La organización DNDi desarrolla fármacos para la malaria o el VIH pediátrico que afectan a millones de personas en países subdesarrollados
D. Valera, Hoy.es 19/06/13
La malaria afecta a 200 millones de personas cada año. Más de 7.000 pacientes al día son tratados de la enfermedad del sueño (tripanosomiasis africana) y 350.000 niños nacen con VIH anualmente, el 90% de ellos en África. Sin embargo, pese a su enorme repercusión cuantitativa, estas enfermedades -hasta un total de 17- se engloban bajo la denominación de olvidadas. Afectan a cientos de millones de personas de países subdesarrollados y emergentes incapaces de formar un mercado atractivo para la industria farmacéutica. Como ejemplo, a las enfermedades que representan el 90% de la morbilidad solo se dedica el 10% de la investigación mundial.
Para tratar de corregir este desequilibrio, en 2003 surgió la Iniciativa Medicamentos para las Enfermedades Olvidadas (DNDi, en inglés), una organización con colaboración pública y privada cuyo objetivo es desarrollar nuevos fármacos para estas patologías menos tratadas por la industria. «Trabajamos con enfermedades olvidadas y con población olvidada», explicó ayer el doctor Bernard Pécoul, director ejecutivo de DNDi, que se encuentra en Madrid para recoger el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cooperación al Desarrollo. Y es que uno de los principales problemas para tratar a estos pacientes no radica tanto en la enfermedad -que también- sino en las dificultades de acceso a la población remota, cuyas pésimas condiciones de vida contribuyen a la aparición de estas enfermedades.
El nacimiento de DNDi es resultado de la iniciativa conjunta de Médicos sin Fronteras, Consejo Indio de Investigación Médica, Instituto de Investigación Médica de Kenya, Ministerio de Salud de Malasia, Instituto Pasteur de Francia, Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) de Brasil, y el Programa Especial para la Investigación y Entrenamiento en Enfermedades Olvidadas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La organización trabaja en nuevos tratamientos orales, que son «mucho más fáciles de administrar en zonas donde los recursos son escasos». Así, y mediante estos métodos, «ya ha mejorado el tratamiento contra estas enfermedades combinando terapias que existían previamente», asegura Pécoul .
Desde 1975 a 1999 solo 16 de los 1.393 nuevos fármacos estaban dirigidos a las enfermedades tropicales, malaria y tuberculosis. «En las últimas décadas ha habido avances, pero el desequilibrio fatal continúa», aseguró Pécoul. En concreto, únicamente el 3,8% de los productos desarrollados entre 2000 y 2011 eran para enfermedades olvidadas.
Sin embargo, en diez años de trabajo, DNDi ya ha desarrollado seis tratamientos. Dos antimaláricos, una terapia combinada para enfermedad del sueño avanzada, otra combinada para leishmaniasis visceral en África, un conjunto de terapias para esta patología en Asia, y una formulación pediátrica de benznidazole para el mal de Chagas.
España retira su aportación
«No podemos hacerlo solos. Necesitamos el apoyo de nuestros socios», recordó Pécoul. El objetivo es lograr 400 millones de euros hasta 2018, de los que ya se han recaudado 223. Hasta ahora España era uno de los principales contribuyentes al programa con una aportación de 12 millones de euros en los últimos siete años a través de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (Aecid). Sin embargo, la crisis económica ha hecho mella en esta colaboración y Pécoul confirmó que España retirará su contribución este año. El responsable de la organización aseguró que seguirán manteniendo una estrecha colaboración con la cooperación española con la intención de que en los próximos años se reanude la ayuda económica: «Nuestro proyecto no es a corto plazo. Si queremos cambiar algo necesitamos apoyo a largo plazo».
Original en http://bit.ly/16xhB4q
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