sábado, 30 de junio de 2012

Vacunas para prevenir las importaciones



Científicos advierten que mientras en laboratorios públicos se producen vacunas como la doble o la BCG, el Estado las importa. Sostienen que su fortalecimiento permitiría reducir importaciones, en consonancia con la política económica oficial.


Por Pedro Lipcovich, Página 12, 29 de junio de 2012

Investigadores de laboratorios públicos de medicamentos advirtieron que “vacunas que hoy se importan, como la doble y la BCG, sin embargo se producen desde hace años en laboratorios públicos argentinos: pese a que han sido reconocidas por la OMS, no se las admite acá y se pierden divisas en importarlas”. Según estos científicos, el fortalecimiento de los laboratorios públicos permitiría reducir importaciones en dos tiempos: en pocos meses, ya sería posible producir fármacos como esas vacunas u otros, para abastecer el sistema público nacional. Pero además, en el mediano plazo, la apuesta sería producir los principios básicos, que hoy generalmente se importan: esto requeriría una planificación que aunara la capacidad productiva de los laboratorios con la investigación básica en universidades. Entretanto, se inquietan porque el Ministerio de Salud no reglamentó la Ley de Producción Pública de Medicamentos, sancionada hace un año: referentes de los laboratorios públicos se quejan de que “el Ministerio de Salud de la Nación no convocó a los productores ni a las universidades”. Un representante del Ministerio de Salud afirmó que “de hecho, la ley ya se aplica” y que, “progresivamente, las compras para los programas del ministerio se hacen a laboratorios públicos”.


“Ya hace diez años que venimos planteando el tema vacunas, principalmente BCG y doble. Tiempo suficiente para que el ministro Manzur adopte lo que se promueve desde el mismo gobierno, la sustitución de importaciones, y deje de importar estas vacunas que se producen en el país”, sostiene un documento del Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, integrado por científicos de distintas especialidades. Martín Isturiz, investigador del Conicet en la Academia Nacional de Medicina y coordinador del Grupo de Gestión, destacó que “la BCG se produce desde hace 40 años en el Instituto Biológico de La Plata. Es una vacuna de referencia internacional, certificada por la OMS. Pero se sigue importando porque el Instituto nunca recibió los fondos para adecuar su laboratorio a las normas de Anmat: esto es necesario para el tráfico federal de los productos. En realidad, el Instituto Biológico, que depende de la provincia de Buenos Aires, llegó a estar prácticamente desactivado y volvió a funcionar gracias a un subsidio de 2.300.000 dólares que dispuso la presidenta Cristina Fernández de Kirchner”.


En cuanto a “la vacuna doble, contra tétanos y difteria, se produce en el Instituto Biológico de La Plata y también en el Instituto Malbrán, pero ninguno de los dos cubre las exigencias de Anmat. Estas normas de Anmat producen efectos sorprendentes: por ejemplo, las vacunas del Instituto Biológico de La Plata se aplican sin problemas en todo el territorio bonaerense, pero no pueden pasar a ninguna otra provincia.


“Este régimen, diseñado en la década de 1990, coincide con los intereses de las grandes empresas privadas para limitar la producción pública”, afirmó Isturiz, y subrayó que “la ley, que se llama de Producción Pública de Medicamentos, Vacunas y Productos Médicos, propicia la voluntad política de que los planes públicos sean abastecidos esencialmente por los laboratorios públicos. El problema estratégico es que, en la mayoría de los casos, la materia prima para el medicamento se importa: la ley plantea que los laboratorios públicos hagan convenios con universidades u organismos de ciencia y técnica para utilizar toda la escala del conocimiento, desde la producción de materia prima”, señaló Isturiz. “Esto requiere planes a mediano y largo plazo, pero si no empezamos a construir el fármaco desde las ciencias básicas hasta el producto final, siempre habrá una dependencia peligrosa.”


Claudio Capuano –coordinador de la Cátedra de Salud y Derechos Humanos de la UBA– fue uno de los que expresaron inquietud “por la falta de reglamentación de la Ley de Producción Pública de Medicamentos: en un año, el Ministerio de Salud de la Nación no consultó a los actores principales en el tema, que son los productores públicos que ya existen. No se llamó a los que trabajan en esto en el país, tampoco se consultó a ninguna universidad”. Isturiz agregó que “al tratarse de una ley marco, es necesaria la reglamentación para que se defina en acciones concretas; una mala reglamentación puede esterilizar totalmente la ley”.


Patricio de Urraza –secretario de Extensión de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de La Plata– advirtió que, “de todos modos, el panorama de la producción pública de medicamentos está mucho mejor que hace cinco años: distintos laboratorios están funcionando bien, como el LYF de Santa Fe, que recibió aportes de Nación y de la provincia; LaForMed, de Formosa, o el Laboratorio de Hemoderivados de la Universidad de Córdoba. Pero no hay una planificación política a partir de la cual todos los productores públicos podamos sentarnos, con datos epidemiológicos aportados por los sectores estatales correspondientes, para definir qué fármacos producir”.


“Incluso –agregó De Urraza– la existencia de una capacidad de producción estatal instalada sirve aun para medicamentos que no se producen: Brasil todo el tiempo anuncia que está dispuesto a producir determinado fármaco, como una vacuna genérica contra la gripe, en 2009, y después no lo hace, pero esa demostración de capacidad le permite negociar mejores precios o garantizar el suministro con los laboratorios privados.”
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Con cepas prevalentes en el país

Por Pedro LipcovichLa producción pública de la vacuna triple (difteria, tétanos, tos convulsa) no sólo ahorraría dólares en importaciones, sino que podría mejorar la eficacia del producto, al prepararlo con las cepas prevalentes en el país: así lo sostiene Patricio de Urraza, secretario de Extensión de la Facultad de Exactas de la Universidad de La Plata.



“Nuestra facultad participa en el proyecto Vacuna-Salud (VacSal), que coordina la investigadora Daniela Hozbor: el equipo que ella dirige partió del hecho de que, pese a que el plan nacional de vacunación tiene una cobertura altísima, sigue habiendo casos de tos convulsa, que incluso han crecido en los últimos años. Esto pasa también en otros países. Entonces, Hozbor dirigió un estudio epidemiológico para establecer las cepas prevalentes y proponer una nueva formulación de vacuna para la Argentina. Lograr esta vacuna llevará varios años. Pero hasta ahora no ha habido suficiente inversión y tampoco una política planificada a nivel nacional. Entonces, como hay que tener la vacuna, el recurso más rápido es importarla.”


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EL MINISTERIO DE SALUD DICE QUE REORIENTO SUS COMPRAS



“La ley ya se está implementando”


Por Pedro Lipcovich



“La reglamentación de la Ley 26.688, de Producción Pública de Medicamentos, todavía está en curso”, se limitó a contestar Jaime Lazovsky, subsecretario de Relaciones Sanitarias e Investigación del Ministerio de Salud de la Nación, y sostuvo que “la mayoría de los artículos de esa ley no requiere reglamentación y ya está en cumplimiento. La ley es básicamente una lista de acciones, que el ministerio ya viene implementando desde el lanzamiento del Programa de Producción Pública de Medicamentos, en 2008”.


“A partir de la promulgación de la ley, el ministerio reorientó sus compras hacia los laboratorios de producción pública –afirmó el funcionario–. La Ley de Administración Pública exige que todas las compras se liciten, pero admite un mecanismo de excepción cuando se trata de compras llamadas ‘de Estado a Estado’, como es el caso de los laboratorios públicos; el requisito es que los precios sean los del mercado y que se preserve el nivel de calidad, incluida la habilitación por Anmat. Esto se está aplicando progresivamente en todas las compras de medicamentos del ministerio.”


“En el caso del Programa Remediar, que requiere mayores volúmenes de compras, gran parte de la financiación era internacional: préstamos del Banco Mundial o del BID que incluían la obligación de realizar licitaciones internacionales. Por eso, desde el año pasado, el ministro Juan Manzur dispuso que la financiación del Remediar provenga exclusivamente del Tesoro nacional, precisamente para permitir las compras a laboratorios públicos. Esto se va concretando en forma progresiva, ya que las licitaciones del Remediar se hacen con dos años de anticipación; este año licitamos para 2014. Entonces, progresivamente se deja de licitar los productos que se pueden comprar a laboratorios públicos”, finalizó Lazovsky.






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