Mostrando entradas con la etiqueta Observatorio del Medicamento. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Observatorio del Medicamento. Mostrar todas las entradas

martes, 26 de abril de 2016

Ahora le echan la culpa al dólar por la carestía de los medicamentos

Juan Gossaín cuestiona por qué remedios cuestan menos en países más ricos y más pobres que Colombia.

Por:  JUAN GOSSAÍN, EL TIEMPO, 26 de abril de 2016

Cero y van cuatro. Esta es la cuarta crónica que escribo, en los últimos cuatro años, sobre el precio que cobran por los medicamentos en Colombia. De manera, pues, que salimos a crónica por año.
Les recuerdo que en julio del 2014, después de tocar el tema por tercera vez, los medicamentos más costosos comenzaron a bajar, entre ellos los que se destinan para enfermedades terribles, como cáncer, mal de Alzheimer y epilepsia. Estuve a punto de echar al vuelo las campanas, creyendo que habíamos ganado esa amarga batalla.

Simples quimeras de periodista ingenuo. Han pasado quince meses y ahora vengo a comprobar que eran vanas ilusiones, suspiros de mariposa, sueños de doncella o “promesas de cumbiambera”, como dicen en Barranquilla. Lo que hicieron fue distraernos con un caramelito. Y, apenas vieron que estábamos descuidados, volvieron a las andadas.

Consulté a los funcionarios de algunos laboratorios que han subido sus precios en los meses más recientes. Por separado, como si fuera una coincidencia mágica, todos me dieron la misma justificación: es que el dólar en Colombia ha subido mucho, es que el alza del dólar ha encarecido las moléculas, es que las materias primas son importadas. Es que etcétera. (Lea también: Tendencia del precio del dólar se define este miércoles)

De manera, pues, que ellos mismos me obligaron a hacer un ejercicio natural, pero complejo, que me tomó mucho tiempo: comparar la subida del dólar con la de los remedios. Les pido a los lectores –si es que tengo alguno– que no olviden en ningún momento que el dólar ha subido 30 por ciento en el último año, y observen cuáles son los porcentajes de alza en los medicamentos.

Factura en mano
Hay un fármaco llamado Cozaar, que es para pacientes que tienen la presión arterial alta. Hasta ahí vamos bien.
Sucede que en Colombia la caja trae 30 comprimidos de 50 miligramos y cuesta 227.650 pesos. En España solo trae 28 comprimidos, cada uno con los mismos miligramos, pero la caja vale 8,20 euros, que al cambio de hoy equivalen a 27.806 pesos colombianos.

Eso significa, en buen romance, que a los colombianos nos cobran por el Cozaar 815 por ciento más que a los españoles. El aumento en contra nuestra es superior a ocho veces. ¿Dos pastillitas de diferencia justifican semejante despropósito? (Por si alguien quiere verla, tengo en mis manos la factura de la botica madrileña).
Ustedes me pedirán, entonces, que compare con un país más parecido a nosotros. Con mucho gusto. Ahí va. En Venezuela, la misma caja cuesta 65.000 pesos, lo cual traduce que aquí cuesta 350 por ciento más que allá.

¿Genérico o de marca?
Espérese, que hay más. Como ese mismo Cozaar es una marca registrada por un laboratorio, su equivalente entre las drogas genéricas se llama Losartán. Según algunas investigaciones juiciosas, se trata de uno de los dos o tres medicamentos más recetados en Colombia. (Además: Por primera vez dólares tendrán el rostro de una mujer)
Pues una caja con la misma cantidad de tabletas de Losartán, y con idéntico gramaje, cuesta en promedio 13.600 pesos en una farmacia colombiana. Usted dirá: “Qué maravilla, vale 214.000 pesos menos que el de marca”. Es verdad. Pero mire esto: en Costa Rica venden esa caja de Losartán por el equivalente de 4.500 pesos colombianos y en Honduras, por 4.600. En ambos países, el genérico vale 300 por ciento menos que aquí.
Genérico o de marca, marcado o sin marcar, nosotros siempre terminamos pagando el pato. Nos exprimen sin piedad.

¿Y la culpa es del dólar, no?
A propósito de genéricos: hay uno llamado Naproxeno que se receta para las artritis leves, inflamaciones, dolor de origen óseo o muscular y también para bajar la fiebre. La caja, que contiene diez tabletas de 500 miligramos, tiene un precio de 6.800 pesos en Colombia. En Costa Rica vale 3.200. El sobrecosto aquí es del 113 por ciento. En Panamá cuesta 3.000 pesos.
Y todavía tienen la frescura de echarle el muerto al pobre dólar, que ha subido 30 por ciento.

Europa y el vecindario
Seguimos recorriendo farmacias por varias ciudades del país y del mundo. Hay personas generosas que me ayudan en esa tarea, pero no puedo mencionar sus nombres. Ellas saben de qué tamaño es mi gratitud.
Crestor sirve para controlar el colesterol nocivo en la sangre. La caja de 30 unidades de 40 miligramos vale hoy en Colombia 440.000 pesos. En Francia cobran, por la misma caja, 61.000 pesos, lo que significa que la de aquí es 720 por ciento más cara. En Alemania cuesta, incluso, un poquito menos que en Francia, el equivalente a 59.200 pesos.
En Ecuador, aquí mismo, que queda en la puerta de atrás, vale 110.000 pesos, lo que indica que su precio es 400 por ciento menor que el nuestro.
Para no ir muy lejos, ni mencionar a naciones tan ricas y desarrolladas de Europa, hagamos el ejercicio de comparar a Colombia únicamente con el vecindario.
Glimepirida es un genérico que se emplea para reducir el azúcar en la sangre. Una caja de 15 comprimidos de 4 miligramos cuesta 49.000 pesos en nuestro país. Hace dos años costaba 26.950. Subió 55 por ciento. En Venezuela cuesta hoy 8.500 pesos colombianos, 10.600 en México, 10.300 en Chile.
(Y el dólar, que ha subido treinta por ciento, sigue cargando ese pesado muerto. Pobrecito).

Observatorio del Medicamento
No todo está perdido en medio de tantos abusos y desmanes. Conozco desde hace años a un verdadero apóstol, el médico Óscar Andia, vicepresidente de Política Farmacéutica Nacional de la Federación Médica Colombiana. Es el director del Observatorio del Medicamento (Observamed).
—Como si fuera poco con incumplir los precios ya establecidos –me dice el doctor Andia–, lo peor es que todavía hay muchos medicamentos comerciales cuyos precios ni siquiera han sido regulados por las autoridades.
El doctor Andia sostiene que “los medicamentos más promocionados por los laboratorios son también los más costosos”. Esa misma presión mercantil, “el famoso 'marketing', genera imaginarios falsos y perversos. Por ejemplo: que el genérico de Losartán que entregan las EPS no sirve y que vale la pena pagar por los de marca, que son mucho más costosos”.
El médico agrega, a manera de explicación, que “otros medicamentos de marca, que se usan para bajar la tensión arterial, se recetan cada día más y tienen precios muy elevados”.
—Hemos encontrado productos cuyo precio en farmacia es hasta siete veces mayor que su precio en España –añade el doctor. Y añado yo: después dicen que el culpable es el pobre dólar.

La gran sorpresa
El señor Cerro, funcionario de un banco cartagenero, me hace llegar la factura de lo que le cobraron en una farmacia de Managua por una caja de Plaquinol, que sirve para combatir el lupus y la artritis. Contiene 30 tabletas de 400 miligramos. Me manda también una cajita vacía.
En la capital de Nicaragua, según dice el empaque, vale 367 córdobas con 61 centavos. Eso, al cambio de hoy, son 37.789 pesos colombianos. Aquí cuesta 320.000 pesos. La minucia de sobrecosto es del 850 por ciento.
Me siento realmente indignado, pero, espérense, que todavía no han visto lo peor. Volteo la cajita y es entonces cuando tengo que agarrarme para no caer de espaldas. En letras pequeñas dice: “Elaborado en Cali, Colombia”. ¿De modo que los nicaragüenses tienen que pagar regalías, licencias de importación, transporte, permisos, aduana, y aun así les vale ocho y media veces menos que a nosotros, que somos sus fabricantes?
Ya sé quién tiene la culpa: el dólar.
Epílogo
Ya no sé qué decir. Como lo demuestran las cifras que acabo de mencionar, y muchas otras que no me cabrían en el periódico entero, no hay proporción entre el aumento del dólar y el precio de los medicamentos. Pero nadie mueve un dedo. El Estado parece débil y maniatado ante esta realidad.
Países más ricos que Colombia, países más pobres que Colombia, países similares a Colombia: en todas partes los remedios cuestan mucho menos que en Colombia. Desde Francia hasta Nicaragua. ¿Será porque ellos sí se hacen respetar?


JUAN GOSSAÍN

domingo, 15 de diciembre de 2013

Óscar Andia tatequieto a las farmacéuticas

Este colombo-boliviano lideró la cruzada contra el abuso en los precios por parte de las multinacionales de medicamentos, que generó las primeras medidas de control del Gobierno.
Por: Cristina de la Torre, El Espectador (Colombia), 14 diciembre 2013

El mechón sobre la frente, la risa fácil, signos inesperados del temple sin ruido de este médico que desafió el abuso de las farmacéuticas en precios de medicamentos e indujo las primeras medidas de control del Gobierno sobre los mismos. Las medidas, una luz entre las tinieblas de la Ley 100 que transformó la salud en negocio de EPS y desde 2003 permitió elevar precios de medicinas hasta veinte veces por encima de los internacionales. Una afrenta —diría él— contra el acceso a medicamentos como parte vital del derecho a la salud. “Derecho que tampoco este Gobierno garantiza cabalmente, pues su reforma mantiene en lo esencial la mercantilización del sector”.
Boliviano por amor, colombiano por adopción, Óscar Andia lleva cuatro décadas entregándole a nuestro país trabajo, inteligencia y tesón. Arrastrado en la diáspora de suramericanos que partieron de sus países sojuzgados por la dictadura, el joven galeno salió del suyo cuando el general Bánzer se tomó por las armas el poder. Debutó el de charreteras destruyendo los equipos de la Facultad de Medicina en La Paz. Entonces hacía año rural Andia en la localidad de Catagaita. Allí extendió su trabajo al afianzamiento del hospital y propendió por la descontaminación del río, fuente de severa amenaza a la salud. Coincidió su campaña cívica con la de misioneras Lauritas y javerianos de Yarumal, que traducían el Evangelio en acción social. Como lo enseñaba el Concilio Vaticano de Juan XXIII, que hoy retoma el papa Francisco. Pero, se sabe, hasta la práctica evangélica cayó bajo sospecha y Andia marchó, con toda una generación, al exilio. Los religiosos tendieron puentes con Colombia, y hoy es director del Observatorio de Medicamentos y Vicepresidente de Política Farmacéutica Nacional de la Federación Médica Colombiana. “Me siento colombiano, además, porque mi señora y mi hija lo son”, declara con orgullo.
Su cruzada contra prácticas perversas de las farmacéuticas despuntó hace diez años cuando, a instancias del libre mercado que anima el modelo de salud, el Gobierno decretó libertad absoluta de precios. El efecto fue devastador. No apenas para los usuarios en droguerías, sino sobre los recobros de las EPS al Fosyga. Éstos saltaron de $113.000 millones en 2003 a $2,236 billones, y pusieron en jaque las finanzas del sector.
Andia se congratula de que este Gobierno iniciara control de precios y de que el proyecto de ley en curso lo contemple. Reconoce, sin falsa humildad, que a ello contribuyó su seguimiento estricto de la libertad a ultranza, desde la Federación. Fruto del reclamo de los médicos a participar en el diseño de las políticas en salud, en política farmacéutica y creación de un sistema único de información de medicamentos. Si positiva, en su opinión la medida del ministro Gaviria resulta parcial e insuficiente. Porque de momento sólo afecta el canal institucional y porque muchos precios desbordan todavía los internacionales.
Si los genéricos son de calidad óptima —preguntamos— y si valen muchísimo menos que los medicamentos de marca, ¿por qué no monopoliza el Estado su producción para responder a las necesidades básicas de salud? Por falta de convicción y de voluntad política, responde. Pero una solución central sería estimular la producción nacional de genéricos, tal como lo propone el proyecto de ley en discusión. Como se practica en la India y se propone ya en casi toda Suramérica. El Gobierno podría centralizar las compras y proteger el autoabastecimiento nacional con productos genéricos.
A todos sorprendió el llamado del ministro a combinar negocio con bienestar del paciente. ¿Lapsus linguae? ¿Provocación? ¿Metáfora de sistema mixto en Salud? Si sistema mixto, dice Andia, no podría manejarse la salud, que es derecho fundamental, con criterio de mercado. Ni autorizar libertad de precios. Pero podría encargarse a privados la prestación de servicios y tareas de investigación científica. En todo caso, la sostenibilidad del sistema de salud pasa por una adecuada regulación de precios de los medicamentos, remata. Propósito que ha perseguido Óscar Andia en Colombia, con el mismo empeño que lo hubiera hecho en su primera patria, Bolivia.

* Columnista de El Espectador

miércoles, 29 de agosto de 2012

Informe OBSERVAMED de Sobrecostos con Biotecnológicos en Colombia

de
Oscar Andia Salazar, MD
Director del Observatorio del Medicamento
Vicepresidente de Política Farmacéutica Nacional
Federación Médica Colombiana
Colegio Médico de Cundinamarca y Bogotá


Informe OBSERVAMED de Sobrecostos con Biotecnológicos en Colombia: ROCHE
critica y OBSERVAMED responde


Productos Roche S.A. envió una comunicación al Observatorio del Medicamento
de la Federación Médica Colombiana OBSERVAMED con duras críticas
metodológicas al Informe " "Acceso a Medicamentos Biotecnológicos: Ventas en
Colombia 2008 a 2011 y Precios comparativos con España"

OBSERVAMED contestó pidiendo a ROCHE controvertir -con datos concretos y
todos los recursos que considere pertinentes para una “comparación idónea”-
la siguiente afirmación, basada en las estimaciones empíricas de nuestro
Informe (Página 10 y Tabla N°3):
Luego de analizar ventas reportadas al SISMED de los años 2008 a 2011 y
comparar los precios reportados con precios de referencia 2011 de la Agencia
Española de Medicamentos y Productos Sanitarios AEMPS, el Observatorio del
Medicamento-FMC afirma que “3 anticuerpos monoclonales Rituximab(Mabthera),
Trastuzumab(Herceptín) y Bevacizumab(Avastin) reportaron ventas al Sismed
por COP 722.633.174.763 en los 4 años. El mayor valor pagado en Colombia por
no aplicar precios internacionales equivalentes al PVP Español se estimó en
COP 235.490.779.473.-“

Ver Carta de Roche en:
http://bit.ly/PDTtUF
Ver Respuesta de OBSERVAMED en: http://bit.ly/RErYJT

Ver Informe original de OBSERVAMED en: http://bit.ly/TbaCdv