martes, 19 de enero de 2010

Gripe A: exigen que se investigue si la OMS se excedio

. Coinciden en que el organismo alarmó al prever millones de muertes por la gripe

. El episodio ha dañado de forma grave la credibilidad de la institución

Àngels Gallardo, El peridodico.com 18/1/10


En el episodio aún abierto del primer virus gripal de nueva cepa, el A/H1N1, cuyos inicios pandémicos se retransmitieron al mundo en tiempo real, existen capítulos confusos que afectan a la actuación de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Médicos e investigadores exigen que sean analizados por comités independientes. El organismo sanitario ha anunciado que investigará el episodio, pero con su personal interno. Del rigor y de la fiabilidad de esa investigación depende que la OMS recupere la credibilidad que puede haber perdido entre ciudadanos de todo el mundo, excépticos desde el inicio de la epidemia ante las inquietantes alertas oficiales.
El más grave de esos capítulos es la pregunta presentada por el eurodiputado alemán Wolfgang Wodarg ante el Consejo de Europa instando a que se investigue la supuesta connivencia entre la OMS y las compañías farmacéuticas que han elaborado la vacuna antigripal y los antivíricos. Otro aspecto oscuro no menos grave alude a si la OMS prescindió de sus propios protocolos al declarar la situación de alerta pandémica ante el nuevo virus gripal. Según unos investigadores, una declaración de pandemia debe responder a la aparición de un virus nuevo, desconocido para el sistema inmunológico de la población, extendido a dos o más continentes y altamente mortal.

EL CAMBIO / Otros expertos apuntan que pandemia equivale exclusivamente a la situación creada por la aparición de un virus nuevo expandido a más de dos continentes. La revista científica British Medical Journal informó el pasado septiembre de que la OMS modificó dicho protocolo -que en un principio incluía el requisito de la alta mortalidad- poco antes de que surgiera el A/H1N1. Dicho cambio habría incentivado la presión sobre los gobiernos, acelerando la adquisición de antivirales y vacunas. Este aspecto ha creado discrepancias. «La OMS actuó correctamente, el requisito de la gran mortalidad no ha existido nunca al declarar una pandemia», sostiene el microbiólogo Tomàs Pumarola, presidente del comité asesor sobre la gripe pandémica en la Generalitat. Pumarola argumenta que los nuevos virus aparecidos en el mundo en los últimos decenios -el VIH que causa el sida y el SARS que provocó neumonía en Asia- implicaron una elevada mortalidad. «El A/H1N1 ha sido la excepción», apunta.
El director del Institut Català de Farmacologia, Joan Ramon Laporte, opina lo contrario. «La OMS ha cambiado los requisitos para declarar una pandemia, y lo ha hecho porque existe una clara influencia de la industria farmacéutica sobre sus expertos». Laporte insiste en que semanas antes de declarar la situación pandémica -el 12 de junio-, la OMS ya disponía de datos que indicaban que el virus de la gripe A era poco mortal. «Esta información la tenían también los gobiernos que se apresuraron a comprar millones de vacunas», añade. En opinión de Pumarola, la levedad de la epidemia se confirmó en agosto, ante los datos del invierno en el hemisferio sur.

ALARMA EXCESIVA / Más que por esa supuesta connivencia entre el organismo sanitario y la industria farmacéutica, el doctor Xavier Castells, director médico del Hospital del Mar, es partidario de que se investigue a la OMS por la «excesiva alarma social» que crearon sus alertas sobre la gripe. «La industria siempre presiona -apunta Castells-. Tal vez esta vez presionó más. Es necesario analizar por qué las compañías farmacéuticas tienen tanto poder al imponer sus criterios a los gobiernos sobre la compra de vacunas y antivirales».
Castells afirma que, en cualquier caso, la inquietud mundial no surgió solo de los epidemiólogos de la OMS. «Cuando se crea una alarma mundial siempre existe un componente político», sostiene. El epidemiólogo Antoni Trilla, del Clínic, se sitúa en un punto intermedio. «Los documentos de la OMS no especifican si una pandemia ha de ser muy mortal, pero en la práctica todas lo han sido, excepto la actual», indica Trilla. Todos coinciden en que la OMS «exageró y alarmó» al anunciar la inminente muerte de millones de personas a causa de la gripe A.

la nota disponible en
http://tinyurl.com/yeb5y2s

lunes, 18 de enero de 2010

Avances médicos con intereses ocultos

Un titulo que promete y una nota que cumple...


Un reportaje sobre el dolor muestra la eficacia de ciertas campañas de la industria farmacéutica para promover sus productos. La ocultación de las fuentes induce a engaño

Milagros Perez Oliva,
Diario el Pais (España) 17/01/2010



Con frecuencia llegan a las redacciones estudios y datos aparentemente rigurosos y fiables que, sin embargo, pueden inducir a engaño a los lectores o esconder intereses publicitarios o comerciales. Descubrirlos y evitarlos es un deber del periodismo riguroso. Quienes, siendo médicos o pacientes, han de lidiar con el dolor crónico, debieron sentir un gran alivio al leer que "en el último Congreso Europeo del Dolor, celebrado en Lisboa, se presentó tapentadol (...), el primer analgésico que aparece en 25 años de una nueva generación que marcará un antes y un después", y que "los expertos aseguraron en Lisboa que se inicia una nueva era en el manejo difícil del dolor agudo y crónico". Lo afirmaba Mayka Sánchez, colaboradora de EL PAÍS para temas de salud, en el reportaje "El dolor como quinto signo vital", publicado el 22 de diciembre en Sociedad. En el mismo se describía una situación lamentable: "A pesar de que nueve millones de españoles sufren dolor crónico, sólo el 10% de los facultativos de atención primaria emplean escalas de medición para su mejor abordaje terapéutico, un problema que provoca que hasta en la mitad de los casos, ese dolor pueda llegar a ser un síntoma mal tratado". La conclusión era clara: la mayoría de los médicos no actúan correctamente y la mayoría de los pacientes están mal tratados. Para paliar esa situación había surgido la Plataforma sin Dolor, una iniciativa cuyo objetivo era "sensibilizar" a los médicos y a la sociedad de que "con los avances de la medicina, el dolor puede y debe controlarse".

Varios médicos llamaron a la Defensora para quejarse de que se diera tan mala imagen de su trabajo sin citar el origen de la estadística. Pero uno de ellos, Enrique Gavilán, de Plasencia, observó algo más: "He estado buscando en la principal base de datos de estudios científicos, la librería PubMed de Estados Unidos, he analizado los estudios que se han publicado sobre este nuevo medicamento y, créame, los resultados muestran que no es muy superior al placebo y en todo caso es muy similar en cuanto a eficacia respecto de otros de los que hay mucha más experiencia clínica y cuyo precio, sospecho, será muy inferior". En su escrito a la Defensora pide que investigue si se trata de un caso de publicidad encubierta y conflicto de intereses.

Mayka Sánchez aclara que los datos están extraídos de la Guía de Buena Práctica Clínica en Dolor y que su valoración del tapentadol se basa en las declaraciones que hizo Anthony Dickenson, uno de los especialistas que ha participado en los ensayos clínicos, en el congreso de la Asociación Europa para el Estudio del Dolor, celebrado en Lisboa, al que ella asistió. El fármaco, dice, está avalado por "177 artículos, publicados en revistas y congresos internacionales", todos ellos dotados de "un comité editorial y científico que vela por la veracidad, objetividad y calidad de los trabajos presentados".Para Mayka Sánchez, la sospecha de publicidad encubierta a la que se refiere el doctor Gavilán "es una opinión muy subjetiva y sin base en el texto publicado", ya que, dice, se limita a hablar de una de las moléculas presentadas en Lisboa, sin mencionar su nombre comercial. A la Defensora, esta explicación no le parece suficiente. Todos los estudios sobre nuevos fármacos, incluidos los que cita Mayka Sánchez sobre el tapentadol, están financiados por los laboratorios productores y a veces también los congresos en los que se presentan. Sobre los sesgos en la investigación clínica y la publicación de sus resultados existe una amplia literatura científica. La labor de un periodista es verificar la información y evitar los sesgos de parte que pueda contener.

¿Estaba justificado presentar este fármaco como un medicamento que marca "un antes y un después" o "una nueva era" en el tratamiento del dolor? Para aclararlo he consultado a los catedráticos Xavier Carner, presidente del Comité de Evaluación de Medicamentos de la Agencia Española del Medicamento, y a Rafael Maldonado, investigador de la Universidad Pompeu Fabra que trabaja para los Institutos Nacionales de Salud de EE UU. Ninguno de los dos considera que el fármaco sea una gran novedad. Ni siquiera el laboratorio que lo produce va tan lejos como Mayka Sánchez. En la nota de prensa con que lo presentó en junio afirma que "muestra una eficacia comparable a los opioides clásicos" aunque ofrece "un perfil de tolerabilidad más favorable". Y tampoco es una novedad: tiene el mismo mecanismo de acción que el tramadol, del mismo laboratorio.

Pero no hay sólo un problema de exageración. La forma en que se presenta la información justifica las sospechas del doctor Gavilán, pues se disimula que todo el contenido procede de una única fuente, y se omite revelar que esa fuente es, en última instancia, el laboratorio productor del fármaco. Cita a la Fundación Grünenthal como impulsora de la Plataforma sin Dolor, pero no aclara que ésta pertenece al laboratorio Grünenthal Pharma, especializado en terapias analgésicas, que es quien financia la plataforma y la campaña de medición del dolor. El reportaje tampoco aclara que el fármaco que presenta como revolucionario pertenece a ese laboratorio. Sólo los lectores que ya conozcan a ese laboratorio pueden adivinar la relación.

La información sigue peligrosamente el esquema de las nuevas estrategias que la industria farmacéutica emplea para promover la prescripción de sus fármacos, una vez erradicados los escandalosos incentivos con que premiaban a los médicos. De hecho, los médicos no son ya el único objetivo de los departamentos de mercadotecnia de los laboratorios. Ahora tratan de influir sobre la prescripción a través de los propios pacientes. Esa estrategia consiste en hacer emerger (a veces incluso crear) un problema de salud, movilizando a especialistas de prestigio y si es posible, pacientes, con el objetivo de "sensibilizar" sobre el problema para el cual tienen la solución.

Dada la suspicacia con que es recibida la información procedente de la industria, ésta se ha visto obligada a buscar formas indirectas y de mayor autoridad para vehicular su actividad. Para ello han creado fundaciones y plataformas teóricamente independientes y sin ánimo de lucro, integradas por académicos y especialistas, pero financiadas por la propia industria.

Todo ello está presente en este caso. El reportaje comienza describiendo el grave problema del dolor, basado en estudios financiados por la industria; presenta a continuación a la plataforma que va a luchar contra esta lacra, sin decir que está promovida y financiada por el laboratorio, y acaba informando de un fármaco que presenta como revolucionario, sin decir que es del mismo laboratorio. Para mayor abundamiento, el titular del reportaje coincide con el eslogan central de la campaña financiada por Grünenthal. Y ni siquiera es una información novedosa, pues la propia Mayka Sánchez había publicado tres meses antes el mismo tema en El País Semanal. Lo único nuevo era la referencia al fármaco. El reportaje cita el congreso de Lisboa pero no menciona que Mayka Sánchez viajo a la capital lusa invitada por el laboratorio. El Libro de Estilo de EL PAÍS establece al respecto: "El periódico, como norma general, no acepta invitaciones para elaborar informaciones. Las excepciones habrán de autorizarse expresamente por la Dirección. En las informaciones hechas tras aceptar una invitación, se hará constar que el viaje ha sido patrocinado".

Sobre todo ello, la subdirectora responsable de Sociedad, Berna González Harbour, afirma: "El periódico es cada día el objetivo de una ingente marea de informes y estudios, muchos de ellos de parte, cargados de conclusiones a primera vista interesantes pero que pierden su legitimidad en cuanto se comprueba el interés de su propio promotor. Nuestra tarea es analizar, distinguir y someter todo ello al máximo escrutinio, y filtrar y publicar sólo aquello que está verdaderamente contrastado y que es de interés objetivo para nuestros lectores. Los controles no han funcionado en este caso y pedimos disculpas. Ese artículo es un ejemplo de lo que no debemos hacer".

la nota en

http://tinyurl.com/y8u55ys

Saludos,

Martín

jueves, 14 de enero de 2010

Industria, responsables de ensayos clinicos y sesgos potenciales

algo ya conocido, pero con datos nuevos de los estudios en oncología


Jefes de ensayos clínicos suelen estar asociados a la industria
Megan Brooks


Reuters Health 12 de enero de 2010,
Los investigadores especializados en cáncer que más influyen en los ensayos clínicos oncológicos son también los científicos más cercanos a la industria farmacéutica y de biotecnología, según reveló un estudio.


Los autores de la investigación hallaron que esos expertos, que diseñan los ensayos clínicos, analizan o interpretan los datos, o tienen otro papel científico clave, son cuatro veces más propensos a tener lazos económicos con la industria que los científicos con papeles no tan relevantes, como reclutar pacientes o reunir datos.

Liderar el diseño, la interpretación o la redacción del estudio otorga gran peso en los resultados o cómo se presentan, resumió en Journal of Clinical Oncology el equipo de Steven Joffe, del Instituto del Cáncer Dana-Farber, en Boston.

Esto surge de una revisión de 235 ensayos farmacológicos publicados en la revista, que es la publicación oficial de la Sociedad Estadounidense de Oncología Clínica, entre enero del 2006 y junio del 2007.
El 64 por ciento de los autores (1.881 de 2.927) dijo que había tenido por lo menos un papel clave en el estudio y 842 (el 29 por ciento) informaron por lo menos una relación económica.
Los autores con papeles intelectuales clave en los ensayos eran 4,3 veces más propensos que otros investigadores a informar alguna relación económica con la industria.
La relación pudo detectarse tanto en los estudios auspiciados por la industria como en el resto, aunque mayoritariamente en los primeros.
"El estudio demuestra que esa relación económica no está repartida por igual entre los investigadores. En cambio, está concentrada en aquellos que lideran el estudio y que, por lo tanto, tienen más posibilidad de influir en el diseño y los resultados del ensayo", dijo Joffe a Reuters Health.
Por lo tanto, "la posibilidad de que existan sesgos es más alta que lo pensado", agregó.

El año pasado, el Instituto de Medicina, de la Academia Nacional de Ciencias, que asesora a las autoridades estadounidenses, difundió un comunicado que instó a los médicos a tomar distancia de la industria mediante el rechazo voluntario de almuerzos y muestras de fármacos, y a informar la recepción de fondos para la investigación.
A pesar de eso, las sociedades económicas entre los investigadores importantes y la industria siguen siendo comunes: hasta el 70 por ciento de los autores de ensayos revelan esos lazos.
Pero la obligación impuesta de revelar esos lazos no sería suficiente, opinó el doctor Harlan Krumholz, de la Yale University, en Connecticut.
"Desafortunadamente, eso no nos dice si la relación es apropiada o si influyó en las decisiones científicas para favorecer a la industria por sobre el bien general", dijo Krumholz, que no participó el en estudio de Joffe.
"En algunos casos, serían interacciones con alta integridad entre las partes en busca de conocimiento sobre los efectos de un tratamiento en los pacientes. En otros, la interacción del marketing con la ciencia mediante beneficios económicos y no económicos indebidos que ofrece la industria", añadió.

"Por teléfono, el doctor Bernard Lo, director del Programa de Etica Médica de la University of California en San Francisco, señaló que no todas las relaciones entre los investigadores y la industria son igualmente preocupantes."
"Un tipo de relación que está surgiendo es la participación en el grupo de portavoces de una empresa, que controla lo que se dice, proporciona las diapositivas y entrena al orador para transmitir el mensaje de la empresa, por lo que no se trata de un trabajo independiente del investigador. Saberlo permitiría revisar el estudio con más cuidado", comentó.
"Además, valdría la pena conocer cuántos dólares están en juego. Si son 50.000 a 100.000 dólares por año, creo que seríamos más escépticos. Pero ese tipo de información no se suele informar", amplió.
Usar la literatura científica para imponer una agenda es siempre preocupante cuando el autor está relacionado económicamente con la industria, comentaron en un editorial sobre el estudio los doctores David H. Johnson y Leora Horn, del Centro del Cáncer Vanderbilt-Ingram, en Tennessee.
FUENTE: Journal of Clinical Oncology, online 11 de enero del 2010

para los que quieran ampliar
el capitulo 6 "Medicina basada en la evidencia, conflictos de interés y ensayos clínicos" en el libro "Os Fármacos na Atualidade. Antigos e novos desafios (Los medicamentos en la actualidad. Antiguos y nuevos desafios)"

disponible en http://tinyurl.com/yb6j6yz

hay varios ejemplos de estas cuestiones y en fundamentalmente a los articulos de Smith, Sackett y Oxman entre otros, como se pueden introducir sesgos en los ensayos con abundantes citas bibliograficas