Cristina G. Lucio , El Mundo 16/09/2013
Facilitar la vida a los enfermos. Ese
es el objetivo de las polipíldoras cardiacas, pastillas que en una
única presentación engloban varios fármacos destinados a reducir
el riesgo cardiovascular. Desde hace más de una década, estos
medicamentos se proponen como una buena herramienta para poder
combatir la epidemia de problemas de corazón, aunque el debate sobre
su idoneidad o sobre qué pacientes pueden beneficiarse en mayor
medida de su uso no ha cesado en este tiempo.
Hace unos días, una investigación
publicada en la revista 'Journal of the American Medical Association'
(JAMA) demostró que esta estrategia sirve para mejorar la adherencia
al tratamiento en pacientes con enfermedad cardiovascular o de alto
riesgo, pero el trabajo deja abiertas varias incógnitas que
garantizan que la discusión continúe.
La polipíldora probada, una
combinación de aspirina, una estatina y dos agentes
antihipertensivos, logró mejorar el seguimiento del tratamiento,
pero sólo mostró modestos beneficios a la hora de reducir la
tensión arterial y el colesterol 'malo' de quienes la probaron.
Además, tampoco fue especialmente útil en la prevención de
problemas graves, como el infarto o el ictus, si se comparaba su uso
con el de la terapia convencional.
Por otro lado, el trabajo presentaba
importantes limitaciones en su diseño -como el hecho de que quienes
tomaban la polipíldora la recibían gratis, mientras que a quienes
se les había indicado la medicación por separado tenían que pagar
por ella-, lo que dificulta la generalización de sus resultados.
Tal y como señala J. Michael Gaziano,
de la Universidad de Harvard (EEUU), en un editorial que acompaña al
trabajo en 'JAMA', "la ventaja precisa de esta estrategia sigue
sin probarse. Hasta que nuevos datos adicionales y rigurosos
demuestren que la polipíldora mejora los resultados clínicos, es
más importante evaluar cuidadosamente los múltiples fármacos que
se prescriben".
Para Valentín Fuster, que dirige el
Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) en Madrid
y el Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinai de Nueva York
(EEUU), el trabajo publicado recientemente en 'JAMA' "es
interesante", aunque tiene muchos flecos que nuevas
investigaciones deberán desentrañar. "Entre otras cosas, todos
los participantes sabían que estaban formando parte de un estudio y
eso influye directamente en la adherencia, en que el paciente siga
tomando su medicación. Las cifras que manejamos nos dicen que sólo
el 20% de los pacientes mantiene en el tiempo lo que le prescribe su
médico", señala desde su despacho de Nueva York.
Por otro lado, el cardiólogo español
está convencido de que la polipíldora cardiaca sólo es útil para
la prevención cardiaca secundaria, es decir, para evitar nuevos
ataques en pacientes que ya han sufrido un infarto o un ictus. "Este
trabajo está a caballo entre la prevención primaria y la
secundaria, pero en mi opinión la polipíldora es realmente
efectiva" en ese segundo escenario.
El propio Fuster dirige el desarrollo
de una polipíldora para prevención secundaria desde el CNIC que,
asegura, ya se está probando con buenas perspectivas en seis países.
Según adelanta, esta pastilla que
combina ácido acetilsalicílico, estatinas y IECA, podría estar
completamente disponible a mediados del año que viene en las
farmacias.
enlace original
No hay comentarios:
Publicar un comentario