Juan Erviti Lopez, de la Sección de Información y Asesoría del Medicamento del Servicio de Prestaciones Farmaceuticas. SNS-O. Pamplona (Espanha) nos comunica que se ha publicado un nuevo número del Bit de Navarra:
Medicalización del envejecimiento y síndrome por déficit de testosterona
BIT: Volumen 20, Número 4. Julio - Septiembre 2012
Autores:
• Juan Gérvas. Médico general. Equipo CESCA, Madrid
• Enrique Gavilán. Médico de Familia. Centro de Salud Montehermoso, Cáceres
• Javier Gorricho. Servicio de Prestaciones Farmacéuticas, S.N.S. - O
No se justifica el tratamiento con testosterona en pacientes con SDT, ya que no hay resultados consistentes respecto a su beneficio en variables clínicas relevantes y hay resultados alarmantes sobre sus posibles riesgos. Su consumo creciente responde al éxito de las campañas de sensibilización. El SDT constituye un claro ejemplo de disease mongering.
Objetivo:
realizar un análisis del Síndrome por Déficit de Testosterona (SDT), su diagnóstico y su tratamiento desde el punto de vista del médico de cabecera y de sus pacientes. Material y método: realizamos búsquedas bibliográficas en Tripdatabase y Pubmed con las palabras clave “testosterone deficiency”, “Late-onset hypogonadism”, “male andropause” y “Androgen Deficiency in Aging Males”, filtrados por tipo de estudio (guías de práctica clínica, revisiones sistemáticas, metanálisis o ensayos clínicos). Los datos de consumo y de ventas se obtuvieron a partir de las recetas facturadas en Navarra desde 2001 hasta 2011.
Resultados:
muchos de los signos y síntomas que definen este síndrome se solapan con los producidos por otros problemas de salud o son fisiológicos. Los cuestionarios de autodiagnóstico tienen una escasa validez predictiva y no se recomiendan para el cribado. Tampoco hay certeza de qué parámetro bioquímico sea el clínicamente apropiado y la variabilidad interpersonal es alta. Los puntos de corte para determinar la normalidad en los niveles de testosterona oscilan según la guía que se utilice. Los suplementos de testosterona no modifican el peso total, ni suponen mejoría evidente de la fuerza muscular. No hay estudios que confirmen su efectividad sobre la incidencia de fracturas. Su efecto sobre la densidad ósea es muy discreto. Faltan pruebas de que el tratamiento mejore de forma significativa los síntomas y la calidad de vida de los pacientes en la esfera sexual. Lejos de reducir el riesgo cardiovascular, como se postuló inicialmente, hay resultados que demuestran su incremento. Otros riesgos asociados a esta terapia son la morbilidad prostática, el incremento del hematocrito, la retención hídrica, infertilidad y feminización.
Conclusiones:
No se justifica el tratamiento con testosterona en pacientes con SDT, ya que no hay resultados consistentes respecto a su beneficio en variables clínicas relevantes y hay resultados alarmantes sobre sus posibles riesgos. Su consumo creciente responde al éxito de las campañas de sensibilización. El SDT constituye un claro ejemplo de disease mongering.
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