jueves, 24 de julio de 2008

la Industria Farmacéutica y una cuestion de imagen: Los penultimos de la lista

Los penúltimos de la lista El Mundo (España) 05-07-08





FARMACÉUTICAS. En el año 2004 la credibilidad de la industria farmacéutica estaba por los suelos. Todas las encuestas demostraban que la ciudadanía en EEUU ponía en la misma posición a aquéllos que investigaban y vendían medicinas que a los que producían petróleo o tabaco.
Extraña paradoja. La situación de pérdida de imagen se hizo tan insostenible que las grandes compañías del sector optaron por imponer códigos de conducta rigurosos y estrategias muy claras para poder salir cuanto antes de unas posiciones vergonzosas. Sin embargo, construir una sólida base de credibilidad y prestigio es un trabajo duro y prolongado. Afortunadamente, las cosas han mejorado algo pero la posición de la mayoría es aún pobre. La confianza es un elemento volátil cuando se cuida poco. El drama de este activo es que cuesta una barbaridad conseguirlo y poco perderlo.



INNOVACIÓN. La industria reconoce también que tienen una bomba de relojería amenazándoles si continúa con su incapacidad para innovar como lo hizo en los años 90.
Las patentes se agotan y a las farmacias no llegan productos de valor, porque el paradigma clásico de la investigación ha cumplido su ciclo. Un nuevo informe de la consultora PriceWaterhouseCoopers analiza en detalle cómo habrá que orientar la investigación farmacéutica futura. Habrá que cambiar casi toda la estrategia y el método científico para llenar los huecos de innovación ahora mismo vacíos. Para eso se debe contar mucho más con el paciente y la sociedad civil.
El giro que hay que dar en los laboratorios, en los ensayos preclínicos y clínicos, en la comercialización y seguimiento de las nuevas terapias es tan copernicano que nada se conseguirá sin la participación de toda la población. Es necesario contar con los enfermos pero también con los que lo son y quizá no lo saben, con familiares, con políticos sin sesgos prefijados y con los organismos que regulan y pagan. Y sin olvidarse de los que aún están completamente sanos.

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