Bloomberg, 24 de agosto de 2016
Imagen: Getty
Hillary
Clinton, Donald Trump y las tres cuartas partes de la población
estadounidense dicen que los medicamentos bajo receta cuestan demasiado.
Tienen razón, y los dos candidatos a la presidencia incluso concuerdan
en un par de buenas estrategias para tratar de mantener los precios
bajos: permitir que Medicare negocie en nombre de sus 40 millones de
beneficiarios y dejar que los estadounidenses compren los medicamentos
de los países donde la calidad está bien supervisada.
Sin
embargo, ninguna de estas se enfoca en la principal razón por la que el
gasto en medicamentos está aumentando tanto. El principal culpable, de
acuerdo con una investigación de Brigham and Women's Hospital en Boston,
es que el gobierno concede a los nuevos fármacos periodos de
exclusividad en el mercado extraordinariamente prolongados.
El origen del problema
La
Administración de Fármacos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) y
la Oficina de Patentes de Estados Unidos dan a las nuevas medicinas
derechos de monopolio que duran entre ocho y quince años. Esto ayuda a
explicar por qué los medicamentos de marca representan el 72% del gasto
en medicinas en Estados Unidos aunque sólo figuran en el 10% de las
recetas médicas. Desde 2008, los precios de los medicamentos de marca
utilizados más comúnmente han aumentado 164%, mucho más rápido que otros
costos médicos. Estados Unidos gasta más del doble en medicamentos que
otros países industrializados.
El problema no sería tan grave si los
monopolios otorgados por el gobierno para los medicamentos fueran más
cortos. Una vez que se permite la competencia de versiones genéricas, el
precio de un medicamento suele bajar casi a la mitad, a veces más del
85%, si hay suficientes competidores en el mercado.
Sin embargo, el gobierno tiende a hacer lo
contrario, concluyeron los investigadores de Brigham and Women's,
mediante la ampliación de la exclusividad en el mercado a través de
patentes adicionales para alteraciones triviales, como por ejemplo un
nuevo recubrimiento para una pastilla. Esto no tiene sentido: a menos
que un medicamento se transforme de una manera que afecte su valor
terapéutico, no debería calificar para una extensión de patente.
Los fabricantes de medicamentos a menudo
extienden su propia exclusividad en el mercado pagando a las compañías
de genéricos por retrasar el lanzamiento de medicinas competitivas.
Cómo ponerle remedio
El
gobierno, que protege los derechos de monopolio de estas empresas,
debería exigir la eliminación de esta táctica. Las autoridades
reguladoras federales también deben exigir que los fabricantes den a
conocer los precios que negocian con sus diversos clientes, incluyendo
todas las rebajas y los descuentos que permiten. Esto no solo ayudaría a
todos los pagadores privados a negociar precios más bajos, sino que
también crearía un mercado más saludable.
No obstante, para que surta efecto es
necesario dar un buen uso a toda esta información sobre el costo y la
efectividad. Los investigadores encontraron que en el desarticulado
sistema de atención médica de Estados Unidos, muchos médicos continúan
sin ser conscientes del gasto que les piden a los pacientes y las
aseguradoras. Los médicos también necesitan estar al tanto de
alternativas de menor costo - medicamentos genéricos, por supuesto, pero
también otros fármacos y terapias que pueden tratar los mismos síntomas
tan bien o mejor de otra manera. Se requieren estudios de efectividad
comparativa para todos los medicamentos.
Aunque tiene sentido conceder a una
empresa una licencia de exclusividad para vender un nuevo medicamento,
también es importante saber exactamente cuánto vale un fármaco.
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