hace un par de días compartíamos la reflexión de Germán Velásquez y Carlos Correa en
El triunfo de la salud pública contra Novartis
ahora Angela Bernardo comenta un articulo de Nature que avanza un poco más en el futuro cercano
Para la discusión sobre el costo de investigación y desarrollo ( aquí se menciona el análisis de Forbes) ver
Cuánto cuesta realmente desarrollar un fármaco?
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Fármacos a precio de oro, solo si funcionan. El dilema ético sobre qué fármacos está justificado costear
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La guerra de las patentes de medicamentos estalla de nuevo en India
Por Angela Bernardo
alt1040, 15 DE AGOSTO DE 2013
La guerra por las patentes de medicamentos parece haber estallado de nuevo en la India. Tras el caso Glivec, la pelea de los próximos años se centrará en los tratamientos contra el cáncer.
Tarde o temprano tendría que volver a suceder. La falta de una legislación internacional clara que regule el sistema de la propiedad industrial, en particular los aspectos relacionados con las patentes de medicamentos, iban a provocar un serio problema de salud a medio plazo.
En la eterna pelea entre las multinacionales productoras de los conocidos como fármacos de marca y las compañías que fabrican los medicamentos genéricos, las administraciones públicas siguen barriendo cada una para su lado. La Organización Mundial de la Salud sigue sin dar una respuesta contundente. Y entre esas luchas, al final los que siguen perdiendo son los pacientes, que ven imposible acceder a determinados fármacos debido a su elevado precio.
Los antecedentes: Glivec, Novartis y la India
En abril os contamos la sentencia del conocido como caso Glivec, en el que el Tribunal Supremo de India consideró que Novartis no había desarrollado la suficiente actividad inventiva para que le fuera concedida la patente de este fármaco.
Vale la pena recordar que actualmente no existe un consenso internacional sobre las patentes. Cada país realiza su regulación a nivel nacional. Solo dos iniciativas, conocidas como el Acuerdo sobre los ADPIC y la Declaración de Doha, conforman el incipiente marco jurídico sobre patentes de medicamentos que hay a nivel internacional. Pero no es suficiente.
Entre los requisitos para que una invención sea patentable, existen tres condiciones fundamentales:
1. Que la invención sea novedosa
2. Que sea producto de la actividad inventiva (es decir, que su desarrollo no sea obtenido fácilmente a partir del estado de la técnica actual)
3. Que presente aplicación industrial
En el caso de las patentes de medicamentos, existe una gran confusión, motivada por los intereses de las diferentes compañías productoras de fármacos de marca y genéricos, sobre qué debería y qué no ser patentable. Por un lado, la legislación occidental favorece las patentes de medicamentos, ya que gran parte de la industria está situada en estos países. El coste de producir un nuevo fármaco, según estudios como este análisis de Forbes, puede ir desde los 1.400 millones a los 11.000 millones de dólares.
Pero los intereses no son menores del otro lado. Las compañías asentadas en la India ven favorecida su posición. De hecho, India es conocida como la fábrica de los pobres, ya que su legislación promueve los objetivos de las compañías de medicamentos genéricos, que casualmente, también son las más importantes de allí. Como vemos, las administraciones públicas, en lugar de favorecer en último caso a los pacientes, tienden a apoyar estratégicamente a sus empresas nacionales.
Pero en este cruce de intereses económicos, no todo es tan sencillo como parece. También las propias compañías farmacéuticas, defensoras a ultranza de las patentes de medicamentos, tienen filiales productoras de genéricos. Este es el ejemplo de la propia Novartis, que en 2003 unificó todas las operaciones de medicamentos genéricos de la compañía bajo la marca Sandoz.
¿Quién es quién en este juego de máscaras? Imposible saberlo, pero lo que conocemos hasta el momento, es que por un lado, producir un medicamento de novo resulta carísimo (en parte por los altos costes en I+D), y que los sistemas públicos no están trabajando en un modelo de innovación que favorezca a las personas más necesitadas.
La guerra ha estallado de nuevo
Cuando parecía que las peleas por las patentes de medicamentos había llegado a su fin con la sentencia del caso Glivec, todo parece indicar que en realidad quedan muchos años de batallas jurídicas e intereses económicos de un lado y de otro.
Según informan en este artículo en la revista Nature, India ha rechazado conceder varias patentes de medicamentos, utilizados para tratar enfermedades no infecciosas tan importantes como el cáncer de mama. Y parece que la batalla jurídica sobre este tipo de fármacos puede complicarse más que la mantenida durante finales de los años noventa por los medicamentos antirretrovirales. Los medicamentos contra el cáncer cuestan 10 veces más que el sueldo anual de una persona en India
El tira y afloja de los diferentes intereses económicos y nacionales, además de dar con sonadas sentencias en los tribunales, consiguió que el precio de los fármacos contra el VIH (antirretrovirales) pasara de los 10.000 dólares por tratamiento anual, a algo menos de 100 dólares al año. Pero parece que en la lucha por las patentes de medicamentos, que tienen que ver con tratamientos antitumorales, las cosas no serán tan sencillas.
El rechazo de una patente por una versión modificada del lapatinib de GlaxoSmithKline y de otra por el trastuzumab (más conocido como Herceptin), fármaco producido por Roche, ha iniciado la batalla. Y es que a día de hoy, un tratamiento con trastuzumab, un anticuerpo monoclonal muy usado contra el cáncer de mama, puede llegar a costar unos 15.000 dólares al año, diez veces más que el sueldo anual de una persona en India.
¿Quién afrontará estos graves problemas sanitarios? En España ese tratamiento es costeado por la Seguridad Social, ¿pero qué ocurre en los países en los que no sucede esto? Y por otra parte, si restringimos las patentes de medicamentos, ¿quién se atreverá a afrontar los enormes gastos por fabricar un nuevo fármaco? La guerra de patentes de medicamentos ha estallado de nuevo, sin contar con una solución clara a corto plazo.
Lo que sí es cierto es que si las administraciones públicas actuaran en pro de los pacientes, muchos de estos problemas podrían haber sido superados en el pasado. Contar con una legislación internacional adecuada, con sistemas de salud garantistas, que protejan en último caso a los enfermos, y favorecer lo que se ha denominado como innovación abierta, podrían ser los pasos a seguir. Para que en último caso deje de ser una batalla de intereses económicos, y se transforme en una pelea para curar a estos pacientes, que debería ser lo más importante.
alt1040, 15 DE AGOSTO DE 2013
Tarde o temprano tendría que volver a suceder. La falta de una legislación internacional clara que regule el sistema de la propiedad industrial, en particular los aspectos relacionados con las patentes de medicamentos, iban a provocar un serio problema de salud a medio plazo.
En la eterna pelea entre las multinacionales productoras de los conocidos como fármacos de marca y las compañías que fabrican los medicamentos genéricos, las administraciones públicas siguen barriendo cada una para su lado. La Organización Mundial de la Salud sigue sin dar una respuesta contundente. Y entre esas luchas, al final los que siguen perdiendo son los pacientes, que ven imposible acceder a determinados fármacos debido a su elevado precio.
Los antecedentes: Glivec, Novartis y la India
En abril os contamos la sentencia del conocido como caso Glivec, en el que el Tribunal Supremo de India consideró que Novartis no había desarrollado la suficiente actividad inventiva para que le fuera concedida la patente de este fármaco.
Vale la pena recordar que actualmente no existe un consenso internacional sobre las patentes. Cada país realiza su regulación a nivel nacional. Solo dos iniciativas, conocidas como el Acuerdo sobre los ADPIC y la Declaración de Doha, conforman el incipiente marco jurídico sobre patentes de medicamentos que hay a nivel internacional. Pero no es suficiente.
Entre los requisitos para que una invención sea patentable, existen tres condiciones fundamentales:
1. Que la invención sea novedosa
2. Que sea producto de la actividad inventiva (es decir, que su desarrollo no sea obtenido fácilmente a partir del estado de la técnica actual)
3. Que presente aplicación industrial
En el caso de las patentes de medicamentos, existe una gran confusión, motivada por los intereses de las diferentes compañías productoras de fármacos de marca y genéricos, sobre qué debería y qué no ser patentable. Por un lado, la legislación occidental favorece las patentes de medicamentos, ya que gran parte de la industria está situada en estos países. El coste de producir un nuevo fármaco, según estudios como este análisis de Forbes, puede ir desde los 1.400 millones a los 11.000 millones de dólares.
Pero los intereses no son menores del otro lado. Las compañías asentadas en la India ven favorecida su posición. De hecho, India es conocida como la fábrica de los pobres, ya que su legislación promueve los objetivos de las compañías de medicamentos genéricos, que casualmente, también son las más importantes de allí. Como vemos, las administraciones públicas, en lugar de favorecer en último caso a los pacientes, tienden a apoyar estratégicamente a sus empresas nacionales.
Pero en este cruce de intereses económicos, no todo es tan sencillo como parece. También las propias compañías farmacéuticas, defensoras a ultranza de las patentes de medicamentos, tienen filiales productoras de genéricos. Este es el ejemplo de la propia Novartis, que en 2003 unificó todas las operaciones de medicamentos genéricos de la compañía bajo la marca Sandoz.
¿Quién es quién en este juego de máscaras? Imposible saberlo, pero lo que conocemos hasta el momento, es que por un lado, producir un medicamento de novo resulta carísimo (en parte por los altos costes en I+D), y que los sistemas públicos no están trabajando en un modelo de innovación que favorezca a las personas más necesitadas.
La guerra ha estallado de nuevo
Cuando parecía que las peleas por las patentes de medicamentos había llegado a su fin con la sentencia del caso Glivec, todo parece indicar que en realidad quedan muchos años de batallas jurídicas e intereses económicos de un lado y de otro.
Según informan en este artículo en la revista Nature, India ha rechazado conceder varias patentes de medicamentos, utilizados para tratar enfermedades no infecciosas tan importantes como el cáncer de mama. Y parece que la batalla jurídica sobre este tipo de fármacos puede complicarse más que la mantenida durante finales de los años noventa por los medicamentos antirretrovirales. Los medicamentos contra el cáncer cuestan 10 veces más que el sueldo anual de una persona en India
El tira y afloja de los diferentes intereses económicos y nacionales, además de dar con sonadas sentencias en los tribunales, consiguió que el precio de los fármacos contra el VIH (antirretrovirales) pasara de los 10.000 dólares por tratamiento anual, a algo menos de 100 dólares al año. Pero parece que en la lucha por las patentes de medicamentos, que tienen que ver con tratamientos antitumorales, las cosas no serán tan sencillas.
El rechazo de una patente por una versión modificada del lapatinib de GlaxoSmithKline y de otra por el trastuzumab (más conocido como Herceptin), fármaco producido por Roche, ha iniciado la batalla. Y es que a día de hoy, un tratamiento con trastuzumab, un anticuerpo monoclonal muy usado contra el cáncer de mama, puede llegar a costar unos 15.000 dólares al año, diez veces más que el sueldo anual de una persona en India.
¿Quién afrontará estos graves problemas sanitarios? En España ese tratamiento es costeado por la Seguridad Social, ¿pero qué ocurre en los países en los que no sucede esto? Y por otra parte, si restringimos las patentes de medicamentos, ¿quién se atreverá a afrontar los enormes gastos por fabricar un nuevo fármaco? La guerra de patentes de medicamentos ha estallado de nuevo, sin contar con una solución clara a corto plazo.
Lo que sí es cierto es que si las administraciones públicas actuaran en pro de los pacientes, muchos de estos problemas podrían haber sido superados en el pasado. Contar con una legislación internacional adecuada, con sistemas de salud garantistas, que protejan en último caso a los enfermos, y favorecer lo que se ha denominado como innovación abierta, podrían ser los pasos a seguir. Para que en último caso deje de ser una batalla de intereses económicos, y se transforme en una pelea para curar a estos pacientes, que debería ser lo más importante.
enlace original http://bit.ly/1dayTZJ
Angela Bernardo
Biotecnóloga, aprendiz de leyes. Curiosidad insaciable, cafeinómana, optimista y miope. Editora en ALT1040 y Think Big.
Angela Bernardo
Biotecnóloga, aprendiz de leyes. Curiosidad insaciable, cafeinómana, optimista y miope. Editora en ALT1040 y Think Big.
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