domingo, 31 de mayo de 2009

La Argentina ansiolítica


Las estadísticas revelan que en nuestro país el consumo de psicofármacos es uno de los más altos del mundo. Ansiolíticos, antidepresivos y sedantes son los más buscados. Para los investigadores, las crisis políticas y económicas están en el origen de esta tendencia nacional. Qué dicen las cifras y cómo explican el fenómeno sociólogos, psicoanalistas y psiquiatras

Por Valeria Shapira Domingo 31 de mayo de 2009 LA NACION
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1133718

Se han vuelto un lugar común entre la vapuleada clase media argentina. Logros que la ciencia supo conseguir, los ansiolíticos y antidepresivos están presentes en charlas cotidianas de oficina y de café. Cuando el estrés aprieta y algo falla, se los nombra, bromeando: "Hoy no tomé la pastilla".
Lo dice la gente, lo corroboran las estadísticas: a comienzos de 2008, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) reveló que los remedios de mayor facturación durante el último trimestre de 2007 habían sido los destinados al sistema nervioso central -principalmente ansiolíticos, antidepresivos, hipnóticos y sedantes-, en los que los argentinos gastaron 362 millones de pesos, más del doble que en 2003. Un año después de la gran crisis de 2001, ocurrió lo que en la industria farmacéutica llaman "viaje": el disparo repentino del consumo de ciertos medicamentos durante un período determinado. Hoy, los tranquilizantes que más se venden son el Rivotril y el Alplax, seguidos por Clonagil, Tranquinal y Lexotanil, todos nombres que resultan familiares entre los ejecutivos y profesionales que viven en las grandes ciudades del país. Humanos en apuros cotidianos que, muchas veces, echan mano de ese dispositivo plateado con pastillas de rápida acción -el blister- sin pasar por un consultorio para pedir una receta.
¿La culpa es de las crisis, como habitualmente se cree? Parece. Pero quizá la respuesta no sea tan simple. Si bien sobran razones para señalar que la angustia, la ansiedad y los ataques de pánico bien podrían ser provocados por los vaivenes de la política local, atribuirles el fenómeno sin pensar matices deja de lado otras cuestiones. Entre ellas, nuestras concepciones autóctonas sobre la enfermedad mental, la relación entre los psicotrópicos y la frondosa historia del psicoanálisis en la Argentina, la costumbre de la automedicación, y el uso local de estas drogas para sostener una cultura de rendimiento laboral sobreexigido, en un mercado de trabajo que ya mucho antes de la hecatombe financiera global de 2008 no aseguraba puestos estables.
Remedios para la crisis
Según los expertos, habría que empezar por 2001. Eso pensó el antropólogo norteamericano Andrew Lakoff, que vino al país luego de la caída del gobierno de Fernando De la Rúa. Profesor de la Universidad de California, y enfocado en investigaciones sobre la circulación global de medicamentos, le provocó curiosidad el modo en que estas drogas se recetaban y se consumían en este país donde la psicología y el psicoanálisis tenían una tradición de peso. Interesado en los actuales modelos biológicos sobre el comportamiento humano, vino aquí para ver qué ocurría con las medicaciones en un contexto de total incertidumbre.
En 2003, Lakoff publicó "Las ansiedades de la globalización: la venta de antidepresivos y la crisis económica argentina" (Cuadernos de Antropología Social, UBA) donde afirmaba que una de las particularidades del consumo local era la existencia de un marco epistemológico orientado hacia lo social y lo psíquico, mucho más que a los modelos de explicación neuronal sobre el origen de la ansiedad y la depresión que, desde los 90, ocupan la atención de la ciencia en el Primer Mundo.
"Lo que más me llamó la atención fue que las mismas drogas que en los Estados Unidos se asociaban con una intervención sobre las condiciones biológicas de la depresión, en la Argentina se prescribían en momentos de crisis como para tratar un estrés socialmente inducido", dice ahora Lakoff, desde su oficina en San Diego. En otras palabras: lo que a su criterio se medicaba era el estrés provocado por la crisis (e incluso la tristeza normal que siente cualquier mortal por la pérdida momentánea de sus esperanzas), mucho más que los estados de depresión o ansiedad diagnosticados a partir de criterios de manuales psiquiátricos, de estudios clínicos o de imágenes.
De todos modos, para algunos especialistas, hay que agregar en la balanza un elemento que excede la coyuntura, y que puede resultar un ingrediente básico en la construcción de nuestra estrecha relación con el blister: la idea que circula en el imaginario colectivo sobre los argentinos y su inexorable devenir. Como dice el psiquiatra Juan Carlos Ferrali, subdirector del Instituto Superior de Formación de Posgrado de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), "la idea de que los argentinos siempre hemos fracasado, o de que ese fracasar es nuestro destino, como si en algún libro sagrado estuviera escrito que a la Argentina siempre le irá mal".
El lugar del medicamento en el entramado social se hace gigante cuando lo que se pide es que la Ciencia dé respuestas a los males crónicos del país. Desde el psicoanálisis, Germán García, presidente de la Fundación Descartes y miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (EOL) opina que "existe un trasfondo psicologista de la sociedad: el que nos hace creer que la solución a los problemas sociales es una modificación del sujeto, y no de la situación. Y nos dice que para eso están las medicaciones. Que las necesitamos porque no podemos hacer nada solos. Se nos hace creer, además, que los desocupados quieren que les inventemos grupos de autoayuda, cuando lo que en realidad necesitan es un trabajo."
Vivir en la incertidumbre
Desde fines de los 80, "eso que habitualmente llamamos seguridad se volvió un bien escaso -afirma el psiquiatra Guillermo Belaga, coordinador del área de Salud Mental del Hospital Central de San Isidro y también miembro de la EOL-. El ataque de pánico, que se convirtió en epidemia, aparece ligado a la caída del Estado de bienestar. "Es la época de la política del thatcherismo, que afecta a las organizaciones de fuertes identidades sociales, los mineros en Inglaterra, o los bancarios en la Argentina. Esos que trabajaban en puestos que se heredaban, como las familias de los empleados de Segba. Esa caída de identidades sociales hace que la persona tenga que hacerse a sí misma. El ataque de pánico comienza a ser común ante la pérdida de los trabajos estables, garantizados."
Las grandes ciudades, donde se combinan el jaqueo a esas garantías con un poder adquisitivo alto, son los lugares donde más psicotrópicos se consumen. El psiquiatra Eduardo Leiderman, profesor adjunto a cargo de Psiquiatría Biológica de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales en la Universidad de Palermo, estudió la prevalencia del consumo de psicofármacos en territorio porteño y en el Gran Buenos Aires. A fines de 2005, realizó encuestas en distintos barrios de la ciudad, y concluyó que el 15.5% de la población general consumía algún tipo de psicofármaco, y que el 29.4% lo había hecho alguna vez. Observó que el uso era mayor en las mujeres y en las personas mayores. Y que un cuarto de los que consumían lo hacían sin recomendación médica.
En el interior del país, otros trabajos demuestran que se trata de un fenómeno eminentemente urbano. Como ejemplo, un estudio titulado "Utilización de ansiolíticos benzodiacepínicos en barrios céntricos de la ciudad de Corrientes", publicado en 2004 por la Cátedra de Farmacología de la Universidad Nacional del Nordeste, se alarmó por "la sobreutilización de benzodiacepinas [N.de R.: las drogas más utilizadas contra la ansiedad] en barrios céntricos de la ciudad de Corrientes por parte de los consumidores", pero también por la sobreprescripción por parte de los médicos. El año último, la Encuesta Nacional sobre Prevalencias de Consumo de Sustancias Psicoactivas, del Indec, indicó que, además de la ciudad de Buenos Aires y el gran Buenos Aires, las zonas de Cuyo y la pampeana "presentan las prevalencias de vida de consumo de tranquilizantes más altas".
Los psicofármacos se han convertido en drogas sociales, esas que los americanos incluyen en el grupo de las llamadas lifestyle drugs (drogas para el estilo de vida), consumidas sin control médico por sectores de poder adquisitivo medio y alto que las utilizan para sostener rutinas que exigen mantenerse al límite del rendimiento, sin angustia y sin claudicaciones. Se trata, de algún modo, de un consumo recreativo, automedicado. Y es por eso que el concepto de "medicalización de la vida cotidiana" circula aquí y en todo el mundo como un sello de época.
En 2004, por ejemplo, la BBC publicó un artículo en el que daba cuenta de que la agencia británica de Medio Ambiente advertía que el agua para consumo doméstico de Gran Bretaña contenía cantidades crecientes de Prozac, el antidepresivo que en los 90 fue bautizado como "la droga de la felicidad". Hace poco más de un mes, un artículo publicado por el diario El País , de España, hablaba de la "depresión por la depresión", como efecto de la crisis, y recordaba que la Organización Mundial de la Salud aconseja por estos días que "no convendría subestimar las consecuencias psicológicas de la crisis financiera".
Un círculo vicioso
Si bien las recomendaciones valen para todos, diez mil kilómetros al sur de Europa pasan cosas particulares. En una cultura más bien cortoplacista que adscribe a la idea de rendir al máximo y no declinar, es difícil entender qué está primero: el remedio o la enfermedad.
Para Belaga, puede que estemos atrapados en un círculo vicioso: "Es el de medicar para el "sea usted eficiente". Para ir, en cierto sentido, al mismo punto de partida que provocó el desbarajuste. Si el ataque de pánico llega cuando fracasa la estrategia de funcionar como una máquina de la eficiencia, ¿habrá que estar medicado eternamente para no fracasar jamás?", pregunta.
Ya en los 90, el médico y psicoanalista Emiliano Galende escribió, en su libro De un horizonte incierto. Psicoanálisis y Salud Mental en la sociedad actual (Paidós): "(...) lo nuevo es que millones de mujeres y hombres recurren a nuevas drogas (ahora los tranquilizantes, los ansiolíticos, los hipnóticos, etc.) para soportar ciertos malestares de la vida social que son sufridos en sus cuerpos y sus mentes, pero efectúan este consumo bajo la presión y el requerimiento imperioso de la integración social y el mantenimiento de las relaciones con sus jefes, compañeros, maridos, amantes, etc. Se trata de verdaderas drogas para la vida social, justamente en una sociedad cuya integración y mantenimiento de las relaciones se han vuelto altamente competitivos y amenazantes."
En gran parte de esos casos, la medicalización de la vida cotidiana es, prácticamente, sinónimo de la automedicación.
Como caramelos
Lo que nadie puede soslayar es que, bien recetados, estos medicamentos han cambiado la vida de miles de personas. En la década del 70, el universo médico cambió con la llegada masiva de los psicofármacos a los consultorios y las farmacias. Si bien en el antiguo Egipto ya se administraban sustancias para combatir males psiquiátricos o psicológicos, sólo en el siglo XX se produjo una verdadera revolución, con la aparición de moléculas que dejaron atrás metodologías más cruentas y menos efectivas contra trastornos como la ansiedad, o enfermedades graves como la depresión.
Pero lo cierto es que, cada vez más, la gente toma medicamentos recomendados por amigos, vecinos e incluso compañeros de asiento en los aviones, que proveen tranquilizantes a quienes tienen miedo de volar. Incluso, los médicos conviven con la presión de los pacientes que piden copias como caramelos, aduciendo que "me las receta mi psiquiatra, pero ahora está de vacaciones".
El doctor Pablo Dimitroff, director médico de los Centros Ambulatorios de Swiss Medical Group, dice que esto efectivamente ocurre, y que en la Argentina resulta difícil "desterrar la figura del médico "recetólogo". Los pacientes no siempre comprenden el grado de responsabilidad que tiene el médico cuando firma una receta".
La responsabilidad es de todos. La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) prohíbe las muestras gratis de estos psicotrópicos. Sin embargo, ningún psiquiatra puede negar que recibió alguna. También está prohibido -y esto lo confirma la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA)- que los farmacéuticos realicen el expendio sin una receta médica. En cambio, la gente insiste: ¿quién no ha pedido la pastillita azul en la farmacia del barrio, asegurando que, más tarde, volverá con la receta?
"La mayoría no considera riesgoso automedicarse, y gran parte de los pacientes utilizan por su cuenta una droga con la que ya habían sido medicados anteriormente", afirma el doctor Jorge Franco, a cargo del servicio de Salud Mental del Hospital de Clínicas. Ya en 2002, un trabajo publicado por esa división del hospital-escuela indicó que el 60% de los pacientes consumía medicamentos sin prescripción médica:, el 27.5% lo hacía con drogas de venta libre y 31.9%, se automedicaba. Los fármacos más utilizados en este último grupo fueron los psicofármacos: 59.8%. De este grupo, el 88.8% eran ansiolíticos.
El poder del marketing
Lakoff afirma que otra de las cuestiones que llamaron su atención fue el vínculo de los médicos con la industria farmacéutica, y el efectivo marketing que, como en muchas otras partes del mundo, se realiza con estos medicamentos.
"Un punto de especial atención es el de los líderes de opinión. Psiquiatras, psicólogos u otros especialistas que dictan conferencias o exponen en los medios masivos de comunicación sus mensajes, ponderando la eficacia de ciertas moléculas psicofarmacéuticas. Si un líder de opinión recibe beneficios significativos -dinero, viajes, prestigio- por promover determinado producto, ahí estamos frente a un conflicto de ideales. La autonomía y la independencia profesional que conforman la base de la actividad de un médico se desdibujan".
La compleja relación de los médicos con la industria farmacéutica fue objeto de estudio de un grupo de investigadores norteamericanos que publicó sus resultados en la prestigiosa The New England Journal of Medicine . Después de consultar a más de 3000 profesionales de la salud encontraron que el 94% reconocía tener algún tipo de relación cercana con la industria farmacéutica, y que ese vínculo se plasmaba, básicamente, en que recibían muestras gratis y regalos en su lugar de trabajo. Más de un tercio de los encuestados reconoció recibir algún tipo de compensación por sus recetas, como invitaciones a congresos o cursos de perfeccionamiento. Conducido por Eric G. Campbell y colaboradores, se llamó National Survey of Physician-Industry Relationships, y sus resultados se conocieron en 2007.
Un directivo de una compañía farmacéutica que fabrica ansiolíticos se sincera en off the record . Mientras dice que el marketing no lo es todo resume que las pastillas son un logro científico y un éxito comercial: "Si en este mismo momento alguien se dispusiera a abrir carteras y portafolios de la clase media argentina, seguramente encontraría muchos más ansiolíticos y antidepresivos de los que podría imaginar. La venta de psicotrópicos es fuerte aquí, igual que en otros países que el Banco Mundial clasifica como de "ingresos medios" -asegura-. En Burundi, esto no pasa".
Agrega que, por más que estemos dispuestos a enaltecerlas al máximo, su poder nunca será celestial: "Si el techo de una casa está roto y hay goteras, la gente pone un balde. Arreglar el techo es posible, aunque mucho más complejo. Los ansiolíticos funcionan como baldes. Constituyen una solución pasajera. Eso es lo que nosotros vendemos. Y acá nos va muy bien".
Lejos del ámbito psi, pero con el termómetro de la calle, el actor y escritor Enrique Pinti, dispara con humor en el mismo sentido: "A mí no me jodan. Acá las crisis siempre son bravas, pero no vivimos en Beirut. Hay que preguntar en Irak si toman pastillas. Seguro que no. ¿Por qué pensamos como si fuéramos Hiroshima o Nagasaki? En la Argentina pasan cosas inexplicables y terribles, pero no tanto como para justificar que tengamos que enchufarnos todo el tiempo una pastilla porque somos los más castigados del mundo. Dejamos que las cosas pasen, las permitimos y después no lo asumimos. ¿Sabés por qué? Si algo se asume, genera angustia. Acá, la gente se derrumba y se empastilla en lugar de decir: "A estos hijos de p... ya no les creo". Usamos más el medicamento que la cabeza".

Las pastillas v. el diván?
Domingo 31 de mayo de 2009 |


País de fanatismos, la Argentina fue, también desde los años 70, el reino del diván. Y ahora que buena parte de la clase media está fascinada con los psicofármacos, la idea que circula es que existe un enfrentamiento entre psiquiatras que medican con psicofármacos y psicoanalistas que siguen a Freud y a Lacan.
A Germán García, miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana, le parece que plantear un cruce entre las dos posturas es caer en una trampa ideológica. "No es improbable que cualquier persona que se dedique al psicoanálisis se tome un ansiolítico si se siente mal, o porque le tiene miedo a los aviones. Una cosa no quita la otra. Yo conozco gente mayor que se analiza y que toma medicaciones contra la hipertensión; y tiene problemas sexuales por la edad, y por la medicación, y entonces toma Viagra. Pero por eso no deja de venir a análisis".
De todos modos, si bien desde el psicoanálisis no se le niega una pastilla a nadie, lo que se cuestiona es la tendencia a sustituir la historia por la biología (echando mano del medicamento que actúa sobre determinados circuitos cerebrales) y adscribir a una ideología del rendimiento que arma equipo con la concepción de que necesitamos mediaciones (una pastilla) porque ya no podemos hacer nada solos.
Las posturas que apuntan al enfrentamiento, como la que planteó Catherine Meyer en El libro negro del psicoanálisis destacan que Francia y la Argentina son los dos países del mundo en los que el campo de la salud mental sigue siendo, en gran medida, territorio del psicoanálisis. Y que, paradójicamente, en ambos países el consumo de psicotrópicos es creciente. En uno de sus capítulos, Antoine Pelissolo, psiquiatra del hospital de la Salpetrière de París, dice que la falsa dicotomía del "a favor o en contra" de los medicamentos contra la depresión y la ansiedad sería ridícula en cualquier otro campo médico. Que lo que hay que discutir es la forma de indicarlos más que adoptar una postura ideológica. Descontando que la píldora de la felicidad no existe, plantea que así como ningún diabetólogo demonizaría los beneficios de la insulina, ningún profesional que trabaje con un paciente con patologías como la depresión debería actuar de manera dogmática frente a los nuevos medicamentos contra la depresión.
El psiquiatra argentino Eduardo Leiderman, resume lo mismo en el nivel local: "Lo que debemos preguntarnos es si en este país todas las personas deprimidas que deberían tomar medicamentos antidepresivos efectivamente los toman. Yo no creo que sea así. Por el contrario, me parece que existen muchas personas que podrían beneficiarse con los tratamientos, que no están medicadas o están submedicadas".

En las librerías

Domingo 31 de mayo de 2009 |

La Argentina ansiolítica. Medicados y automedicados: cómo nos están cambiando la vida las pastillas es el título del libro en el que la periodista Valeria Shapira reúne los resultados de su investigación sobre los argentinos y su relación con los psicofármacos.
El libro recoge historias de vida de gente que tiene o tuvo un vínculo con estos medicamentos e invita a repensar los caminos que cada uno elige para lidiar con la angustia y la incertidumbre cotidianas.

jueves, 28 de mayo de 2009

Las farmacéuticas seducen a médicos

A cambio de promover sus productos, farmacéuticas ofrecen a los profesionales de la salud viajes pagados y otros “regalos”, lo que crea una relación que causa daños económicos al sistema de sanidad, afecta a pacientes y compromete la ética

Thelma Gómez Durán
El Universal Martes 26 de mayo de 2009

Todos los días, una parvada de visitadores médicos de las compañías farmacéuticas recorre —con sus voluminosos maletines repletos de muestras— hospitales, consultorios y clínicas, cortejando a los médicos. Dedicados a promocionar medicamentos, son el rostro zalamero de una relación tan estrecha como subrepticia entre la industria farmacéutica y el gremio médico, una suerte de idilio que causa daños económicos al sistema público de salud, afecta a los pacientes y compromete la ética profesional.

Médicos entrevistados aceptan que las compañías les obsequian desde muestras de fármacos, plumas y kits para escritorio, hasta instrumental, aparte de financiarles viajes a congresos y simposios a través del mundo. Es la “cultura del patrocinio”.

La Fundación Henry J. Kaiser Family, dedicada al análisis de las políticas de salud en Estados Unidos, encontró que 92% de los médicos en aquel país recibe muestras gratuitas de fármacos, y 61% es invitado a comidas y recibe entradas para espectáculos o viajes con todo pagado.

En México no existen estadísticas, pero sí indicios de esa convivencia. El pediatra Alfredo de Legarreta, por ejemplo, acepta que cada mes recibe en su consultorio privado a cerca de 120 visitadores, y anualmente asiste a 10 o 12 congresos “patrocinados por las farmacéuticas”. Desde que comenzó a ejercer, hace 26 años, es así. “Hace 10 años llegaban a plantear que si expedíamos un número determinado de recetas de tal producto, nos daban las llantas del coche o muebles para la casa. Ahora sólo una compañía pide 100 recetas para patrocinar un viaje al extranjero”.

Las restricciones comenzaron hace dos años, evoca, por la crisis económica mundial y las campañas contra estas prácticas, emprendidas por organizaciones en Estados Unidos y Europa. Los obsequios ya no son llantas, sino estetoscopios, estuches de diagnóstico o básculas; “los visitadores nos dicen: ‘Ya sabemos que contamos con su apoyo’”. En cuanto “a los congresos internacionales, sólo invitan al médico, ya no podemos ir acompañados. Hay congresos nacionales en los que puedo llevar a mi esposa”.

Recibir muestras médicas es una vieja práctica. De acuerdo con la organización estadounidense Prescription Project, cada año la industria farmacéutica invierte 18 mil millones de dólares en muestras de medicamentos y cerca 7 mil millones de dólares en otras técnicas de marketing.

“Muchos regalamos el tratamiento a pacientes que no tienen recursos, pero también hay quien sólo da algunas para que el paciente inicie el tratamiento. Es una forma de engancharlo con el fármaco. Finalmente, ese es el objetivo del laboratorio al regalarlas”, dice De Legarrete, para quien, en última instancia, cada médico decide si un obsequio o un viaje afectará su forma de prescribir un fármaco. “Tristemente, hay quienes prescriben los medicamentos para obtener patrocinios de las empresas”.



Lo mismo, pero más caro

Evitar que los visitadores médicos accedan a los hospitales públicos es “enfrentar una batalla campal, porque al final se cuelan o esperan a los médicos afuera de los hospitales”, dice Carmen Soler Claudín, académica del Instituto de Investigaciones Biomédicas de la UNAM y quien dirigió la Clínica de Especialidades Condesa (del gobierno del Distrito Federal), dedicada a la atención de personas con VIH.

“Cada uno de los laboratorios tenía un representante para esa clínica; ahí se pasaban todo el día”, recuerda la investigadora, quien llegó a devolver boletos de avión enviados por las farmacéuticas a médicos de esa institución. También dice que los visitadores negociaban que por cada 40 o 50 pacientes sumados a un esquema de tratamiento propuesto por un laboratorio, se pagaba un viaje para asistir a un congreso internacional.

Estas prácticas, en su opinión, tienen consecuencias en los pacientes, pues “el médico puede dejar de considerar las necesidades reales de los pacientes y recetar fármacos que en ocasiones no son los más adecuados”. Además, afecta económicamente al sector salud, porque “los laboratorios hacen grandes campañas para introducir sus nuevos medicamentos, aunque sean más caros.

En el caso del VIH, por ejemplo, hay fármacos que sirven para lo mismo, pero tienen una diferencia en el costo de hasta cinco veces”.

La industria farmacéutica no sólo invierte fortunas en ganar el corazón de los médicos. Enfoca campañas en los pacientes, asegura la doctora Soler Claudín, al grado de financiar organizaciones de personas con VIH, cáncer u otras enfermedades, con viajes a congresos donde se presentan los nuevos desarrollos farmacéuticos. Después, “cuando los pacientes llegan con el médico, exigen que se les recete la última novedad”.

Recuerda que un paciente presentó una queja en su contra ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, porque “no le quise dar el tratamiento que me exigía. Al final, la comisión me dio la razón”.



Industria aprovecha el vacío estatal

Sin los patrocinios de la industria farmacéutica, para muchos médicos sería imposible asistir a congresos para su actualización, afirma Luis Soto Ramírez, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán. El problema es cuando una misma empresa “te invita a cinco congresos en un año; eso ya no es un estímulo educativo”.

Organizaciones civiles como la española No Gracias (que está contra estas prácticas de cooptación) señalan que la escasa inversión estatal en educación continua es un factor que aprovechan las farmacéuticas para imponer la cultura del patrocinio. “Es cierto que el sector salud debería pagar la educación médica continua, pero en los países latinos no hay recursos suficientes para eso”, añade Soto Ramírez, quien considera que lo sano sería una ley que transparente tales prácticas.

En una conferencia de prensa (noviembre 2008), José Ángel Córdova Villalobos, secretario de Salud, declaró que serían “más vigilados” los médicos y servidores públicos que investiguen para laboratorios o reciban financiamiento para asistir a congresos. “Todo esto debe estar transparentado... para evitar cualquier sospecha de duda de que puede favorecer la prescripción de X o Z medicamento por un factor diferente a su utilidad”.

Hasta ahora, la única disposición —de acuerdo con los médicos entrevistados— es un oficio que prohíbe la entrada de los visitadores médicos a hospitales públicos, quienes “aún entran, casi de contrabando”.



Regalitos y regalotes

La Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica tiene un Consejo de Ética y Transparencia, cuyo presidente, Benito Bucay, no respondió a una petición de entrevista sobre el “Código de Buenas Prácticas de Promoción de la Industria Farmacéutica establecida en México”, que data de 2005 y apela a la “autorregulación” de la industria.

El código impone que “en ningún caso se podrá ofrecer a los profesionales de la salud artículos de valor significativo ni incentivos de ninguna índole para que usen, prescriban, compren o recomienden un producto o influyan en el resultado de un estudio clínico”. Establece que un artículo es “de poco valor” cuando no supera los 10 salarios mínimos diarios vigentes en el Distrito Federal y, en consecuencia, puede ser ofrecido. Exceptúa el material científico, “siempre y cuando el valor sea menor a 40 salarios mínimos diarios”. Si algún laboratorio viola las normas, contempla multas de 250 a 10 mil salarios mínimos.

Aliza Chelminsky, directora de Asuntos Corporativos de Pfizer, dice a EL UNIVERSAL que las farmacéuticas contribuyen a la formación de los profesionales de la salud al invitarlos a congresos, y para evitar “excesos como los que había en épocas pasadas” está el código ético. Coincide Jorge Escudillo, gerente nacional de Ventas y Promoción de Eli Lilly México, empresa con 350 visitadores y la única que entrega una carta a los profesionales de la salud notificándoles que su aceptación de asistir con patrocinio a un congreso no establece compromiso alguno de prescribir sus fármacos.



¿Un obsequio, un viaje? “No, gracias”

La cultura del patrocinio es objetada por agrupaciones profesionales. En España, miembros de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública fundaron, en 2008, No Gracias (www.nogracias.eu), como parte del movimiento No Free Lunch, surgido en Estados Unidos.

Esta iniciativa critica que muchos profesionales de la salud consideren “normal” recibir regalos y viajes de las farmacéuticas, y persigue incidir en el cambio de estas relaciones “distorsionadas”.

Los principios de No Gracias son independencia y ética profesional; transparencia; acceso a una información veraz; formación independiente; rechazo de regalos; compromiso con la viabilidad del sistema de salud, al promocionar el uso racional de medicamentos, y la prescripción de genéricos.

Entrevistado ex profeso, Carlos Ponte, jefe de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Central de Asturias, y coordinador de No Gracias, afirma que atrás de la relación entre farmacéuticas y médicos hay un problema político, porque en muchos países no existen leyes que regulen estas prácticas y en donde sí las hay no se aplican.

“Esta industria tiene un gran poder y lo ejerce a través de su influencia sobre políticos, organismos reguladores encargados de aprobar los nuevos medicamentos, médicos, sociedades médicas, revistas médicas y, finalmente, sobre los ciudadanos”, señala.

De acuerdo con No Gracias, esta industria gasta en publicidad 31% de su presupuesto, mientras que a investigación destina 14%, y buena parte de esa publicidad “es información sobrevalorada de nuevos medicamentos, porque 80% de éstos no aporta nada nuevo”. Ponte resalta que “cada vez se gasta más en medicinas y menos en prevención, salud pública, contratar más personal para el sistema sanitario o aumentar salarios a los médicos”.

Su cruzada puede compararse, acepta, con la lucha de David contra Goliat, pero es optimista: la campaña de No Free Lunch en EU ya logró que estados como Vermont, Maine y Virginia del Oeste, adopten leyes que obligan a farmacéuticas a informar sobre los obsequios que realizan a los médicos. “Es un gran avance”.

lunes, 25 de mayo de 2009

Para hacer nuevas vacunas 'Falta voluntad política'

El científico colombiano Patarroyo dice que 17 millones de muertes anuales se evitarían con voluntad política

EFE 20-05-2009 Soitu.es


El científico Manuel Elkin Patarroyo ha afirmado hoy que la falta de "voluntad política" para el desarrollo de vacunas genera que 17 millones de personas al año fallezcan de enfermedades infecciosas y dos tercios de la población las padezca.


El científico colombiano Manuel Elkin Patarroyo. EFE/Archivo
Patarroyo, premiado con el Príncipe de Asturias de la Ciencia en 1994, ha participado hoy en Gijón en el VI Congreso Mundial de Bioética en donde ha abogado por el desarrollo de una "ciencia con conciencia" y ha censurado los "intereses creados" en torno a la investigación.

El experto colombiano ha lamentado que la falta de "mercado" ha generado que de las 517 de las enfermedades infecciosas identificadas sólo tres dispongan de una vacuna.

Así, ha dicho que el noventa por ciento de las investigaciones se centran en enfermedades de países desarrollados y sólo un diez por ciento a los males de los países pobres.

Sin embargo, los porcentajes se invierten en cuanto a población afectada puesto que el nueve de cada diez personas que padece alguna enfermedad reside en países en vías de desarrollo.

"Conocemos la estructura y cada átomo del dengue pero no tenemos vacuna. No ha habido voluntad política", ha ejemplificado.

Ha explicado que para combatir un mal sólo es preciso conocer su estructura y desarrollar, a partir de ahí, una metodología.

"Es tan simple", ha dicho, como individualizar la estructura química para traducirla en un proceso físico y aplicar posteriormente las matemáticas.

El mundo lleva 125 años trabajando con el mismo principio para la creación de vacunas pero el científico colombiano cree que a partir de ahora todos estos compuestos tendrán que diseñarse de un nuevo modo en el que actúen directamente sobre las proteínas más activas de las moléculas.

Patarroyo, quien donó a la Organización Mundial de la Salud (OMS) su vacuna contra la malaria, considera las patentes una "limitación" para el desarrollo y ha subrayado el componente ético que las acompaña.

A su juicio, los descubrimientos son un "bien público" dado que se apoyan en el conocimiento aportado por muchas personas y sólo es la última, la que los patenta, la que obtiene reconocimiento y restringe su difusión.

En este sentido, ha garantizado que el "credo" de su familia -su hijo también trabaja en la lucha contra la malaria- es la resolución de problemas universales para "entregárselos a la Humanidad".

Su creencia deriva, ha explicado, de la convicción de que a la ciencia le acompaña un compromiso social de búsqueda de la verdad y el servicio.

Sin embargo, cada año se diagnostican 30 millones de nuevos casos de tuberculosis, 600 millones de diarrea, 2 billones de bronconeumonias y 500 millones de malaria.

El tifus, el cólera, la meningitis o el dengue continúan sin remedios y acaban de ser cancelados los estudios entorno al Sida, ha lamentado.

Patarroyo ha mostrado estadísticas de la OMS que confirman que en 1995 murieron tres millones de humanos por tuberculosis, 3,1 por diarrea, 4,4 por infecciones agudas respiratorias y, entre todos los males infecciosos, sumaron 17 millones de fallecimientos.

domingo, 24 de mayo de 2009

Daños de la medicina de mercado

Aldo Neri, Diario Clarín 21/05/2009

La Argentina adoptó un modelo desventajoso e inequitativo para atender la salud de su población. En él la cobertura parece estar regida sólo por la condición económica o laboral del paciente o por la presión política que hacen los distintos lobbys.

El 6 de mayo, en esta misma sección, se publicó un excelente artículo del doctor Carlos Gherardi en el que describe la progresiva judicialización de los actos médicos en nuestro medio y sus consecuencias negativas sobre el binomio medico-paciente. En definitiva, cómo la amenaza del juicio no sólo afecta la tranquilidad del profesional, sino también altera las conductas más convenientes para el paciente.

Quisiera aquí aportar algunas ideas complementarias respecto a un asunto tan gravitante sobre la verdadera utilidad social de un sistema vital, complejo y costoso como es el de salud.

Las instituciones sociales funcionan en parte respondiendo a las necesidades colectivas que explican su existencia, y en parte a los incentivos que condicionan el comportamiento de sus actores principales, incluida la población a la que sirven. Incentivos que pueden ser morales, económicos, emocionales conscientes o inconscientes, o incluso fantasías cuasi mágicas. En el campo de la salud, poco o mucho, se combinan todos.

Las modalidades de organización de los servicios médico-asistenciales son un fuerte determinante del perfil de incentivos vigente. En el caso argentino vale destacar algunos atributos para caracterizarlas: gran fragmentación institucional, pareja dispersión de marcos normativos tanto científicos como administrativos, premio económico y de prestigio a la superespecialización, abuso en la utilización de tecnologías complejas para sectores usuarios con buena financiación, extrema liberalidad en el mercado de fármacos, con expansión de los de venta sin receta bajo fuerte presión publicitaria, acompañado por desprecio a la exigencia de receta en los otros casos, elevado componente del gasto directo del bolsillo de las personas, mayor en los más pobres en proporción a su ingreso. y habría muchos más atributos para consignar.

Esto se llama medicina de mercado, con la población dividida en bolsones de acceso y calidad de servicios en buena parte relativizada por su condición económica, laboral, o su capacidad de presión política. Modelo importado por nosotros desde los Estados Unidos, en la reiteración de imitar las malas cosas y no las buenas de los países exitosos. Un espejo nacional que gasta 15% del PBI en servicios asistenciales, tiene 45 millones de excluidos, e indicadores de salud bastante peores que otros países más pobres.

Pero hay todavía más distorsiones legales que promueve esta medicina de privación y despilfarro como es la de mercado, y que se suman al crecimiento de la desconfianza y el temor mutuo que legítimamente preocupan al doctor Gherardi: el fuerte lobby de sectores de interés sobre el Congreso para que las leyes obliguen al Estado, prepagos y obras sociales a garantizar determinadas prácticas de costo elevado no pocas veces aún inciertas en su eficacia e inocuidad; o brindar una cobertura especial a determinadas patologías poco difundidas, en tanto que estamos descuidando cotidianamente otras socialmente significativas que enferman y matan a muchos más conciudadanos.

Es un lento y duro aprendizaje para la sociedad y la profesión médica entender que más medicina y más anarquizada es un boomerang de injusticia; que un sistema ordenado debe precisar también lo que no va a hacer o cubrir, con fundamento humanístico y científico, y que hay que legislarlo para proteger a los pacientes y a los profesionales de una litigiosidad perversa; que en un sistema más unificado y fuera del mercado comercial existe mucha más capacitación y control interno interpares que disminuyen el riesgo de la eventual malapraxis; que más medicina no es sinónimo de mejor medicina, sino muchas veces lo contrario; que la medicina de mercado lleva a que cada sector social se encierre en su cubículo de protección carente del respaldo del interés común y solidario; que el ideal de un profesional de la salud o de un grupo de ellos no debe ser transformarse en una pyme exitosa, porque son roles y objetivos legítimos y socialmente necesarios pero diferentes.

En fin, lo que abruma es el silencio, o la superficialidad en la discusión de estos asuntos. Obsesionados por la coyuntura, sentimos que todo es como es e inevitable. El mayor desafío de la gran política en Argentina es construir, en este y en tantos otros campos, la convicción de que la voluntad racional de reforma en un pueblo es también un factor determinante de su destino.

Enlace a la nota original

miércoles, 20 de mayo de 2009

Industria farmacéutica privada y salud pública son incompatibles

Industria farmacéutica privada y salud pública son incompatibles
Parte I

Alejandro Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)
Lunes 18 de mayo de 2009

I. Como las crisis económicas y financieras, las crisis sanitarias son reveladoras de la naturaleza inhumana, irracional y antisocial del sistema capitalista, sobre todo en su estado actual de descomposición económica, política y social.

La pandemia de gripe porcina es un ejemplo. En su presunto foco original en el Estado de Veracruz, México, todo parece indicar que la contaminación humana hay que atribuirla a las condiciones totalmente contrarias a las reglas de higiene en que trabaja la empresa Granjas Carroll, subsidiaria de Smithfield Foods de Estados Unidos, la más grande transnacional mundial de producción porcina, establecida, entre otros países, además de México y Estados Unidos, en Polonia, Rumania y China.

También contribuye la alta concentración del ganado porcino en esos establecimientos y su alimentación, lo que puede facilitar la propagación del virus. Como resultado, el pueblo de La Gloria y sus alrededores está permanentemente envuelto en una atmósfera pestilencial, que agobia y enferma a sus habitantes, más de la mitad de los cuales tiene problemas respiratorios.

Todos hemos podido ver en los grandes medios de comunicación a muchos habitantes de la ciudad de México y a viajeros en distintos aeropuertos del mundo portando mascarillas protectoras. Pues bien, en La Gloria no hay tales mascarillas y sus habitantes casi no reciben atención médica. Pero cuando se anuncia la llegada de visitantes extranjeros salen brigadas de empleados estatales a pintar con cal las casas y a barrer las calles y se despliega un cartel (en inglés « of course ») que dice algo así como : « Bienvenidos a La Gloria, libre de influenza porcina » (reportaje de la televisión franco-alemana Arte).

Eso muestra, de manera un tanto grotesca, el tratamiento político-mediático del problema.

Que ha servido, de paso, para tratar de hacer olvidar otros problemas sociales acuciantes derivados de la crisis económico-financiera.

Ese tratamiento político-mediático se refleja en las informaciones contradictorias sobre el número de contaminados, de fallecidos y en un tono general de alarmismo del que no está exenta la Organización Mundial de la Salud .

Sobre todo si se compara con el número de muertos (entre 250.000 y 500.000) que provoca cada año en el mundo la gripe común o estacional.

Un alarmismo similar se creó con la gripe aviar de la que hasta ahora ha habido en el mundo algo más de 400 contaminados y unos 220 muertos, la mitad de ellos en Indonesia y el resto en China, Vietnam, Tailandia y Turquía. Y un gato muerto en Alemania (sic).

Tanto en el caso de la gripe aviar como en el de la actual gripe porcina se puede verificar que la casi totalidad de los casos mortales afecta a personas vulnerables (mal alimentadas, mal atendidas y que vivían en un medio sanitario desfavorable). En efecto, según las estadísticas dadas a conocer por la OMS el 15 de mayo, México con 60 muertos sobre 2446 casos, registra la tasa de mortalidad de lejos más elevada (2,45%) en tanto que Estados Unidos con tres muertos sobre 4298 casos, significa una tasa de mortalidad del 0,6 por mil. Y en los 32 restantes países alcanzados por el virus se han registrado dos fallecimientos, uno en Canadá y otro en Costa Rica.

Mucho se ha escrito últimamente, y con razón, acerca de los intereses económicos en juego en el combate contra la pandemia.

Se afirma que el Tamiflu, fabricado por Roche con la licencia de explotación que compró a Gilead Sciences, Inc (que recibe de Roche una participación en los beneficios en forma de regalía) es el medicamento apropiado para combatir la enfermedad producida por el virus llamado A H1 N1 (gripe porcina). Se habla menos del Relenza, medicamento producido por GlaxoSmithKline.

El Tamiflu (oseltamivir) y el Relenza (zanamivir) , que existen antes de la aparición del nuevo virus no son, como es lógico, medicamentos específicos para combatirlo. Más aún, no pocos especialistas ponen en duda su eficacia para curar la gripe estacional o común, que se previene (relativamente) con la vacuna que se prepara cada año, tratando de anticipar la configuración del virus, que muta todos los años.

No obstante las serias dudas sobre su eficacia, la Organización Mundial de la Salud, que en agosto de 2005 recibió de “regalo” de Roche 3 millones de tratamientos (30 millones de dosis), cuando apareció la gripe aviar recomendó a todos los países acumular stocks de Tamiflu, que que hasta entonces tenía poco éxito en el mercado.

Fue entonces que muchos gobiernos compraron y acumularon enormes cantidades de dosis, lo que provocó un espectacular aumento de las acciones de Roche y Gilead. Se estima que en el mundo hay desde entonces un stock de 220 millones de dosis. Francia, por ejemplo, tiene guardadas 30 millones de dosis desde 2005, en Estados Unidos en julio 2005 el Pentágono compró reservas de Tamiflu por 58 millones de dólares. En ese momento Donald Rumsfeld, accionista de Gilead, era aún secretario de defensa. Alemania compró en junio de 2005 el mismo medicamento por 150 millones de euros y México anunció en octubre 2005 que le compraría a Roche algo más de 400 millones de pesos de Tamiflu. Así fue como en los nueve primeros meses de 2005 las ventas de Tamiflu aumentaron en un 263% por un total de 554 millones d euros.

La mayor parte de esos stocks de Tamiflu acumulado no se llegó a utilizar porque la gripe aviar se trasmitió muy limitadamente a los seres humanos y sólo en ciertas regiones del mundo. Esos reservas de Tamiflu acumuladas van perdiendo su eficacia terapéutica con el transcurso del tiempo.

Ahora, como una bendición del cielo para los laboratorios, apareció la gripe porcina . Y la Organización Mundial de la Salud volvió a recomendar en abril último a los Gobiernos que acumularan stocks de Tamiflu y otros antivirales. Y las acciones de Roche y de Gilead comenzaron nuevamente a subir (4 y 3 por ciento respectivamente a fin de abril de este año).

Sin embargo, el 12 de mayo la Organización Mundial de la Salud, por intermedio de una de sus especialistas, declaró que teme que el virus de la gripe porcina se haga resistente a los antivirales al combinarse con la cepa de la gripe tradicional en el hemisferio sur.

"Estamos enfrentando el riesgo de resistencia del virus", explicó Nikki Shindo. La profesional subrayó que el año pasado la gripe estacional había mostrado "signos de resistencia al oseltamivir". Es decir al Tamiflu, el antigripal recomendado por la OMS para combatir el nuevo virus.

De modo que ahora la OMS, un poco tarde, se suma a los que ponen en duda la eficacia curativa del Tamiflu.

En el sitio web de la OMS (who.int/csr/disease/swineflu/faq/es), se aclara que : « No hay ninguna vacuna para evitar que el actual virus de la gripe por A (H1N1) cause la enfermedad en el ser humano. No se sabe si las actuales vacunas estacionales confieren algún grado de protección. Los virus gripales cambian muy rápidamente ». Y se agrega, un poco ambiguamente que : « En algunos países se dispone de antivíricos contra la gripe estacional, y esos medicamentos permiten prevenir y tratar eficazmente la enfermedad. Hay dos tipos de fármacos: los adamantanos (amantadina y rimantadina) y los inhibidores de la neuraminidasa (oseltamivir y zanamivir) ». Y un poco más adelante figura esta frase, que no ofrece dudas : « NO SE DISPONE DE INFORMACION SUFICIENTE PARA FORMULAR RECOMENDACION ALGUNA ACERCA DEL USO DE ANTIVIRICOS PARA LA PREVENCION Y EL TRATAMIENTO DE LA INFECCION POR EL VIRUS DE LA GRIPE PORCINA ».

Pero sobre lo que no hay duda alguna acerca de la eficacia del Tamiflu, es que su venta masiva aumenta enormemente las ganancias de los accionistas de Roche y de Gilead , entre éstos últimos Donald Rumsfeld, ex director de la firma.

Llama además la atención que no se hace pública información alguna sobre el tratamiento aplicado para curar a los contaminados por el nuevo virus. ¿Se les administró Tamiflu, Relenza, antibióticos comunes, aspirinas o ningún medicamento? Tampoco se conocen informes médicos (autopsias, exámenes virológicos, bacteriológicos, etc) de los que fallecieron aparentemente a causa del nuevo virus.

Aunque en el mismo sitio web de la OMS (who.int/csr/disease/swineflu/faq/es) se dice (¿se confiesa ?) que :

«La mayoría de los casos de gripe porcina notificados anteriormente corresponden a pacientes que se recuperaron plenamente de la enfermedad sin necesidad de atención médica y sin recibir antivíricos ».

ES CIERTO QUE ANTE LA AMENAZA REAL O PRESUNTA DE UNA PANDEMIA GRAVE SE JUSTIFICAN PLENAMENTE LAS MEDIDAS PREVENTIVAS, QUE NO CONSISTE UNICAMENTE EN VENDER MEDICAMENTOS MAS O MENOS EFICACES SINO EN DISMINUIR LA VULNERABILIDAD DE BUENA PARTE DE LA POBLACION FACILITANDOLE LAS CONDICIONES DE ACCESO A UNA ALIMENTACION EQUILIBRADA Y COMPLETA Y A INFRAESTRUCTURAS SANITARIAS Y HOSPITALARIAS ADECUADAS.

El manejo de la actual pandemia suscita, como hemos visto, una serie de interrogantes.

La Organización Mundial de la Salud, que debería desempeñar un papel independiente y decisivo frente a las epidemias que asuelan el planeta, está demasiado comprometida con los grandes laboratorios farmacéuticos, como para creer en su objetividad . Su ex directora, Gro Harlem Bruntland, dijo en Davos el 29 de enero de 2001: "Debemos proteger el derecho de las patentes…La industria ha hecho un esfuerzo admirable para cumplir con sus obligaciones con sus donaciones de medicamentos y sus reducciones de precios". Y su director de gabinete explicaba esa profesión de fe por la necesidad de obtener financiación privada, pues los Estados les proporcionan pocos fondos, y de hacer buena figura ante Estados Unidos, que tiene los "cordones de la bolsa" mundial (Jean-Loup Motchane, Quand l'OMS épouse la cause des firmes pharmaceutiques, en Le Monde Diplomatique, julio 2002, p. 10).

Cabe entonces interrogarse acerca de si la presencia de fuertes intereses privados contamina negativamente las políticas públicas para enfrentar una emergencia sanitaria.

La respuesta es, evidentemente, SI.

AHORA SE DICE QUE LOS LABORATORIOS NO TIENEN LA POSIBILIDAD DE FABRICAR AL MISMO TIEMPO ESTE AÑO UNA VACUNA CONTRA LA GRIPE ESTACIONAL Y CONTRA LA GRIPE PORCINA Y QUE ENTRE EL 18 DE MAYO Y FIN DE MES SE TOMARA UNA DECISION A NIVEL DE LA OMS A FAVOR DE DAR LA PRIORIDAD A UNA U OTRA VACUNA.

CABE PREGUNTAR : ¿ES REAL LA IMPOSIBILIDAD DE FABRICAR SIMULTANEAMENTE LAS DOS VACUNAS (O UNA VACUNA COMBINADA PARA AMBOS VIRUS) AUNQUE SE MOVILICEN A ESCALA MUNDIAL TODOS LOS RECURSOS DISPONIBLES, PUBLICOS Y PRIVADOS ? ¿LA DECISION SE TOMARA SOBRE BASES RIGUROSAMENTE OBJETIVAS Y CIENTIFICAS Y EN FUNCION DEL INTERES GENERAL O EN FUNCION DE LOS INTERESES DE LA INDUSTRIA FARMACEUTICA?.


Industria farmacéutica privada y salud pública son incompatibles (Parte II Final)Alejandro Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)MARTES 19 DE MAYO DE 2009

II. Corresponde también preguntarse, si la presencia de fuertes intereses privados no afecta negativamente las políticas sanitarias en general y si es admisible que se lucre con la salud de los seres humanos.
La industria farmacéutica es una de las más rentables, sino la más rentable de todas las industrias, incluído el tráfico de drogas y la venta de armamentos.
Según la revista Fortune de abril de 2003 entre las 500 empresas industriales estadounidenses más grandes, las de la industria farmacéutica aventajan de lejos a las demás en tres criterios de beneficios : 14,5% sobre el capital, o sea 6 veces la media de las 500 empresas, 17 % de beneficio neto sobre el volumen de negocios, esto es 5,5 veces la media de las 500 empresas y el beneficio de las acciones alcanza el 27,6%, 3 veces más que la media de las empresas citadas por Fortune. (Entrevista publicada en la Revista En Marche, de la Mutualité Chretienne de Bélgica el 7 de marzo de 2005 al doctor Dirk van Duppen, autor del libro « La guerre des médicaments. Pourquoi sont-ils si chers ». Colección EPO, Bruselas 2005).
Además la industria farmacéutica tiene otras ventajas financieras: en Estados Unidos, sede de varias de las mayores transnacionales farmacéuticas, los gastos en investigación y en marketing se deducen de los impuestos y el impuesto sobre las ganancias ha sido del 16,3% en tanto que la media de dicho impuesto para las otras industrias ha sido 27,3% (Boston Globe, 23 de diciembre de 1999).
Las diez empresas farmacéuticas transnacionales más grandes vendieron en 2005 por 295 mil millones de dólares y tuvieron en ese año un beneficio de 58 mil millones. En el decenio 1996-2005 la tasa de rendimiento medio de esas empresas sobre el capital invertido -deducidos los impuestos- fue del 29%. En el mismo período invirtieron 288 mil millones en la investigación, 739 mil millones en marketing y administración y sus accionistas recibieron 317 mil millones de dólares. Es decir que en investigación se invirtió 2,6 veces menos que en marketing y administración y los dividendos percibidos por los accionistas fue superior a la inversión en investigación. (Datos extraídos del trabajo « Analyse socio-économique de l’industrie pharmaceutique mondiale pour la période de dix ans 1996-2005 », realizado por los profesores Leo-Paul Lauzon y Marc Hasbani de la Universidad Quebec de Montreal. http://www.cese.uqam.ca/pages/pub_recherche.php?sujet=pub_recherche#2006_).
El diario francés Le Monde del 31 de marzo de 2005 indicaba que Pfizer, el número uno mundial de la industria farmacéutica tiene 38.000 visitadores médicos en tres continentes y que en 2004 había gastado 16,9 mil millones de dólares en marketing, dos veces más que en investigación.
Un informe de setiembre de 2007 de la Inspección General de Asuntos Sanitarios (IGAS) de Francia, señala que los gastos de marketing de la industria farmacéutica en Francia representa el 12% de su volumen de negocios, más de tres cuartos en visitadores médicos (lo que representa 25000 euros por año y por médico visitado según el mismo Informe), y el resto en publicidad (13%) y en congresos (8,6%). Todo eso lo paga la Seguridad Social al rembolsar los medicamentos. Es decir el contribuyente.
El marketing de las empresas dirigido a los médicos (visitadores, muestras gratis, congresos más gastronómicos y turísticos que científicos) influye las decisiones de éstos cuando recetan medicamentos. Peor aún, médicos de gran reputación funcionan como comunicadores de empresas farmacéuticas, dando su « opinión autorizada » sobre las virtudes de un medicamento, ocultando que tienen intereses en el laboratorio que lo produce. Por esa razón una asociación de consumidores (Que Choisir) denunció en abril de este año ante los tribunales franceses a nueve médicos, por violación a la obligación de transparencia en la información médica.
El Dr. Van Duppen, en el reportaje ya citado, dice que un estudio de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de Estados Unidos, la institución pública que financia la investigación biomédica (en 2008 dispuso de un presupuesto de 29 mil millones de dólares) reveló que el 85% del costo del desarrollo de los cinco medicamentos más vendidos en los años 90 fué financiado por el Estado. Según el mismo estudio la industria contribuye con el 14% a la investigación fundamental, que es costosa e implica un riesgo financiero pues en muchas oportunidades no llega a resultados comercializables, con el 38% a la investigación aplicada y con el 48% al desarrollo final del producto.
El doctor Elías Zerhouni, director hasta octubre de 2008 del NIH confirma : « nosotros financiamos casi el 90% de la investigación en Estados Unidos en la esfera de la salud ». Sesenta por ciento en la investigación de base y 40% en la investigación aplicada. (Diario Les Echos, Francia, mayo 2008).
Dicho de otra manera, la innovación en la investigación biomédica la pagan los contribuyentes y los beneficios de la misma queda para las empresas, beneficios que vuelven a salir de los bolsillos de los contribuyentes que pagan (caros) los medicamentos.
Las empresas farmacéuticas defienden esta situación ultraprivilegiada con uñas y dientes, amparándose en las patentes o brevets.
El Acuerdo relativo a los aspectos de la propiedad intelectual relacionados con el comercio (ADPIC), es uno de los acuerdos fundadores de la Organización Mundial del Comercio. La orientación decididamente «liberalizadora » de la OMC cambia bruscamente en este Acuerdo, porque se trata de la propiedad monopólica u oligopólica, que detentan las sociedades transnacionales, de las tecnologías más avanzadas y de muchas marcas y patentes, que es fuente de enormes ganancias.
La duración de la protección conferida por una patente se ha fijado en 20 años (art. 33) y la de las marcas es indefinida (siete años renovables indefinidamente, (art. 18), lo que significa demorar excesivamente el momento en que los nuevos conocimientos pasan al dominio público, en beneficio exclusivo de los propietarios de las patentes. Y las grandes empresas farmacéuticas han encontrado la manera de prolongar la duración de las patentes de los medicamentos mediante una nueva presentación del mismo medicamente (nuevo uso) sin que haya innovación científica.
Y cuando países como Africa del Sud, Brasil, la India o Tailandia fabrican medicamentos a bajo precio, las grandes transnacionales los denuncian ante la Organización Mundial del Comercio, o ante los tribunales judiciales.
India perdió un litigio en la OMC frente a Estados Unidos y a la Unión Europea y la mayoría de las 39 transnacionales farmacéuticas que iniciaron un juicio ante los tribunales contra Africa del Sur desistieron a causa de la conmoción mundial que produjo la demanda.
Algunos grandes laboratorios han prometido rebajar los medicamentos contra el sida destinados a los países africanos, pero en ningún caso quieren aceptar la competencia de los mismos medicamentos producidos en países del Tercer Mundo, mucho más baratos. Incluso el laboratorio Pfizer ha preferido poner gratuitamente un medicamento, el fluconazole, a disposición de los enfermos en Africa del Sud, a aceptar la competencia del mismo producto de origen tailandés, quince veces más barato.
Después de arduas negociaciones en la Organización Mundial del Comercio, a fines del 2002 parecía haberse llegado a un acuerdo en el sentido de que los países pobres que no tienen capacidad para producir ellos mismos los medicamentos necesarios podrían recurrir a la importación de genéricos a bajo precio. Pero el 16 de diciembre de ese año Estados Unidos torpedeó el acuerdo proponiendo que el derecho de importar medicamentos genéricos se limitara a tres pandemias: el sida, la malaria y la tuberculosis y a otras 19 enfermedades transmisibles. La Unión Europea, a través de su entonces Comisario de Comercio Pascal Lamy, propuso una supuesta vía intermedia: que fuera la Organización Mundial de la Salud la que arbitrara en cada caso si una enfermedad constituye un problema de salud pública.
Germán Velázquez, responsable del programa de acceso a los medicamentos de la Organización Mundial de la Salud, rechazó la propuesta europea diciendo que ese no es el papel de la OMS, que las autoridades de cada país son las que deben decidir las prioridades en materia de salud pública.
El 30 de agosto de 2003 los medios de desinformación anunciaron que se había llegado a un acuerdo por consenso "histórico" en la OMC sobre los medicamentos genéricos y que de ahora en adelante los países pobres tendrían acceso a los mismos a bajo precio.
En realidad, el consenso consistió en que todos los demás países, detalle más o menos, se plegaron a las exigencias de los Estados Unidos, es decir a las exigencias de las transnacionales farmacéuticas.
En un comunicado conjunto, Médicos sin Fronteras e Intermón OXFAM resumieron bien los alcances del acuerdo, diciendo que el mismo sólo aporta algunos elementos positivos a los países pobres y preserva los intereses de la industria farmacéutica de los países ricos. Agregaron que "las normas sobre patentes seguirán elevando el precio de los medicamentos y que los miembros de la OMC no parecen darse cuenta de que las rígidas medidas que quieren imponer no van a servir para garantizar la producción de genéricos a largo plazo, más bien al contrario, los países en desarrollo tendrán pocas alternativas a los altos precios y a los monopolios de las compañías farmacéuticas". Criticaron también que el acceso a los genéricos se limite a situaciones de emergencia sanitaria.
El acuerdo sobre genéricos del 30 de agosto de 2003 empeora la letra del Acuerdo ADPIC que establece ciertas excepciones al régimen de patentes por razones de salud pública: la posibilidad de importar medicinas de los países donde se producen más baratas y las licencias obligatorias, que permiten a los países en condiciones de fabricar medicamentos baratos obligar a las empresas farmacéuticas a ceder los derechos de patente y de esa manera producir sus propias medicinas genéricas.
De todos modos, las "concesiones" de las transnacionales farmacéuticas, en el acuerdo del 30 de agosto de 2003, que de hecho son ventajas adicionales, no le costarán prácticamente nada, pues pues, por un lado, siguen teniendo acceso al mercado de los países pobres, que representa muy poco para ellas y continúan teniendo el monopolio del mercado de los países ricos, que representa la casi totalidad del mercado de medicamentos, donde no pueden ingresar los medicamentos baratos producidos en países del Tercer Mundo. África representa el 1,3% de las ventas de las transnacionales farmacéuticas, o sea 3,5 mil millones de dólares, contra 100 mil millones de ventas en Europa y 169 mil millones en Estados Unidos, según datos oficiales de Estados Unidos citados en julio 2001 en Durban (XII Conferencia Internacional sobre el SIDA) por el Dr. Richard Laing, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Durban.
Las grandes empresas farmacéuticas se libran a una competencia sin cuartel entre ellas, a fin de llegar primero al mercado con un medicamento nuevo y así embolsar suculentos beneficios. Lo que constituye un obstáculo mayor a la colaboración e intercambio científico entre los investigadores.
Como dicen dos investigadoras : « La rentabilidad de la industria depende en gran medida de la competencia de sus investigadores y de la rapidez con que éstos llegan a resultados comercializables. La confidencialidad de los datos es la regla de oro en tanto y en cuanto los resultados no son comercializados y patentados. Las empresas no quieren dejar deslizar durante la investigación alguna información importante que podría aprovechar un competidor…De manera que no hay perder de vista la importancia de diseminar los resultados de la investigación, en interés de los investigadores y de la protección de la población ». (Lorsqu’en recherche génétique financement privé ne rime plus avec santé. Geneviève Cardinal et Bartha Maria Knoppers, profesoras investigadoras en la Universidad de Montreal. 15/12/02. http://infodoc.inserm.fr/inserm/ethique.nsf).
Este bloqueo de la colaboración e intercambio de información entre los investigadores puede retrasar descubrimientos importantes para la salud pública.
Por ejemplo en el caso del sida la elaboración de una vacuna quizás podría alcanzarse más rápidamente si existiera tal intercambio y colaboración.
Para tratar de establecer la colaboración y el intercambio científico bloqueado por la competencia entre las transnacionales farmacéuticos, se creó en 1993 la Fundación Mundial de Investigación del Sida, patrocinada por la UNESCO y dirigida por Luc Montagnier, quien recibió en 2008, junto con Françoise Barré-Sinoussi, el premio Nobel de Medicina por sus trabajos que llevaron al descubrimiento en 1983 del retrovirus del sida en el Instituto Pasteur de Paris.
La obtención de una vacuna preventiva antisida es muy difícil a causa de las características particulares del retrovirus (capaz de integrarse al ADN de la célula huesped y utilizando el mecanismo de la misma célula para reproducirse) por lo cual varios ensayos han fracasado, el último de ellos el de Merck, que fue suspendido en 2008.
Precisamente el profesor Montagnier propone, hace ya unos diez años, un camino distinto: obtener una vacuna terapéutica, es decir no preventiva, sino curativa. El procedimiento consistiría en aplicar a los enfermos el tratamiento actual (triterapia), muy costoso, sólo tres meses y después la vacuna terapéutica. Lo que evitaría, entre otras cosas, aplicar la triterapia durante toda la vida del enfermo.
La idea de Montagnier es reforzar el sistema inmunitario con un tratamiento corto con triterapia y en ese momento atacar con la vacuna proyectada el virus que queda. El problema es –dice Montagnier- que la fracción de virus que queda insensible a la triterapia está mal identificado : es una especie de depósito que le permite reproducirse de nuevo rápidamente, desde que se suspende la triterapia. Actualmente, sigue diciendo Montagnier, existe la esperanza de bloquear el retorno del virus mediante una inmunidad bien dirigida. Ya disponemos –dice- de un biomarcador que permite evaluar la importancia de ese depósito viral. Por otra parte –sigue diciendo- el proyecto de vacuna implica que se modifican las proteínas del virus para presentar al sistema inmunitario sus partes menos variables.
Para investigar por ese camino hace falta financiación, dice Montagnier, la que le fue rehusada hace algunos años por la Unión Europea, que consideró “antiético” suspender la triterapia para medir la eficacia del nuevo procedimiento.
Agrega el descubridor del virus del sida: “Hoy en día todo el mundo está de acuerdo en que la triterapia durante toda la vida es impracticable en los países más afectados, donde entre el 5 y el 10 por ciento de la población está infectada. Una inmunización terapéutica es la sola esperanza de erradicar la infección después de una triterapia de algunos meses”.
En una conferencia científica organizada en el Parlamento Europeo el 7 de abril de este año, el profesor Montagnier insistió con el pedido de financiación por parte de la Unión Europea (Entrevista a Luc Montagnier publicada en la revista francesa Le Point, el 20 de abril de 2009).
¿Detrás de la resistencia a financiar la propuesta de Montagnier está la voluntad de las transnacionales farmacéuticas de preservar el negocio de la triterapia?
De todo lo expuesto hasta aquí, se impone como conclusión que la finalidad de lucro de la industria farmacéutica afecta negativamente las políticas sanitarias y la investigación biomédica en la perspectiva del interés general.

Parte I disponible en
http://tinyurl.com/pujv5a

Parte II disponible en
http://tinyurl.com/p9lpv9

sábado, 16 de mayo de 2009

"Esta gripe durará lo que dure enlos informativos” Entevista a Marc Siegel

"Esta gripe durará lo que dure enlos informativos”
Entevista a Marc Siegel, especialista en gripe porcina; profesor de Medicina, Universidad de Nueva York

Lluis Amiguet
La Contra, la Vanguardia, viernes, 01 de mayo de 2009

Tengo 52 años y he vivido y estudiado unas cuantas pandemias: esta es de las suaves. La gripe porcina este año es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca. Soy judío. Tengo 3 hijos pequeños y ningún temor.
hoy he llevado a mis tres hijos al cole como cada H mañana y he notado que el conductor del autobús al que saludo cada día antes de que salga de ruta tenía ojeras y cara de preocupación...

...

... Me ha dicho que se sentía mal, que tenía miedo de tener la gripe porcina...

¿Qué le ha dicho usted?

¡Que, por Dios, se dejara de virus y cuidara de la vida de mis hijos descansando bien para conducir! Y que si yo tuviera la mínima duda sobre la posibilidad de un contagio, no dejaría que mis hijos fueran al colegio.

Un buen argumento.

El pobre hombre sufría hipocondría causada por los medios de comunicación y esa gripe del miedo me preocupa más que la porcina. Y la están alimentando los estados: ¿Por qué tiene que salir todo un jefe de Estado a hablar por la tele de una vulgar gripe?

Es una oportunidad de lucirse.

Bastaría con un subsecretario; cualquier portavoz médico sería suficiente. Ese pánico irresponsable alimentado por las autoridades está causando mucho más daño que ningún virus y un enorme perjuicio económico en billones de dólares.

La economía mexicana está colapsada. ¡Y ni siquiera está claro que no viajar allí reduzca los contagios! ¡Pobre México! Mire, cuando uno va a México, la gripe porcina es, con mucho, la última en la lista de cosas por las que preocuparse.

¿Tan poco le preocupa esta gripe?

Es incluso más benigna de lo que imaginaba en un principio; está resultando suave: poco contagiosa y poco peligrosa.

Hay muertos.

Como cada año. Cada año la gripe causa miles de muertos sin que merezcan ni un segundo de televisión ni un titular ni siquiera en internet. Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales.

Ayúdenos, doctor.

Vayamos al epicentro de la pandemia: México DF tiene 20 millones de habitantes; pues bien: apenas ha habido un millar de casos.

Tal vez las autoridades mexicanas no han sido ni precisas ni eficaces.

¡Eso es otra barbaridad: afirmarlo alegremente así sin pruebas! ¡Qué linchamiento moral de todo un país sin más fundamento que los clichés y nuestra pretendida superioridad! Ya veremos quién se ha equivocado.

¿No cree que ha habido mala gestión de la pandemia en sus inicios mexicanos? No lo sé. Simplemente no lo sé. Y tampoco creo que nadie lo sepa ahora mismo. Me parece injusto que se dé esa impresión sin contrastarla con datos. Lo sabremos más adelante cuando la pandemia no salga en la tele y ya sólo nos interese a los especialistas.

Tal vez sean miles los infectados y los contagios hayan sido ocultados.

Incluso si fueran cinco veces más de lo que han declarado las autoridades, seguirían siendo estadísticamente inapreciables: cinco mil contagios sobre veinte millones. Adecue su temor a esa estimación estadística.

¿Esta gripe no le parece preocupante? Desde luego no debemos ignorarla: hay que monitorizarla, controlarla y seguir su evolución, pero es de las benignas: ni siquiera superará a la de Hong Kong de 1968.

¿Podría transformarse en muy dañina? El virus puede evolucionar a peor: eso es posible, pero no entra dentro de mis pronósticos y he estudiado muchas gripes. Este virus no aguanta más de dos contagios y ya está debilitado. Es una pandemia suave.

Con cobertura mediática virulenta.

Eso sí es preocupante: la propagación instantánea del virus del miedo a través de los medios nos está perjudicando más que la gripe. Lo realmente nuevo en este virus es esa cobertura que internet ha convertido en instantánea: ¿cuántas veces al día oímos la palabra gripe o la leemos?

Así no hay quien la olvide.

Esta gripe, la del 2009, durará lo que dure en las teles, radios y portadas de internet y de diarios. Poco a poco los programadores y directores verán que no da audiencia y la relegarán a espacios secundarios y al final no darán nada sobre ella.

¿Porcina es el nombre adecuado?

Está claro que proviene de los cerdos. Esta mañana yo estaba en la tele cuando un ciudadano nos ha enviado un correo: "Dice usted doctor que esta gripe viene del cerdo, tiene similitudes con la gripe aviar y se contagia entre humanos: ¿Eso significa que los cerdos por fin van a volar?"

Tiene gracia, pero no sé si ahora...

Al contrario: desdramaticemos. Sólo así eres capaz de actuar con acierto. El miedo es el que hace bajar la guardia. A ver: recuerde en todo momento que tenemos antivirales que funcionan y que estamos diseñando una vacuna sin problemas si es que al final hace falta. Más o menos como nos pasa cada año con las gripes.

¿Y si el virus se transforma y empeora? En el peor de los casos, con quedarnos en casa un tiempo desactivaríamos con eficacia su propagación.

Se especula con un virus fabricado.

Si fuera un virus creado por terroristas sería más letal: se lo aseguro. Tampoco está concebido en un laboratorio multinacional: no sería tan benigno. No es tan diferente de otras gripes - muchas ni fueron noticia-de nuestra historia.





La Contra| página nº 56

Virus histericusReleo el último artículo del doctor Siegel en The Washington Post y me relajo, y al tiempo me indigno por la alarma que causa - tiene razón-ver a jefes de Estado dando noticia de una vulgar y benigna - me asegura-gripe. A Siegel, autor de Gripe: todo lo que necesita saber sobre la próxima pandemia (Amat), le preocupa más el otro virus, el del miedo, que nos cuesta billones en todo el planeta y que ha encontrado en la inmediatez de internet el mejor agente propagador del contagio. Entrevisto al doctor por videoconferencia en la red: me cuesta 0,30 céntimos. Imaginen lo barato que sale acongojarse cada treinta segundos por un nuevo rumor universal. Esa sí es una pandemia peligrosa.

viernes, 15 de mayo de 2009

OMS: Uso de medicamentos en APS 1990-2006

estimadas y estimados
se acaba de difundir el documento sobre uso de medicamentos en atención primaria en países en vías de desarrollo durante 1990-2006.
Medicines use in primary care in developing and transitional countries: Fact book summarizing results from studies reported between 1990 and 2006, WHO/EMP/MAR/2009.3.

en la web de la Fundación Femeba esta una versión más liviana (de 1,5 Megas)
http://www.femeba.org.ar/fundacion/documentos/0000000129.pdf

miércoles, 13 de mayo de 2009

Entre la gripe y la crisis los laboratorios gozan de buena salud

Entre la gripe y la crisis los laboratorios gozan de buena salud
Por Alberto Ferrari
12 de mayo de 2009



Dos fantasmas recorren el mundo. La gripe A/N1H1 y la crisis financiera global. Hay epidemia, países que cierran sus fronteras. Hay millones de familias que se quedan sin viviendas y otros millones sin trabajo. Automotrices quebradas y bancos hundidos en su propio fango. Sin embargo, nada afecta a la industria farmacéutica. Al contrario, parece indemne a los pronósticos agoreros y crecen sus dividendos a contramano de otros sectores industriales. Además, la epidemia para algunos es la oportunidad de hacer negocios.

Roche de Suiza y Glaxo de Inglaterra son los dos laboratorios multinacionales favorecidos por la epidemia y sus acciones están en alza porque cuentan con los medicamentos que, en teoría, son los únicos eficaces contra la gripe A/N1H1.

La multinacional Roche anunció beneficios por 22.300 millones de dólares y un incremento de sus beneficios del 16 por ciento para este año, según explicó Franz Humer, su director general en Basilea, gracias a Tamiflu (oseltamivir), ese medicamento que hoy aparece como salvavidas ante el avance de la gripe y que ingresó en la dorada lista de los veinte medicamentos más vendidos en el mundo.

El laboratorio suizo espera facturar 847 millones de dólares en los próximos meses y ya facturó 2.650 millones de euros por la venta de Tamiflu a los gobiernos entre 2006 y 2007, cuando surgió el brote de gripe aviar.

Analistas financieros suizos señalaron que Roche hoy disfruta “de una situación de virtual monopolio aún a pesar de que la eficacia de Tamiflu no sea demostrable en el 100 por ciento de los casos”.

El laboratorio, con un “pico histórico” en la cotización de sus acciones, ha demostrado cierta sensibilidad y a través de su vocera Martina Rupp, aseguró que estaba dispuesto a compartir la licencia del Tamiflu, con aquellos países en condiciones de producir el medicamento. Los laboratorios estatales de Brasil y el laboratorio Cipla de India, son los únicos capaces de iniciar su producción en lo inmediato.

Glaxo posee el medicamento Relenza (zanamivir) también recomendado para enfrentar la epidemia de gripe y que en las últimas semanas ha recibido pedidos que multiplican por veinte el promedio habitual.

La empresa Sanofi-Aventis, propietaria del fabricante de vacunas Pasteur, también pronostica que sus ventas se incrementarán 12 por ciento en el próximo lustro y declaró un beneficio neto de 7.186 millones de euros para 2008, 3.2 por ciento más que el año precedente.

Los resultados financieros de los laboratorios indican que para ese sector no hay crisis y que sus acciones gozan de buena salud: Glaxo subió 5.7 por ciento desde que el Relenza fue mencionado como eficaz para combatir la gripe. Roche avanzó 3.5 por ciento gracias al Tamiflu. Pero también AstraZeneca cotizó 3.7 por ciento en alza y Sanofi-Aventis 2.4 por ciento.

La crisis sanitaria podría tener “impulsos únicos sobre el volumen de negocios” y traducirse “en un alza ligero y único de las ganancias”, según Andrew Weiss, analista del banco Vontobel de Suiza. Coincidentemente, Luc Olten, analista del Banco Helvea de Zurich pronosticó que las ventas de Tamiflu de Roche ascenderán durante 2009 a 792 millones de dólares.

También la unidad de salud de Bayer aumentó el beneficio operativo 4.5 por ciento hasta 693 millones de Euros durante el primer trimestre del año, mientras que la unidad química del laboratorio alemán mejoró durante esos tres meses su ganancia operativa en 6.7 por ciento, por 814 millones de dólares.

Schering-Plough de Estados Unidos acaba de anunciar beneficios por 18.500 millones de dólares y un incremento del 46 por ciento de sus ventas durante 2008. Mientras el laboratorio facturaba, ya había comenzado la crisis financiera norteamericana de la que hoy hablan el presidente Barack Obama y los diarios de todo el mundo.

También en medio de la crisis, Pfizer se convirtió en el primer laboratorio del mundo luego de la adquisición de Wyeth con un volumen de negocios por 75 mil millones de dólares. En el segundo puesto se ubicó Merck (MSD) que vaticina una facturación anual de 47 mil millones de dólares, después de adquirir a su competidor Schering-Plough, todas empresas de Estados Unidos, ese país donde explotó “la burbuja” financiera.

NO TODAS SON BUENAS NOTICIAS, AUNQUE APAREZCAN POCO

Pfizer y Merck, primero y segundo de ese ranking de negocios, comparten además un mismo historial salpicado de denuncias de fraude y de haber manipulado los ensayos clínicos de sus medicamentos para ocultar los efectos adversos.

Merck debió comprometerse en Estados Unidos a pagar millonarias indemnizaciones a los pacientes que sufrieron problemas cardíacos por el consumo de su analgésico Vioxx, finalmente retirado del mercado.

En el caso de Pfizer, conoció recientemente en los tribunales de Boston que manipuló la publicación de los ensayos sobre su fármaco Neurontin contra la epilepsia que desde el 2000 le garantizó a la multinacional ventas por alrededor de 2.800 millones de dólares.

Otro fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos, indica que las compañías farmacéuticas son responsables de los efectos secundarios de sus medicamentos, aunque ya hayan sido aprobados por las correspondientes agencias reguladoras. La sentencia fue el corolario de un juicio iniciado por la ciudadana norteamericana Diana Levine contra el laboratorio Wyeth, porque le tuvieron que amputar un brazo a causa de la inyección inapropiada del medicamento Phenergan, un fármaco que tomaba contra las nauseas.

Los abogados de la demandante consiguieron que el máximo tribunal les diera la razón de que la compañía farmacéutica debió haber aportado más advertencias sobre los peligros de administrar el medicamento de la forma en que su defendida lo recibió, incluso por iniciativa unilateral, al margen de los exámenes solicitados por la FDA.

La FDA, considerada en el pasado la agencia reguladora de medicamentos más segura del mundo, “cuenta con recursos limitados para regular los 11 mil medicamentos en el mercado. Los fabricantes tienen un mayor acceso a la información sobre sus productos, especialmente cuando ya están en el mercado y surgen nuevos riesgos”, sostuvo la Corte Suprema en su dictamen. No es ocioso recordar que en Argentina, desde la disposición 150/92 los laboratorios obtienen la autorización automática de comercialización todos aquellos medicamentos autorizados por la FDA o en otros nueve países del Primer Mundo. Una forma de ahorrarle a los laboratorios los gastos que demandaría repetir en el país los ensayos clínicos y otros exámenes considerados como “burocráticos”.

En Portugal, se ha iniciado una investigación sobre el presunto pago de sobornos por la multinacional Bayer a médicos para que recetaran sus productos, a partir de la denuncia de Alfredo Pequito, ex gerente de información de la compañía en Lisboa.

El “arrepentido” ex directivo confesó ante la Inspección General de Salud de Portugal que había repartido dinero, regalos, coimas y viajes entre los profesionales que aceptaran recetar los medicamentos de Bayer. Mientras prosigue la investigación, cuatro médicos han sido condenados, 23 están en proceso y a otros 83 se les inició una investigación.

A causa de este caso, se recordó que Bayer ha recurrido a “la compra del silencio” en la vecina España, donde al menos 60 personas murieron a causa del medicamento Lipobay, del que consiguió la autorización de venta en decenas de países ocultando información, según constató el secretario de Estado de Sanidad de Alemania, Theo Schroeder, cuando en 2001 las muertes se sucedían desde Japón a Estados Unidos.

“El ocultamiento de datos y documentos es una actividad no ajena a Bayer, una multinacional que creció al amparo del régimen nazi de Adolfo Hitler y que nunca ha indemnizado a las personas que utilizó como manobra de obra esclava en los campos de concentración”, escribió Miguel Jara, periodista del diario La Arena de La Pampa, Argentina.

Otro caso de ocultamiento de información y de versiones interesadas y tergiversadas para consumo de los medios de comunicación envuelve hoy al laboratorio Pfizer, que en 1996 probó su antibíotico Trovan en Nigeria, con el argumento de que era eficaz para combatir un brote de meningitis. Once murieron, el resto quedó con gravísimas secuelas como parálisis cerebral. El laboratorio intenta arribar a un acuerdo extrajudicial con los familiares de las víctimas.

Aquella desaprensiva actitud de Pfizer de utilizar a niños africanos como cobayos hubiese quedado en el anonimato, si no fuese por la persistencia de un grupo de periodistas de The Washington Post, que durante un año trabajó en la investigación del episodio y comprobó que el antibiótico Trovan fue distribuido en Nigeria, sin haber realizado los test previos, según las confesiones de un ex médico de la compañía, Jon Walterspiel, que en su momento había mandado una carta a los ejecutivos denunciando la violación de las normas éticas que la misma empresa había fijado para sus investigaciones. Está de más decir que ese profesional fue despedido poco después de presentar por escrito sus disidencias.

El medicamento se aprobó poco después en Europa y Estados Unidos, pero la Unión Europea lo retiró a los tres meses por sus efectos colaterales y en Estados Unidos se usa, pero con restricciones y en casos de infecciones muy severas.

Para entender como funcionan las multinacionales en materia de ocultamiento, distorsión de pruebas y la compra de “silencio” se recomienda la lectura de “El mundo según Monsanto”, de la francesa Marie-Moique Robin, que explica como la multinacional destruyó evidencias comprometedoras, soborno a periodistas, jueces y funcionarios, e incluso infiltró la agencia reguladora del medio ambiente (EPA) de Estados Unidos, para eludir los juicios iniciados por los efectos nocivos del “agente naranja” o dioxina, utilizado durante la guerra de Vietnam, pero que también contaminó a miles de norteamericanos.

jueves, 7 de mayo de 2009

16va lista modelo de medicamentos esenciales de la OMS

Estimadas y estimados



Se acaba de publicar en la Web, la nueva edición de la lista modelo de medicamentos esenciales junto con el informe técnico del comité de expertos y el 2do listado de pediatría

Los documentos están disponibles en

16va Lista modelo de Medicamentos Esenciales de la OMS, versión borrador [16th WHO Model List of Essential Medicines, March 2009 (Unedited version)]
http://tinyurl.com/ouce79

Selección y Uso de Medicamentos Esenciales Informe Técnico de la OMS, marzo 2009, Versión preliminar.[UNEDITED WHO Technical Report Series -- The Selection and Use of Essential Medicines, March 2009]
http://tinyurl.com/qwnqqr

Segunda Lista Modelo de Medicamentos Pediátricos Esenciales de la OMS. [Second WHO Model List of Essential Medicines for Children, March 2009 (Unedited version)]
http://tinyurl.com/qgoq4w

en la página de la Fundación Femeba
encontrarán una edición especial de la Folia Doc con un resumen en castellano de los cambios en el listado en relación a las modificaciones propuestas

Folia DOC: 16va Lista Modelo de Medicamentos Esenciales OMS Adiciones, supresiones y cambios. Suplemento especial. Fundación Femeba. Mayo 2009.



http://www.femeba.org.ar/fundacion/documentos/0000000121.pdf