lunes, 15 de febrero de 2016

España: Médicos y enfermeros en pie de guerra por la receta de medicamentos



Ilustración : Santiago Sequeiros


¿Quién tiene que ponerme la vacuna? ¿El enfermero que viene a mi casa podrá seguir curándome mi úlcera por presión sin una receta médica? ¿Qué pasa si mi padre, que está en una residencia, se pone malo cuando no está el médico?

Ésta y otra son algunas de las dudas que se plantean muchos pacientes en estos momentos. Y todo porque el debate generado por el Real Decreto (RD) por el que se regula la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano por parte de los enfermeros -más conocido como decreto de prescripción enfermera- se muestra cada vez más acalorado entre estos dos sectores sanitarios.
La última polémica en sumarse a esta historia, que viene coleando desde 2009, se ha producido a raíz del duro acuerdo al que se llegó en la reciente Asamblea General de la Organización Médica Colegial (OMC), en el que se recomendaba a los médicos que denunciaran a aquellos enfermeros que no cumplan con lo establecido en el Real Decreto.

La respuesta del Consejo General de Enfermería [organización que, junto con el sindicato SATSE, conforma la Mesa Estatal de la Profesión Enfermera, y que ha liderado las conversaciones con el Ministerio en torno a este asunto] no se hizo esperar: el mismo día en que se conocía la postura de la OMC advertía de que los enfermeros “no aceptan amenazas”.

Aunque es antigua, la controversia que genera este asunto, también es confusa, y no todas las personas consultadas por este periódico tienen el mismo punto de vista, a pesar de pertenecer al mismo gremio. Todas se muestran, eso sí, insatisfechas con el RD aprobado por Sanidad.
“Está mal planteado desde el origen”. “Nos están cortando las alas”. “Está fatal”. Son algunas de las expresiones que utilizan los enfermeros cuando se les pregunta por el famoso RD 954/2015. Sin embargo, estas mismas voces también apuntan que “de momento, todo sigue igual”, o que se está haciendo una “interpretación errónea” de la norma.

Una reivindicación histórica

Poder prescribir algunos medicamentos es una reivindicación histórica del colectivo enfermero. Hace unos meses, y en mitad de las negociaciones con Sanidad, los representantes de este colectivo tensaron la cuerda de las conversaciones al asegurar que, si el Ministerio no daba luz verde a la prescripción enfermera, irían a la huelga.
Una semana después, y durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, Alfonso Alonso anunciaba que el Gobierno había dado el visto bueno al decreto. El conflicto parecía solucionado. Sin embargo, tan sólo unas horas después de su aprobación, el Consejo General de Enfermería hablaba de “cacicada” y “traición” del Gobierno al colectivo. El artículo 3.2 de la norma fue el que indignó al sector: “Para que los enfermeros acreditados puedan llevar a cabo las actuaciones contempladas en este artículo […] será necesario que el correspondiente profesional prescriptor haya determinado previamente el diagnóstico, la prescripción y el protocolo”. Es decir: el médico sigue interviniendo en todo el proceso.
Desde entonces, varios sindicatos y Comunidades Autónomas (CCAA) han recurrido -o tienen previsto hacerlo- la norma por la vía contencioso-administrativa, pero el Tribunal Supremo ha desestimado la suspensión cautelar del polémico artículo 3.2 reclamada por el sindicato SATSE.
Las palabras de la OMC han reactivado un debate que se presenta cada vez más tenso. EL MUNDO ha querido hablar con personas afectadas por esta norma pero que, de alguna manera, salen de los circuitos más oficiales de representación de ambos colectivos, para ver qué piensan realmente los enfermeros de a pie sobre cómo se ha gestionado este asunto.
“Lo que ha hecho este Real Decreto es vaciar las expectativas de la Enfermería”, explica a este periódico Chema Antequera, enfermero, abogado y autor del blog defensor de la Enfermería, quien considera que la norma “se puede aplicar muy costosamente”, especialmente por la necesidad de la acreditación y la publicación de protocolos en el BOE.
Acreditaciones y protocolos
La ley establece como requisito previo para que un enfermero pueda indicar, usar y autorizar la dispensación de medicamentos sujetos a prescripción médica la obtención de una acreditación que otorgará el Ministerio de Sanidad una vez se haya realizado un curso de 180 horas. Sin embargo, según indican desde el Consejo General de Enfermería, “todavía no hay un modelo de acreditación ni hay una sola enfermera en España que cuente con tal documento”.
Otro de los requisitos es la elaboración de protocolos y guías de práctica clínica y asistencial. En su redacción, deberán participar tres representantes del Ministerio, otros tres de las CCAA, uno de las mutualidades de funcionarios, otro del Cuerpo Militar de Sanidad del Ministerio de Defensa, cuatro del Consejo General de Colegios Oficiales de Enfermería y cuatro más del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Semejante despliegue a la hora de realizar un protocolo es, según apuntan algunos, inviable. “Pensar que el Ministerio va a poder dar esos protocolos en el día a día es un poco utópico, porque sabemos que un protocolo de estas dimensiones es muy complicado y tarda meses en elaborarse”, opina Juan José Jurado, vicepresidente de la Sociedad Madrileña de Enfermería Familiar y Comunitaria (SEMAP).
No obstante, este enfermero considera que el lío generado por esta ley tiene algo de “exageración”, y que el problema está siendo “su interpretación literal”. De la misma opinión es Alicia Negrón, enfermera en la Comunidad de Madrid, que cree que “hay organizaciones enfermeras que están haciendo una interpretación errónea del decreto y lo están leyendo de tal manera que crea inseguridad jurídica”. Cosa distinta es, añade, “que la Enfermería está en un limbo legal sobre curas y otras cuestiones, pero ese vacío sigue existiendo y no se ha solucionado con este RD. Seguimos en la misma situación”.
Para esta enfermera, solucionar este entramado jurídico habría sido mucho más sencillo si, en el año 2006, cuando se modificó la Ley del Medicamento para incluir a odontólogos y podólogos como prescriptores, “se hubiera añadido también a los enfermeros”. Ahora, sin embargo, los enfermeros tienen la sensación de que “en el día a día, nos la pueden dar por acción o por omisión”, dice Jurado.
Los médicos están ‘muy preocupados’
La situación actual, dice Amelia Amezcua, directora de la Fundación para el Desarrollo de la Enfermería (FUNDEN), “deja a la Enfermería en una situación de desigualdad respecto a otras profesiones, y yo creo que las desigualdades no son fruto de la mala suerte”. Esta enfermera considera que “el Ministerio debería de velar por las condiciones de sus trabajadores, y si se hace algo que roza la ilegalidad, hay que regularlo”. ¿Por qué no me puedes cubrir jurídicamente mi realidad?”, plantea.
Serafín Romero, vicepresidente de la OMC, explica que los médicos están “muy preocupados” pero que “van a ser inflexibles” con este tema. “Nos toca defender nuestro espacio competencial, porque al final sale perjudicado el ciudadano, y si lo que queremos es prescribir [en referencia a los enfermeros], los médicos vamos a estar en contra”, dice. “Los médicos le tenemos mucho respeto al uso del medicamento, estamos hablando de algo muy serio”, añade.
“No podemos crear una competencia nueva a una profesión”, señala este médico, que subraya constantemente que “en ningún momento se está poniendo en duda la profesionalidad y la competencia de nuestros excelentes compañeros de Enfermería”, pero que sí se pregunta “por qué hay que prescribir un medicamento si se tiene todo un campo en el ámbito de los cuidados”.
Pero el enfermero Pedro Soriano mantiene otro punto de vista. “No queremos quitar terreno a nadie, al revés: el médico, a veces, tiene consultas muy fáciles que podría abarcar el enfermero y así se acortarían las listas de espera. Hay gente que va a consulta para que le prescriban un paracetamol”, dice. “Yo he trabajado en Inglaterra y ahí las enfermeras prescriben la insulina, esto aquí se vería como que le están quitando terreno al médico, cuando, en realidad, es una ayuda al paciente”, cuenta.
Un amparo legal
Los enfermeros insisten en que no quieren prescribir fármacos fuera de su competencia -“para eso hubiera estudiado medicina, aclara Soriano”- sino tener un amparo legal a algo que se hace habitualmente desde hace tiempo. “Cada uno, en su ámbito de competencias, diagnostica y prescribe, y yo me ciño a mis diagnósticos enfermeros y a mi juicio clínico. No estoy hablando de una hepatitis C, pero sí de abordar un dolor, no me va a surgir prescribir algo distinto, es de sentido común”, apunta Amezcua. “Al fin y al cabo, si esto es algo que se venía haciendo normalmente y no todos los días se cometían infracciones, ¿será porque funcionaba, no?”, se pregunta esta enfermera.
En cualquier caso, y aunque todavía hay mucha incertidumbre, Negrón sostiene que, en el trabajo diario del enfermero, al menos por ahora, poco ha cambiado: “Yo sigo con mis protocolos y con mis curas, y mi servicio me da los medios para hacerlo”. “Está claro que tenemos que luchar porque se derogue esta norma, porque como profesión nos han dañado, pero no creo que la ley vaya a cambiar nuestra labor. Considero que vamos a seguir trabajando igual, en equipo y siempre por el paciente”, dice Soriano.
Una ‘terrible dialéctica’ entre sectores
Donde sí están de acuerdo prácticamente todos los consultados es “en la terrible dialéctica que se ha establecido entre la OMC y la Mesa de la Profesión Enfermera”, señala Antequera, que enfatiza que esto es algo que “no se puede permitir”. “Estamos llevando la situación a un escenario en el cual va a ser muy difícil llegar a un entendimiento”, señala a este periódico el vicepresidente de la OMC.
“Los mensajes de unos y otros son totalmente ambiguos, ambivalentes y probablemente, interesados”, considera el vicepresidente de los enfermeros de familia madrileños. “Se están enfrentando sectores médicos y enfermeros y me da la sensación de que hay una inquina entre los distintos representantes de los grupos”, señala Negrón, que afirma que “se están emitiendo circulares con información ambigua”.
Mientras tanto, el Ministerio de Sanidad, mediador entre ambas partes, no tiene previstas modificaciones en la norma, a pesar del descontento que ha generado entre los enfermeros y de que son varias las CCAA que se han opuesto a ella. “El Gobierno está en funciones”, explican fuentes de Sanidad a este periódico. Pero lo cierto es que este RD se aprobó el pasado 23 de octubre y el ejecutivo esperó dos meses más hasta su publicación en el BOE. Finalmente, se publicó tres días después de las elecciones generales.
Si se tuviera que hacer un balance, podría decirse que no todas las partes están satisfechas al 100% con cómo han abordado la prescripción los distintos negociadores. “Yo tengo que hacer mi trabajo en las mejores condiciones, y mis representantes, que llevan años representándome, tienen que velar porque esto sea así”, sostiene Amezcua. “Considero que la labor de visibilidad enfermera se está llevando a cabo a través de grupos informales”, apunta, tajante, Negrón. “Somos muchos, pero somos una mayoría muy silenciosa”, concluye Amezcua.

Original en: El Mundo http://www.elmundo.es/salud/2016/02/15/56bdc161e2704ec32b8b4657.html

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