César Barboza, 24 Horas, 28 de septiembre de 2014
Empresas nacionales temen las estrategias legales de las farmacéuticas trasnacionales en el marco de las negociaciones del Acuerdo Transpacífico; el periodo de gracia solicitado por México sería insuficiente, dicen
El presidente de la Asociación Nacional de Fabricantes de Medicamentos (Anafam), Alfredo Rimoch, advirtió que se avecinan “presiones muy fuertes influenciadas por Estados Unidos” para extender las patentes en el marco de las negociaciones del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP).
“La Ley de Protección Industrial en México estipula que las patentes tienen una vigencia improrrogable de 20 años (…) Sin embargo, vienen presiones muy fuertes influenciadas por Estados Unidos para extenderlas”, dijo en entrevista con 24 HORAS el representante de la Asociación que agrupa a las empresas nacionales que producen principalmente medicamentos genéricos y cuyos representantes asistieron como observadores a la última ronda de negociaciones del TPP llevada a cabo en Hanói, Vietnam, a principios de septiembre.
De acuerdo con la Anafam, en dicho encuentro el gobierno mexicano solicitó un periodo de gracia de ocho años ante la propuesta de ampliar la vigencia de las patentes de los fármacos.
Sin embargo, para la agrupación, a pesar de este periodo de gracia los grandes corporativos farmacéuticos tienen el objetivo de obtener herramientas legales para prolongar su control sobre tratamientos con el fin de mantener un alto costo.
Información del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI) muestra que entre 2015 y 2019 vencerán las patentes de cuatro mil 852 medicamentos. Lo anterior abre la posibilidad para que los fabricantes de genéricos puedan copiar las sustancias activas y comercializar los fármacos a costos hasta 90% más bajos.
Cuestionado al respecto, el subsecretario de Comercio Exterior, Francisco De Rosenzweig señaló que “lo que impulsa la Secretaría de Economía con los organismos a cargo de la seguridad social en el país es precisamente encontrar un equilibrio entre el suministro medicinas genéricas, pero conservando un marco regulatorio que proteja la innovación“,
El funcionario subrayó que la inversión en investigación permite avanzar en la atención de nuevas enfermedades, por tanto será un tema que seguirá en la discusión del TPP.
La contraofensiva
Los fabricantes nacionales temen que de ratificarse el TPP y al concluir el periodo de gracia otorgado a México, farmacéuticas como Pharma, Eli Lilly y Pfizer, utilicen herramientas legales para retrasar la entrada al mercado de medicamentos genéricos al solicitar una compensación al considerar que las autoridades sanitarias y de protección industrial pueden retrasar incluso años la salida de sus productos al mercado.
Las farmacéuticas arguyen que el costo elevado de sus medicamentos en el mercado cubre la elevada inversión que destinan a la investigación y desarrollo de nuevas fórmulas.
No obstante, para los fabricantes nacionales la eventual extensión de las patentes ataría a los pacientes mexicanos a altos costos de medicamentos. “El precio del medicamento se vuelve uno de los principales factores para que la gente abandone su tratamiento”, dijo en entrevista para 24 HORAS, Astrea Ocampo, directora comercial de Alpharma.
Por ejemplo, un tratamiento de patente para la hipertensión a base de Micardis cuesta anualmente poco más de ocho mil pesos, en promedio; en tanto, su costo puede ser de tres mil 300 pesos si se adquiere genérico.
En el caso de un antidepresivo Escitalopram, la caja de genérico tiene un precio promedio de 350 pesos, mientras que el de patente cuesta en promedio mil 400 pesos para el tratamiento de un mes, lo que sube el costo a 16 mil 800 pesos al año y hace una diferencia de 12 mil 600 pesos.
La extensión de patentes en el marco del TPP afectaría a los medicamentos de más reciente generación.
Costo para la salud pública
Una extensión en las patentes también afectaría el costo de la salud pública, especialmente en tratamientos de vanguardia como los biotecnológicos, creados a través de una compleja investigación celular para tratar enfermedades como el cáncer o enfermedades genéticas.
De acuerdo con Alfredo Rimoch, el presidente de Anafam, estas terapias componen tan sólo 3% de todas las medicinas que adquiere el Sector Salud mexicano, pero absorben la mitad del presupuesto destinado a la compra de medicamentos.
Un fármaco como el Trastuzumab para tratar el cáncer de mama, del cual no existe una versión genérica o “bioequivalente”, cuesta en promedio 32 mil 175 pesos la caja. Un paquete de Eculizumab, aprobado para tratar la hemoglobinuria paroxística nocturna–un defecto genético que ocasiona una degeneración de los glóbulos rojos– tiene un precio de 97 mil pesos, y el tratamiento anual ronda los cuatro millones de pesos por paciente.
El Ipilimumab creado para el tratamiento del melanoma, un tipo de cáncer de piel, tiene un costo por caja de 70 mil 779 pesos, y un costo anual por tratamiento de un millón 500 mil pesos, según estimaciones de laboratorios Alpharma.
“El problema ya no es si hay o no una cura para una enfermedad, el problema ahora es si hay dinero para pagar el tratamiento”, dijo Alfredo Rimoch.
No hay comentarios:
Publicar un comentario