósofo de la Universidad Javeriana y doctor en economía de la Sorbona (París), conoce a profundidad la OMS. En esa entidad trabajó por más de 20 años y se convirtió en el director del Programa de Medicamentos y Medicina Tradicional hasta que renunció por no estar de acuerdo en la manera en que se estaba manejando la pandemia H1N1. Incluso, es el autor principal del llamado Libro rojo de la OMS, documento que puso en evidencia las excepciones en patentes del acuerdo sobre los aspectos de los derechos de propiedad intelectual relacionados con el comercio. La industria farmacéutica, desde entonces, lo mira con mucha más precaución.
 
Desde hace cuatro años Velásquez forma parte del equipo del South Centre (Centro Sur), una organización intergubernamental con sede en Ginebra que asesora a los países en vía desarrollo en las negociaciones que se realizan en esa ciudad. Allí, él es el encargado de analizar y de asistir a las delegaciones que forman parte de la OMS. “Es un tema muy interesante porque la OMS sabe muy bien que yo la conozco más de lo que a ella le conviene”, dice. 
 
Desde su casa en Francia le explica a El Espectador por qué desconfía del organismo y por qué Colombia está desempeñando un rol esencial en el acceso a los medicamentos aunque aún haya, según él, muchos intereses que nos impiden tener buen sistema de salud.
 
Usted, que conoce a profundidad la OMS, ha sido un crítico de la organización y de las asambleas de salud. ¿Por qué?
La Asamblea Mundial de la Salud es la reunión de todos los ministros de Salud. Hoy la agenda tiene unos 50 puntos que no reflejan las prioridades. Y después de discutirlos durante horas se logran unas resoluciones que son como sermones de iglesia: no tienen ningún valor jurídico ni mecanismo legal para que los países se comprometan a implementarlas. Ese es el primer problema. El segundo es que la OMS fue creada como una agencia multilateral pública. Pero hoy el 20% de su presupuesto proviene de contribuciones de países y el otro 80% corresponde a aportes de la Fundación Bill y Melinda Gates, y de la industria farmacéutica. Y esas agencias de filántropos están fijando las prioridades y las políticas públicas en materia de salud internacional. 
 
¿Pero hay puntos importantes en los que habría que fijarse? 
Claro. El documento más importante que se va a presentar es el de “Actores no estatales”, en el que se va a decir cómo se manejan los fondos de Gates cuando llegan en medio de una epidemia como el ébola. Además, en estos momentos es muy importante la propuesta para reformar la OMS.
 
En los últimos meses varios expertos han criticado esa respuesta de la OMS frente al ébola. De hecho, el organismo admitió que hubo fallas. ¿Cuál es su posición?
En la OMS no hay una cultura de reconocer errores. Con el ébola las críticas han sido tan fuertes, que por primera vez en la historia la directora general admitió que se cometieron fallas. Pero el problema es que como la OMS ya no es una organización multilateral independiente y está tan burocratizada, es muy difícil responder ante cualquier crisis sanitaria. No es que hayan llegado tarde a atender la epidemia del ébola, es que ya no puede llegar.
 
¿En qué debería centrarse Colombia en la Asamblea de la Salud?
La principal preocupación para el Ministerio de Salud es lo que va a pasar en el tema de los medicamentos. Sabremos si el mundo va a respaldar lo que Colombia está haciendo o se va a poner en cuestión. 
 
Colombia llega a esta asamblea después de haber firmado un decreto que regula la producción de medicamentos biotecnológicos, que ha sido discutido desde 2012 y que ha estado sujeto a múltiples presiones. ¿Cómo recibe esta medida la comunidad internacional?
Desde el South Center hemos visto ese acto de Colombia de manera positiva. Se necesita mucho coraje porque fue ese decreto el que le costó la cabeza a la exministra de Salud Beatriz Londoño en el gobierno de Uribe. Hay que reconocer que Alejandro Gaviria se metió de lleno en el tema, aun contra el pedido expreso del vicepresidente de EE.UU. Fue un acto a favor de la salud pública. Sin embargo, creo que hubo una especie de inconsciencia, porque la batalla no era firmar el decreto. Éste es el inicio de una guerra y no sé si Colombia esté equipada para librarla. Es decir, la firma de ese documento abre unas puertas increíbles en el acceso a medicamentos, pero para abrirlas por completo tiene que llevar una guerra internacional. 
 
Pero esos medicamentos siguen liderando el escalafón de los más costosos para el sistema de salud. ¿Hace falta tomar más medidas?
La verdad es que en materia de biológicos el país está un poco en pañales. Se debería reglamentar el decreto para decidir cuáles medicamentos biosimilares se van a permitir. Así hay competencia y se bajan los precios. Pero hay que destacar lo que ha hecho el Ministerio en materia de control de precios de medicamentos. Ha habido una voluntad de poner reglas de juego y hacer cumplir controles de precio que la industria no estaba cumpliendo. Desafortunadamente en el sistema de salud hay tantos intereses del gremio, de las industrias, de las EPS, de los políticos y del sector público y del privado, que hay mucha dificultad para que el país piense cuál es la salud que les va a ofrecer a los colombianos.
 
Justamente desde hace un par de meses hay rumores de que Alejandro Gaviria quiere renunciar al Ministerio…
Que salga o se quede es secundario. La pregunta de fondo es si a Santos le interesa y es consciente del problema de salud pública de Colombia. Si es consciente no creo que Gaviria deba salir. A un ministro de salud lo deben dejar por un tiempo considerable para que pueda hacer su trabajo. Para remendar la Ley 100 se necesita una medida de fondo que sólo es visible a largo plazo. Si no, que mejor nombren a un mago. 
 
¿Qué tanto cree está influyendo la industria farmacéutica en nuestro país?
La respuesta es muy simple. No se trata de que la industria farmacéutica esté manipulando el Gobierno colombiano. La industria farmacéutica está manipulando a la OMS y, por ende, el debate internacional en materia de salud pública. La industria es tan poderosa, que condicionó hasta la misma reforma de salud que impulsó Obama.
 
El Minsalud está estudiando la posibilidad de liberar una patente para el imatinib, utilizado para la leucemia crónica y por el que Colombia ha pagado casi $400.000 millones en los últimos seis años. ¿Qué tan fácil cree que va a ser?
Ya hubo una tentativa con el kaletra (para tratar el sida) que fracasó. En el caso del imatinib, ya hubo una experiencia interesante en India. Rechazaron la patente con el argumento de que no había innovación. Colombia, aunque ya dio la patente, debería ir por la misma vía de India y revisar los criterios de patentabilidad. Eso, a mi juicio, sería el trabajo más importante porque parece que la oficina de patentes de Colombia no es de vanguardia como la de Argentina o Brasil. Sin embargo, creo que en este momento ese medicamento no es prioritario para dar una licencia obligatoria. 


  


                                      
Desde hace cuatro años Germán Velásquez trabaja en el South Centre asesorando a los países en desarrollo en temas de salud. /
original en

lunes, 4 de mayo de 2015

La caducidad de patentes en EE UU liberará más de 24.000 millones de dólares en dos años


 J. R-T, ElGlobalNet, 4 de mayo 2015


La futura Ley de Patentes, donde se busca incluir la cláusula de exportación, sigue su trámite parlamentario


Las moléculas que pierden patente en los próximos años en Estados Unidos dan buena muestra de la necesidad que observa la patronal de medicamentos genéricos de incluir una cláusula de exportación en la futura ley de medicamentos. En concreto, y mirando hacia el corto plazo, cinco moléculas perderán su protección durante el presente ejercicio y 2016: Neulasta (pegfilgrastim), Gleevec (imatinib), Prezista (darunavir), Humira (adalimumab) y Crestor (rosuvastatina). Entre estos cinco medicamentos se liberarán, según datos del mercado estadounidense de 2013 y facilitados por Aeseg, más de 24.000 millones de dólares, una porción jugosa de tarta que, a día de hoy, las compañías que fabrican en España no tendrían opción legal para optar.
Más allá de estos medicamentos, y ampliando el horizonte hasta el año 2022, las caducidades de patentes con datos de ventas más relevantes se ampliarían hasta los diez, dejando sin protección un mercado total más de 30.000 millones. “Creemos que es una oportunidad importante para que las empresas españolas implantadas pudieran fabricar única y exclusivamente para exportar a estos países como el que ponemos de ejemplo, Estados Unidos”, defiende el director general de Aeseg, José Luis Rodríguez de la Cuerda.

Entre tanto, el debate parlamentario sigue su curso y está pendiente de la convocatoria de la Comisión de Industria, que finalmente elevará el texto legislativo hasta el pleno del Congreso de los Diputados. Mientras tanto, la negociación de enmiendas sigue su curso. Desde CiU, único grupo que ha incluido la cláusula de exportación solicitada por Aeseg en su texto de enmiendas, intuyen que la negociación de enmiendas se puede alargar hasta el mismo día de la comisión.
El grupo catalán ya aclaró que los derechos conferidos por la patente no se deben extender “a la fabricación o empleo del objeto de la invención con el fin de disponer de él en el mercado con inmediata posterioridad a la caducidad de la patente o si el ofrecimiento y venta de la invención tiene como destino final un país en el que no existe protección”.
Bajo este argumento, CiU abre de paso un hueco en su texto a la ‘cláusula Bolar’, otra de las peticiones que la patronal de los genéricos realizó durante se ponencia en la última comisión de Industria que abordó la Ley de Patentes. “Actualmente, la industria farmacéutica española se encuentra en un peldaño inferior de posibilidades de negocio respecto a otras empresas extranjeras que sí pueden fabricar y entregar su producto con antelación para poder ser comercializado, ya sea en nuestro país de forma inmediata a la caducidad de la protección, o en un país donde ya haya expirado la misma”, explican en su enmienda”.

original http://bit.ly/1RaEqUa

jueves, 16 de abril de 2015

Brasil: organizaciones de la salud piden que cambios en ley de patentes garanticen los derechos humanos, el acceso a los medicamentos y el intBrasil: organizaciones de la salud piden que cambios en ley de patentes garanticen los derechos humanos, el acceso a los medicamentos y el interés nacional erés nacional







 De olho nas patentes-Observatorio Sudamericano de patentes
15 de abril de 2015

tran en el Parlamento de Brasil varios proyectos de ley que componen la llamada "reforma de la ley de patentes".

Por el momento, debería ser designado un relator del proyecto y, una carta de varias organizaciones que conforman el Grupo de Trabajo sobre Propiedad Intelectual (GTPI), pide al Diputado Arthur Lira, presidente de la "Comissão de Constituição, Justiça e Cidadania", reconocer el carácter eminentemente público del derecho de patentes y su impacto en la salud pública y el acceso a los medicamentos, y no los intereses privados e industriales, pues se trata de un tema de alto impacto y no comercial .

Explícita que el nombre de (a ) relator ( a) debe hacerse sobre la base de criterios de interés público, para garantizar un proceso comprometido con los derechos humanos, la salud pública y el interés nacional , así como un amplio diálogo con todos sectores de la sociedad .

La carta afirma que "el sistema de patentes existe para promover un intercambio entrelo público y lo privado. Mientras los actores se benefician con los monopolios proporcionados por las patentes la sociedad se debería beneficiar de la acumulación del conocimiento de dominio público. Mientras tanto, gracias a las fallas de nuestra ley de patentes y en su interpretación y aplicación, el interés público sale muchas veces perjudicado en ese intercambio. Como resultado, medicamentos que deberían estar en dominio público, son bloqueados por monopolios privados interminables, dificultando la utilización de genéricos y manteniendo los precios elevados.

Toda la sociedad sufre las consecuencias de este mal funcionamiento del sistema de patentes: muchas personas son excluídas del acceso al medicamento que necesitan, los consumidores pagan más caro, empresas competidoras pierden espacio, el sistema de salud compromete sus ya escasos recursos y los pacientes se ilusionan con medicamentos anunciados como nuevos, pero que no presentan ventajas terapéuticas en relación a los que ya existen.

Sin una reforma de la ley de patentes esos problemas serán profundizados y perpetuados, haciendo que toda la sociedad se vea lesionada por sustentar monopolios privados muchas veces indebidos."
Ver la carta completa.

Farmamundi pide a la OMS que incluya los antihepatíticos en su próxima lista de medicamentos esenciales


Farmacmundi  16 de abril de 2015.


La ONG continúa la ronda de reuniones con grupos parlamentarios para presentar sus propuestas a la nueva Ley de Patentes





Carlos Miranda; Germán Velásquez, y Xosé Mª Torres.


 Farmamundi ha continuado esta semana con la ronda de reuniones con los grupos parlamentarios para presentarles sus propuestas a la nueva Ley de Patentes. El miércoles 15, el portavoz de Sanidad del PSOE, José Martínez Olmos, recibió en el Congreso de los Diputados la delegación compuesta por el portavoz de la ONG en materia de patentes, Xosé Mª Torres y al responsable de Incidencia, Carlos Miranda, acompañados por el Asesor Especial de Salud y Desarrollo de la organización intergubernamental South Centre (Ginebra) y colaborador habitual de Farmamundi, el Dr. Germán Velásquez.

En este encuentro con el PSOE Farmamundi ha reiterado sus propuestas para el proyecto de nueva Ley de patentes, que tras su paso por el Congreso seguirá la tramitación en el Senado. En este sentido, la ONG urge al establecimiento en esta ley (y en el Reglamento que la desarrolle) un enfoque social y, en concreto, un trato diferenciado con las patentes de medicamentos, que no son una materia más, sino productos que pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.

Farmamundi, con el respaldo de Germán Velásquez (director del Secretariado de Salud Pública, Innovación y Propiedad Intelectual de la OMS en Ginebra hasta 2010), aboga por establecer pautas de patentabilidad rigurosas frente a los abusos de las compañías farmacéuticas ante fármacos vitales como se ha visto en el caso del nuevo medicamento Sovaldi® (a base de Sofosbuvir), indispensable para el tratamiento de la hepatitis C.

Sin embargo, esta ley llega a la cámara alta sin las enmiendas que los distintos grupos parlamentarios habían presentado - alguna de ellas muy en sintonía con las demandas de Farmamundi- y que han sido rechazadas por el grupo Popular.

Nueva lista de Medicamentos Esenciales

En la reunión, Farmamundi ha aprovechado para señalar dos momentos de vital importancia que se acercan. Se trata de dos hitos fundamentales en la lucha por el acceso a medicamentos y que pueden ser claves para garantizar el derecho de los pacientes a acceder al tratamiento para la hepatitis C.

En primer lugar, el 20 de abril se reunirá en Ginebra el Comité de Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la selección de los medicamentos esenciales. En esta reunión, en la que participará el Dr. Velásquez, representando al South Centre, se elaborará la que será la Lista nº 19 de Medicamentos Esenciales de la OMS; en la actualidad está vigente la lista nº 18, que data de 2013 y que incluye unos 350 fármacos.

En este sentido, la ONG ha acordado solicitar la inclusión del sofosbuvir -y del resto de medicamentos eficaces para el tratamiento de la hepatitis C- en la próxima Lista 19 de ME de la OMS, y requerir el apoyo del Gobierno español a esta propuesta. La calificación del sofosbuvir como ME supone, de acuerdo a la OMS, “estar disponibles en todo momento, en cantidades suficientes, en las formas farmacéuticas apropiadas, con una calidad garantizada, y a un precio asequible para las personas y para la comunidad”.

Por otra parte, el siguiente momento clave tendrá lugar del 18 al 26 de mayo, cuando se celebre en Ginebra la 68ª Asamblea Mundial de la Salud (AMS), a la que asistirá España.

De cara a ella, Farmamundi plantea la necesidad de que España proponga que la OMS elabore y lidere un plan mundial de lucha contra la hepatitis C, de manera que pueda asegurarse el tratamiento de las personas que lo necesitan a un precio asequible.

Farmamundi va a continuar trabajando en esta dirección y pretende reunirse con otros grupos parlamentarios para transmitir y defender estos posicionamientos, que están centrados en priorizar la salud de las personas sobre cualquier otro interés.


Propuestas de Farmamundi para el proyecto de ley de patentes:

Más información:
Área de Comunicación de Farmamundi
Yolanda Ansón comunicacion@farmamundi.org Paloma Pérez comunicacion2@farmamundi.org
Telf. 902.01.17.17
Responsable de incidencia
Carlos Miranda madrid@farmamundi.org
637 401036