Roemmers, Bagó y Gador, entre otros, concentran el 58% del mercado, relegando a colosos de la talla de Bayer, Ivax y Pfizer.
Por Fernando Amdan IECO (Argentina) 26 de abril
A casi diez años de la entrada en vigencia de la Ley de Patentes, la industria farmacéutica no cambió como se esperaba. Es más, en la Argentina, como en pocas partes del mundo, los laboratorios nacionales predominan en el mercado de los medicamentos –concentran el 58% de la facturación– gracias a la fortaleza de sus marcas y sus estrategias comerciales. Como contrapartida, otra de las grandes promesas, los genéricos, representan apenas el 5% del total de los medicamentos vendidos. De este modo, Roemmers, Bagó y Gador, entre otros laboratorios nacionales, son los que marcan el pulso de una industria que factura anualmente unos US$ 3.900 millones, relegando a los colosos multinacionales, como Bayer, Ivax, Sanofi-Aventis, Pfizer o Boehringer Ingelheim. Según coinciden fuentes del sector, la explicación es que las principales firmas locales consolidaron su supremacía al comercializar marcas propias y a la extensa red de visitadores médicos que poseen
Desde la Cámara Industrial de Laboratorios Farmacéuticos Argentinos (CILFA), entidad que nuclea a los laboratorios nacionales, proyecta un plan de desarrollo estratégico para internacionalizar su producción a países como Rusia, Arabia Saudita, Nigeria y Perú. Y para 2012 esperan alcanzar los US$ 800 millones en exportaciones. Todo indicaba que con la Ley de Patentes, sancionada en octubre de 2000 en medio de fuertes presiones y reclamos de los EE.UU., las multinacionales tendrían la posibilidad –al igual que en el resto del mundo– de crecer en la Argentina mediante la venta de productos exclusivos o el cobro de royalties. Sin embargo, “la porción que tienen los laboratorios locales no sólo no retrocedió, sino que aumentó”, explica Fabio Capano, CEO de Boehringer Ingelheim.
La Ley “generó entusiasmo en la comunidad internacional”, recuerda Juan Miguel Thurburn, director de Asuntos Corporativos de Novartis Argentina. Las principales trabas, puntualizan, son el bajo nivel de patentamiento y los tiempos prolongados que tiene el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial (INPI).
Capano, de Boehringer, estima que el porcentaje de medicamentos patentados en el mercado, hoy, no supera el 5% del total. “Tenemos la expectativa de que la implementación de la ley mejore, particularmente en lo que se refiere a los tiempos de aprobación de solicitudes. Estas protecciones estimulan la inversión en innovaciones”, opina el ejecutivo.
La preeminencia de los laboratorios locales se verifica no sólo en la facturación sino también en cantidad de unidades vendidas. En el último año (de febrero de 2009 a febrero de 2010), la industria colocó 536 millones, lo que representa un crecimiento del 4,6%, según indica un estudio de la consultora IMS Health al que tuvo acceso iEco. De ese total, el mercado ético (ventas bajo receta) representa 73%. Medido en facturación, la industria superó los US$ 3.899 millones de ingresos anuales (un crecimiento interanual del 3,4%), de los cuales el 89% corresponde al mercado de venta bajo receta.
Marcas y estrategias
En ese escenario, Roemmers, Bagó y Gador comercializaron en el año casi el 17,5% de las unidades y facturaron casi el 18% del total. Incluso, en promedio, crecieron por arriba de las tasas del resto de los laboratorios. De acuerdo con el informe de IMS, Roemmers es la empresa líder del mercado en facturación (US$ 331 millones al año) y tuvo un crecimiento interanual del 5,6%. La firma que produce el Amoxidal y el Sertal vende 40,3 millones de unidades.
Conocido por productos como Bagovit, Cefalex, Trifamox y Dioxaflex, entre otros, Bagó vendió más de 32 millones unidades anuales y facturó unos US$ 209 millones. Otro de los laboratorios protagonistas es Gador. Con sus marcas insignia Alplax, Squam y Biletan, logró facturar US$ 145,9 millones en los últimos 12 meses (un crecimiento del 11,5%).
Para Fabio Capano, CEO de Boehringer Ingelheim, la cuestión comercial inclina la balanza a favor de las empresas locales. “Los laboratorios multinacionales viven de la innovación y los nacionales tienen fortalezas comerciales muy altas y tienen popularidad con muchas marcas”, interpretó el directivo. Para Novartis, en cambio, “la competencia no se da por país de origen de los capitales sino por tipo de producto y área terapéutica”. El titular de la Cámara Argentina de Productores de Medicamentos Genéricos (CAPGEN, que representa a las firmas extranjeras), Guillermo Fabra, dice que “las multinacionales terminan haciendo co-marketing con los laboratorios nacionales aprovechando el poder de sus equipos de promoción”.
En la convertibilidad, el mercado farmacéutico presentaba grandes volúmenes en términos de valores. Después de la devaluación, la facturación de la industria cayó un 40% medido en dólares. “Hubo reacomodamiento de precios, pero no alcanzó. También cayó mucho la venta, lo que demuestra que los medicamentos no tienen una demanda inelástica”, afirma Fabra.
La biotecnología
Para una industria centenaria como la farmacéutica, la innovación a través de desarrollos e investigación se ha convertido en una fuente vital para ganar market share y preservar márgenes de ganancia. Sin embargo, hace ya unos años la búsqueda de nuevas fórmulas para medicamentos tradicionales se amesetó, propiciando el crecimiento de la biotecnología, según explica Juan Miguel Thurburn, director de Asuntos Corporativos de Novartis. La multinacional destinó en 2009 US$ 13 millones en I+D. En otras palabras, los laboratorios se enfocan ahora en la búsqueda de moléculas muy especializadas y dirigidas a un tratamiento específico. Quizás uno de los ejemplos más célebres de este tipo de medicamentos sea la hormona de crecimiento que Lionel Messi recibió en Barcelona. Cambia el esquema del negocios: ya no se trata de invertir para desarrollar una fórmula, que luego se replica fácilmente a bajo costo, sino en productos biotecnológicos, que tienen altos costos para su desarrollo y aplicación. “El 40% de las nuevas moléculas, de los nuevos productos, vienen por el lado de la biotecnología, generando ADN, células vivas o proteínas”, detalla Fabio Capano, responsable de las operaciones en el país de Boehringer Ingelheim, una empresa que anualmente invierte alrededor de US$ 20 millones en biotecnología.
Una ley de 2002
Los genéricos no levantan vuelo
Representan el 4,25% del mercado.
Fue la gran apuesta de Ginés González García al frente del Ministerio de Salud, durante la presidencia de Néstor Kirchner. A fines de agosto de 2002, el Congreso sancionó la Ley de Prescripción por Nombre Genérico, una norma que, a la par de la Ley de Patentes, suponía cambios profundos en la industria farmacéutica. Sin embargo, ocho años después, según datos de IMS Health, los genéricos representan sólo el 4,25% de las unidades vendidas y el 2,41% de la facturación total. El resto del mercado sigue en manos de las marcas, sean de venta libre o con receta, a pesar de que algunos medicamentos llegan a presentar precios de hasta un 400% más que sus pares genéricos.
Desde 2006 a este año, los medicamentos genéricos nunca superaron el 5% de las unidades vendidas en el mercado ni el 3% de la facturación total. En la cadena de farmacias Farmacity manejan datos similares. “Las proporciones en ventas de genéricos en nuestros locales son equivalentes a los porcentajes del mercado en general”, destacaron desde la compañía. Farmacity tiene unas 140 farmacias en todo el país en las que, calculan, alrededor de 7 millones de clientes circulan por mes. Las cadenas Vantage y Dr. Ahorro declinaron formular comentarios.
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