domingo, 14 de marzo de 2010

Pocos estudios en EE.UU comparan un fármaco con otro: Informe

Por Maggie Fox
Reuters (América Latina) 11-03-10

Comparar los tratamientos médicos para encontrar el mejor y más barato podría ser un pilar de los esfuerzos para reformar el sistema de salud estadounidense, pero este tipo de investigación está muy poco extendida en el país, de acuerdo a un nuevo reporte.
La mayor parte de los llamados estudios de efectividad comparativa son realizados por instituciones académicas o emprendimientos no comerciales, y menos del 20 por ciento examina la seguridad de los tratamientos, dijeron los investigadores en Journal of the American Medical Association.
"La mayoría de los estudios comparativos que revisamos simplemente probaron si el fármaco 'x' es mejor que el fármaco 'y', en vez de lidiar con preguntas fundamentales como: ¿de qué manera podemos hacer más efectiva la medicación? ¿Cuándo es mejor la medicación que la cirugía? ¿Cuál es el enfoque más seguro?", dijo el doctor Danny McCormick, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Boston, y líder del estudio. McCormick y el doctor Michael Hochman, de la University of Southern California, en Los Angeles, eligieron 328 estudios publicados en importantes revistas médicas que evaluaron medicamentos.
Alrededor de un tercio, es decir, 104, compararon un fármaco con otra cosa.
El 43 por ciento comparó un medicamento con otro, el 11 por ciento un fármaco con una terapia no farmacológica, el 15 por ciento se centró en diferentes programas de dosis, el 19 por ciento analizó la seguridad y apenas el 2 por ciento incluyó una evaluación de su rentabilidad. Mientras que la mayoría de los ensayos son auspiciados por las compañías, las entidades no comerciales pagaron el 87 por ciento de los estudios de efectividad comparativa, de acuerdo a Hochman y McCormick.
"Muchas de las prioridades de la investigación nacional son fijadas por la industria farmacéutica", dijo Hochman en un comunicado. "Estas compañías, como es de esperar, centran la mayor parte de su atención en terapias nuevas", agregaron.

LO NUEVO NO SIEMPRE ES MEJOR
El año pasado, el Congreso aprobó 1.100 millones de dólares para financiar la investigación con estudios comparativos como parte de un plan de estímulo económico.
De acuerdo a los autores, "nuestros datos sugieren que se debe incrementar el apoyo del Gobierno y no comercial a los estudios que involucran terapias no farmacológicas, que comparan estrategias diferentes y que se centran en la seguridad y el costo comparativo de las distintas terapias".
La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA por su sigla en inglés) debería exigir este tipo de estudios para la aprobación de medicamentos cuando sea posible, agregaron.
En un comentario separado, el doctor Alec O'Connor, del Centro Médico de la University of Rochester, en Nueva York, se mostró de acuerdo. "Debido al continuo progreso de la ciencia, la aprobación de un nuevo fármaco implica para los médicos y el público en general que el producto representa un avance con respecto a tratamientos más antiguos", escribió O'Connor.
Pero esto no siempre es cierto. Estudios recientes mostraron, por ejemplo, que fármacos más viejos y menos costosos como los diuréticos genéricos para tratar la presión alta, o la metmorfina para la diabetes, funcionan mejor que los medicamentos más nuevos.
"Por ejemplo, si una nueva medicación para tratar la depresión es aprobada sólo en base a comparaciones con placebos, es muy difícil saber cómo se contrasta con los medicamentos que ya están aprobados para la enfermedad", agregó en un comunicado.

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