viernes, 21 de febrero de 2014

Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) la hora de la verdad en Singapur


TPP: la hora de la verdad
Martin Khor*, 21 de febrero de 2014

* Martin Khor, fundador de TWN y director ejecutivo del Centro del Sur.

Esta semana puede ser la hora de la verdad para el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP). Los ministros de Comercio de los doce países que lo integran se reunirán en Singapur del sábado 22 al martes 25 de febrero.
La última reunión, en diciembre también en Singapur, buscaba concretar el TPP, pero quedó en evidencia que aún persistían numerosas diferencias importantes en varios temas.
La reunión de esta semana procura revivir el impulso perdido. Pero el TPP vive momentos críticos y existen dudas de que se logre llegar a un acuerdo en 2014.

El primer problema es Estados Unidos. Aunque su gobierno es el principal impulsor del TPP, la opinión pública y el Congreso se muestran escépticos -o incluso en franca oposición- a acuerdos de libre comercio como éste, porque se cree que quitan puestos de trabajo y traen perjuicios al medio ambiente y la salud.
Otro problema es Japón. El primer ministro Shizo Abe se comprometió a eliminar sus elevados aranceles agrícolas, pero la realidad hizo que su gobierno procurara ahora la exención de seis productos, una medida rechazada por Estados Unidos y los demás países del TPP, lo que ha atascado las negociaciones.

Por otra parte, varios países asiáticos en desarrollo temen que el TPP les quite espacio para la aplicación de sus políticas internas. La opinión pública tiene claro ahora que las propuestas predominantes del TPP sobre las empresas estatales y la contratación pública afectarán negativamente sus políticas de apoyo a las pequeñas y medianas empresas.
Las propuestas de propiedad intelectual afectarían drásticamente el acceso a los medicamentos, así como las medidas de control del tabaquismo. La UNITAID, la agencia relacionada con el suministro de medicamentos a los países en desarrollo con sede en la Organización Mundial de la Salud en Ginebra, publicó la semana pasada un informe detallado criticando el TPP por socavar el acceso de los pacientes a los medicamentos genéricos baratos.

Malasia propuso que el control del tabaquismo sea excluido de todas las disciplinas del TPP. Sin embargo, recientemente se acordó que esta exclusión no se aplica a los aranceles. El ministro de Comercio e Industria, Mustapa Mohamed, declaró que la exención del tabaco es una “línea roja” establecida por el gobierno, por lo que este país no puede firmar el TPP a menos que se acepte esa exención.
Según informes de prensa, Malasia tiene otras “líneas rojas” referidas a las empresas estatales, la contratación pública, la propiedad intelectual. Y también tiene dificultades con el sistema de solución de diferencias inversionista-Estado del TPP, por el cual los inversores extranjeros pueden demandar al gobierno en un tribunal internacional, aun cuando la medida esté en consonancia con las leyes nacionales.

Teniendo en cuenta todos estos problemas, ¿vale la pena sumarse al TPP?

Es de suponer que estos aspectos negativos deben ser más que compensados por los elementos positivos, que podrían provenir de mayores exportaciones, debido a un mayor acceso a los mercados de mercancías. El problema es que quienes adhieran al TPP también deben abrir su mercado interno, ya que los países miembros deben llevar sus aranceles a cero, con la posible excepción de uno o dos productos. Por lo tanto, cualquier beneficio por el aumento de las exportaciones debe ser comparado con el aumento de las importaciones y el daño causado a la industria nacional y a la agricultura.

En el caso de Malasia, por ejemplo, gran parte de las exportaciones ya están dentro del régimen de aranceles bajos o cero de Estados Unidos, mientras que las exportaciones de Estados Unidos a Malasia tienen aranceles más altos, por lo que puede esperar más pérdidas que ganancias del capítulo de bienes del TPP.
Un estudio de la Asociación de Consumidores de Penang publicado la semana pasada revela que, incluso sin el TPP, Malasia tiene un superávit comercial considerable con Estados Unidos. En 2012, las exportaciones superaron a las importaciones: 26,700 millones frente a 15,900 millones de dólares.

En 2012, los aranceles de Estados Unidos a las exportaciones malasias ascendieron a 207,000 dólares, mientras que los de Malasia a las estadounidenses fueron de 720,000 dólares. De manera que si ambos eliminan todos los aranceles en el TPP, Malasia perderá muchos más ingresos de lo que ahorrarán sus exportadores. De hecho, liberalizaría 3.5 veces más y perdería 3.5 veces más ingresos arancelarios que Estados Unidos.
Por otra parte, una de las exigencias del TPP es prohibir los impuestos a las exportaciones, cuyo objetivo consiste en permitir que las materias primas permanezcan en el país para crear empleo y obtener mayores ganancias por su posterior procesamiento y manufactura.

A menudo se argumenta que los consumidores se beneficiarán de la eliminación de aranceles. Pero esto debe ser sopesado con la pérdida de puestos de trabajo o de actividad económica local si las importaciones desplazan a los productos nacionales.
Y, no menos importante, si se considera que algunos aranceles deben reducirse para mejorar el bienestar del consumidor, esto puede hacerse de forma unilateral y sin tener que adherirse a un acuerdo de libre comercio, evitando así los aspectos negativos del TPP.

La inquietante conclusión es que el aspecto del comercio de mercancías requiere ser tan beneficioso que pueda compensar los muy altos costos asociados con los aspectos no comerciales (derechos de propiedad intelectual, compras del sector público, empresas de propiedad estatal, solución de diferencias inversionista-Estado, etc). Pero todo indica que podría, en cambio, sumarse a los costos.

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